Los circuitos alternativos a la PAU: entrar a la universidad esquivando exámenes y notas de corte
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Lucía Sánchez suspendió la EBAU (ahora PAU) y cursó dos años de Formación Profesional para piruetear alrededor de los exámenes. Xabier Yoldi dio brincos de una carrera a otra en un rodeo casi perfecto que le permitió tejer un puente sobre la nota de corte y cursar Física sin perder apenas tiempo por el camino.
Son las dos formas de eludir los exámenes y las notas de corte. Los alumnos de Formación Profesional pueden saltarse la fase obligatoria de la PAU e ingresar a la universidad sin realizar ninguna prueba adicional. Quienes no llegan a la nota que exige su carrera deseada pueden, a su vez, ingresar a un grado universitario similar para, en primer o segundo año, solicitar un cambio de expediente.
La nota de ingreso a la universidad se calcula sobre 14 puntos. Seis de ellos corresponden a la nota media de bachillerato y cuatro a la primera fase (la obligatoria, con cuatro exámenes) de la PAU. Los otros cuatro puntos, para llegar a los catorce, se logran por medio de la fase de admisión, una serie de exámenes optativos de los cuales solo dos (cuya nota más beneficie al alumno) acabarán contando para la calificación final. Unas y otras pruebas están basadas en materias que se imparten en el segundo año de bachillerato.
Un caso (casi) perfecto de rodeo universitario
Xabier Yoldi estaba en la playa, tomando el sol, en pleno verano, cuando le llamaron de la Universidad del País Vasco (EHU) para decirle que se convertiría en físico. Un circuito bien pensado y cerrado dentro de su universidad le permitió sortear una de las notas de corte más altas del País Vasco.
Hizo el examen de la EBAU con mascarilla, gel hidroalcohólico y distancia de seguridad. La pandemia y las dificultades del estudio a distancia llevaron a las administraciones a simplificar las pruebas: dieron a los alumnos la posibilidad de escoger entre dos modelos de examen (y, por tanto, de descartar aquellas preguntas que consideraran más complicadas), una vez estuvieran ya sentados y con el bolígrafo en la mano. Las notas de corte de algunas carreras subieron por las nubes. En la EHU la nota de acceso al Grado en Física subió de un 11,81 sobre 14 en 2019 a un 12,46 en 2020. Ese último año Yoldi (que quería estudiar Física) sacó un 11,9.
Se quedaba, pues, a las puertas, a solo 5 décimas o un año de distancia de convertirse en físico. Pero fue previsor y se apuntó, también, al Grado universitario en Ingeniería Electrónica. La nota de acceso para este era de 11,79 puntos, lo justo para que el estudiante lo cursara: "Entré raspado". La ventaja: que los dos primeros años de las dos carreras (a excepción de una asignatura del primer año) son idénticos. Un cambio de expediente permite, entonces, un rodeo casi perfecto.
"Si entramos 20 personas a la carrera, juraría que 15 teníamos la idea de cambiar a Matemáticas, Física o al doble grado (de Ingeniería Electrónica con Física)", afirma Xabier. No se conformó con un solo cambio. Primero se movió al doble grado y, el año siguiente, rectificó y decidió convertirse, exclusivamente, en físico.
Pero el cambio de expediente no es gratuito, exige un peaje en forma de nota: "Hay una serie de plazas y, si mucha gente quiere cambiarse, se elige por ahí. Yo pude cambiarme en primero, pero hubo gente que no". "No teníamos mucha información, solo sabíamos que teníamos que intentar aprobar todo, ese primer año sí que hubo presión", añade.
Aun así, dice que "si sobrevives a primero y quieres cambiarte, lo acabas haciendo". No queda, en el último año de carrera, prácticamente ningún futuro ingeniero electrónico: "Casi todos se han cambiado o lo han dejado, es una carrera puente, la mayoría la usa para saltar a otras a las que no pudieron acceder en selectividad porque tenían notas de corte más altas".
Luces y sombras en los cambios de carrera
El cambio de carrera, cuenta Arancha Brea, la directora del Centro de Información y Asesoramiento Universitario de la Comunidad de Madrid (CIAU), es un circuito "complejo". En primer lugar, porque "es necesario tener al menos 30 créditos reconocibles, convalidados", es decir, cinco asignaturas aprobadas, para solicitar un cambio de expediente. Y luego el proceso se da "según estipulan las normas de cada universidad, ahí está la trampa". Brea cuenta que "los centros deciden cuántas plazas ofrecen para cambios de expediente" y pueden, incluso, "no ofertar ninguna".
La posibilidad de cambiar de grado universitario está sujeta a que alumnos de una carrera la abandonen y, por tanto, dejen huecos que otros puedan rellenar. "Si una carrera está muy solicitada, como es el caso de Medicina, puede ser que no existan plazas para cambios", de hecho, dice la directora del CIAU: "Medicina... Medicina es muy complicado. Ni desde carreras similares, como enfermería".
Es importante, cuenta, atender a la causística de cada alumno, carrera y universidad: "En el caso de las ingenierías, por ejemplo, la cosa cambia". Algunos grados universitarios de este tipo, pese a estar muy solicitados y exigir, para un ingreso directo, una nota de corte alta, permiten realizar un rodeo con posibilidades "muy reales" de entrar desde otras carreras. "La nota de corte de Ingeniería Mecánica es alta, pero en muchas universidades comparte los dos primeros años con otras ingenierías, por ejemplo, la eléctrica, que suele tener una nota de corte baja", dice. El tiempo, además, juega a favor de los alumnos: "Es posible, en esos casos, solicitar un cambio en primero o segundo, y cada año es más fácil que vayan quedando plazas libres".
Arancha recomienda solicitar cambios dentro de la misma universidad: "siempre es más fácil, además, también suelen convalidar más asignaturas". "En cualquier caso, los alumnos tienen que informarse de su caso concreto", dice.
El Grado Superior como puente, el circuito de dos años
A Lucía Sanchez, en 2019, se le vino el mundo encima. Cuando suspendió la EBAU se encontró con un aparente callejón: "En los dos años de bachillerato los profesores siempre nos decían que iríamos a la universidad sin ofrecernos otras posibilidades, como una formación profesional, en caso de que sucediera algo así". Cuenta que "sacar la mejor nota en la EBAU, para entrar a la universidad, era la prioridad absoluta".
A ella siempre le han gustado los niños y quería estudiar Psicología, Pedagogía o Magisterio. El suspenso que truncó sus planes la hizo sentirse "muy mal, desanimada y un fracaso". La alternativa para esquivar el examen de acceso a la universidad: un grado superior de Educación Infantil. Cuenta que, en ese proceso, la orientadora de su colegio fue clave: "Me aconsejó sobre qué camino tomar y me acompañó en el proceso de solicitud de la FP".
El primer año de FP fue duro para Lucía. En ese momento, ella pensaba que los dos años de impasse serían "un bache". "Desde lejos, veía a todos mis compañeros tomar la vía donde se suponía que yo iba a estar bien", relata. "En el segundo año de grado mejoró mucho mi percepción. Entendí que no estaba perdiendo el tiempo, que cada persona tiene un ritmo diferente para llegar a la meta". Alcanzó su meta o, al menos, dio un paso en su dirección, en el curso 2021-2022, cuando ingresó al grado universitario en Magisterio Infantil.
Cuenta que, una vez en la carrera, haber cursado una Formación Profesional le supuso ventajas: "Durante los dos primeros años se notaba que quienes habíamos hecho un grado superior teníamos más conocimientos que los demás, sobre todo prácticos". Además, haber cursado una FP de la misma rama profesional de su carrera supuso que no "perdió" tanto tiempo como pensaba: "Pude convalidar muchísimas asignaturas de la carrera".
Aun así, y aunque está ya a punto de terminar sus estudios, dice que el suspenso proyecta una sombra larga: "Me quedó la espinita de no haber aprobado la EBAU e incluso pensé en hacerlo como una forma de superarme a mí misma, de creer que soy capaz de conseguirlo". Pero Lucía está dejándola atrás: "Supongo que el paso del tiempo me ayudó a no ver la selectividad como algo tan importante" y cuenta que "si pudiera volver atrás, me quedaría con el camino de la FP".
Arancha Brea, sobre el acceso a la universidad por medio de Formación Profesional: "Los alumnos de Grado Superior pueden hacer los exámenes optativos para llegar a los 14 puntos, normalmente cuando quieren entrar a carreras con notas de corte altas, pero no tienen por qué hacerlo, si la carrera de su elección no pide mucha nota pueden entrar solo con la media de la FP, que correspondería a 10 puntos de los 14". Además, dice, "se puede entrar desde cualquier formación profesional a cualquier carrera" aunque, si grado superior y universitario comparten rama profesional, "se pueden convalidar asignaturas por un máximo de 60 créditos, que corresponden a un año lectivo".
Los grados superiores están en auge. Según las últimas estadísticas sobre Formación Profesional, referentes al curso 2023-2024, publicadas por el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes, el número de matriculados en grados superiores se ha incrementado en casi un 40% en los últimos 5 años. Para la directora del CIAU la Formación Profesional está, además, "cada vez más valorada". Cuenta que, también, "se valora laboralmente a la gente que tenga un ciclo de FP y una carrera".
* Antxon Gómez Landajuela es alumno del máster de Reporterismo Internacional de la UAH con el Instituto de RTVE. Este artículo ha sido supervisado por la redactora jefa de Sociedad, Lucía Rodil.