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Las elecciones en Portugal, una prueba de liderazgo para Montenegro tras poco más de un año en el Gobierno

  • El primer ministro acude a estos comicios tras perder una moción de confianza motivada por un escándalo empresarial
  • Los sondeos sitúan a su partido en primer lugar, pero lejos de la mayoría absoluta
Portugal vota en unas legislativas sin caras nuevas
MARTA REY

Han pasado solo 14 meses desde que formó Gobierno (en minoría), pero el primer ministro de Portugal, Luís Montenegro, vuelve a enfrentarse a unas elecciones. En marzo —tras superar dos mociones de censura— presentó y perdió una moción de confianza que condujo a su dimisión a raíz de una crisis política desatada por los negocios de su empresa familiar. Ahora, en mitad de un clima de desencanto entre la población, el líder del Partido Social Demócrata (PSD) pone a prueba su liderazgo y busca cosechar un resultado que devuelva la estabilidad a un país que celebra sus terceros comicios en tres años.

Elecciones en Portugal, una prueba de liderazgo para Montenegro

El primer ministro de Portugal, Luís Montenegro AP Photo/Ana Brigida

Montenegro no quiere hacer "futurología" ni hablar de "escenarios" postelectorales. La gente votará, dice, por quien crea que "sacará adelante al país". Pero de acuerdo con los sondeos, los pactos serán importantes, ya que, aunque dan la victoria a la coalición gobernante Alianza Democrática (AD) —que integra al PSD—, la sitúan lejos de la mayoría absoluta y no está claro que pueda formar Gobierno ni con quién se aliará. Obtendría el 34% de los votos, según la última encuesta realizada por la Universidad Católica para varios medios portugueses. El Partido Socialista (PS) de Pedro Nuno Santos se alzaría como segunda fuerza con el 26%, seguido de la ultraderechista Chega, con el 19%.

En cuarta posición se sitúa Iniciativa Liberal (IL), con un 7%, cuyo apoyo a la AD sí le acerca a la mayoría absoluta. "Montenegro dejó en el aire esta posible coalición, que ahora mismo es la opción más probable", afirma a RTVE.es la profesora de Ciencia Política en la Universidad de Lisboa, Isabel David. Esta alianza, añade, es también la maniobra más cómoda para el primer ministro en funciones ya que, de hacerse efectiva, podrá cumplir con su firme promesa de no pactar con Chega y abre la puerta a una opción de Gobierno "más estable".

Un Ejecutivo en minoría, coinciden los expertos consultados, solo contribuiría a la inestabilidad.

Un líder bajo prueba "electoral y de autoridad"

"Estas elecciones funcionan como una prueba directa al liderazgo de Montenegro (tanto a nivel nacional como dentro de su partido)", explica a RTVE.es la profesora de Ciencia Política del Instituto Universitario de Lisboa, María Asensio. En un sistema parlamentario como el portugués, en el que la estabilidad depende de la articulación entre el Ejecutivo y la mayoría legislativa, "la capacidad de liderazgo se mide tanto por la eficacia del Gobierno como por la construcción de una narrativa política que movilice apoyo".

"La prueba es doble: electoral y de autoridad. Si Montenegro no logra un resultado claro, será muy difícil que se mantenga como referente en el espacio de la derecha portuguesa", subraya Asensio.

Coincide con Isabel David, que menciona que "siempre se habló de Montenegro como un líder de corta duración" del que "nadie pensó que podría convertirse en primer ministro". Su llegada al Ejecutivo fue "inesperada" y en su breve mandato "no se ha visto un proyecto que pueda tener éxito en los próximos años". Su objetivo ha sido "intentar ganar votos" con medidas como la bajada de impuestos o el aumento de salarios, porque "sabía que no aguantaría cuatro años".

Natural de Espinho, una localidad de 10.000 habitantes al sur de Oporto, Montenegro (52) se convirtió en primer ministro en abril de 2024. Ganó por la mínima los comicios celebrados tras la salida del socialista António Costa, que dimitió al conocerse una investigación por presunta corrupción. Previamente, había fallado dos veces al postularse a alcalde de su municipio, fue derrotado en su candidatura para dirigir el distrito de Aveiro dentro del PSD y, antes de ganar las primarias en 2022, perdió en dos ocasiones frente al exlíder de la formación, Rui Rio.

Una posición "frágil" y un capital político "debilitado"

Montenegro llega "en una posición frágil, tanto desde el punto de vista político como simbólico", defiende Asensio. No ha logrado "construir una base parlamentaria sólida ni una narrativa de liderazgo fuerte" y la moción de confianza, "precipitada por escándalos vinculados a su entorno familiar y por dificultades en la coordinación de la coalición, puso de manifiesto las limitaciones de su capital político".

Su discurso "se ha centrado sobre todo en rechazar a Chega y en defender una derecha moderada, pero eso no basta para crear una identidad política propia", añade la experta. Además, su acción en el Gobierno no ha contado con el tiempo suficiente para traducirse en reformas con impacto visible. "Y sin resultados es más difícil consolidar un liderazgo carismático o estratégico", asegura.

"Tiene que ganar las elecciones y conseguir la mayoría absoluta. De lo contrario, su papel en la política portuguesa se va a acabar", sostiene Isabel David, que añade que su adversario socialista está en una posición similar. "Si el PS no logra un resultado bueno y eso sería ganar las elecciones, me parece que Santos no seguirá liderando el partido", argumenta.

Una trama empresarial que alimenta el desencanto

La razón por la que Montenegro perdió la confianza del Parlamento (donde cuenta con 80 escaños) tiene que ver con Spinumviva, una compañía que fundó en 2021 (cuando estaba fuera de la política activa) y que ahora manejan sus hijos. Ahora está siendo investigada por haber recibido pagos de empresas en las que el líder del PSD trabajó en el pasado, como el grupo de casinos y hoteles Solverde, con sede en Espinho.

Montenegro ha defendido su inocencia y ha explicado que, aunque prestó "servicios de asistencia jurídica", lo hizo cuando no ocupaba ningún cargo político. "Nunca he cedido a ningún interés particular por encima del interés público", aseguró en marzo. Hay una investigación en curso de la Fiscalía contra el mandatario a raíz de una denuncia anónima sobre la que no han trascendido detalles.

Hasta ahora, al líder el PSD "le ha ido bastante bien", sostiene el profesor del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Católica Portuguesa, André Azevedo Alves. "No ha sido acusado de ningún delito y espera que una victoria electoral le proporcione relegitimación y un mandato más fuerte, lo que le permitirá afirmar que su conducta ética ya fue juzgada políticamente por los votantes (suponiendo que gane)", añade el experto.

Su imagen, añade Azevedo, "se ha resentido", pero el líder de la oposición "no parece poder sacar provecho político de ello". "Las encuestas muestran que, a pesar del escándalo, Montenegro sigue siendo considerado más apto para el papel de primer ministro que Nuno Santos", afirma el experto. Las informaciones sobre las empresas de Montenegro, sostiene Isabel David, no han importado tanto a la población porque no ven "alternativa creíble" en la izquierda del PS.

"Ese es el principal problema y no solo en Portugal, en toda Europa. Los liderazgos ya no proyectan la confianza de antes", subraya la profesora de la Universidad de Lisboa. Los líderes políticos "no logran resolver" los problemas de la gente —como el del acceso a la vivienda— y alimentan esa "falta de confianza" entre una ciudadanía que, además, en el caso de Portugal "está cansada de votar". A las recientes citas electorales anteriores se suma que en unos meses se celebrarán elecciones locales y en 2026, presidenciales.

Aunque Montenegro "no esté directamente implicado", señala Asensio, "la percepción de opacidad o favoritismo debilita la confianza pública, especialmente entre el electorado moderado, urbano y sensible a la integridad institucional", un tipo de votante "crucial para una fuerza como la AD, que busca diferenciarse tanto de la izquierda como de la extrema derecha".

El reto de Chega

Asimismo, afirma Asensio, este tipo de tramas "refuerzan la idea de una élite política desconectada de las preocupaciones de la ciudadanía y puede ser explotado" tanto por la oposición tradicional, como por partidos populistas como Chega. "El efecto no se limita a una posible pérdida directa de votos, también supone una mayor dificultad para que la AD movilice apoyo activo, lo que podría traducirse en abstención o en transferencia de votos hacia fuerzas más radicales", asegura la profesora.

Chega tiene el reto de mantener (o mejorar) el histórico resultado de los últimos comicios, cuando se alzó con 50 diputados de los 230 que conforman la Cámara. Su líder —que ha dado un parón en la recta final de la campaña por motivos médicos— comenzó su andadura en el PSD, formación que ahora sufre los estragos de su irrupción en el panorama político y que intenta arañarle votos con propuestas que podrían ser suyas, como el anuncio de Montenegro de expulsar a 18.000 inmigrantes en situación irregular.

"El discurso de Chega está muy bien articulado y robarle votos no es una tarea fácil", asegura la politóloga de la Universidad de Lisboa. Chega, dice Azevedo, sigue fuerte en las encuestas, aunque Montenegro —que ha rechazado públicamente formar una coalición con el partido de Ventura— ha logrado por ahora "evitar que la derecha centrista tradicional sea sustituida por la derecha radical (como sí ocurrió en Italia o Francia). Ambos coinciden, además, en que una alianza entre ambas fuerzas es muy poco probable.

Para los más conservadores, afirma Asensio, la propuesta sobre los migrantes puede ser "una señal de firmeza y control fronterizo", pero si se percibe como "arbitrario, inhumano o desorganizado" puede ser rechazado por otros sectores "más moderados o sensibles a los derechos humanos". Este asunto "genera tensiones internas" en la AD, que "intenta afirmarse como un partido de Gobierno responsable; pero que se siente presionada a endurecer posiciones para no perder espacio frente a la extrema derecha".

"Sin una narrativa coherente, estos episodios [se refiere también a la trama empresarial] acentúan la imagen de un Ejecutivo frágil y reactivo", sostiene la profesora del Instituto Universitario de Lisboa. Por ello, los resultados de este domingo no solo determinarán quién gobernará, también si la AD logra afirmarse como un proyecto viable de centro-derecha. "Si fracasa, su liderazgo podría ser cuestionado internamente, y el espacio político de la derecha podría entrar en una nueva fase de recomposición", concluye.