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El acoso escolar no es algo de niños: "Me daba mucho miedo, lo superas, pero no lo olvidas"

  • El bullying suele durar meses o incluso años y deja huellas permanentes en sus víctimas
  • Visibilizar el problema e involucrar a toda la sociedad es la estrategia clave para erradicarlo
Día contra el bullying: un 3% de los estudiantes sufre a diario acoso escolar
INÉS MODRÓN LECUE

Insultos, rumores, aislamiento, agresiones físicas o mensajes dañinos que traspasan las aulas y se instalan también en los móviles. El acoso escolar afecta a miles de estudiantes en España. Casi el 10% del alumnado se considera víctima de bullying o ciberbullying, según el último informe de la Fundación ANAR y Fundación Mutua Madrileña, y un 3% de los estudiantes lo sufren a diario, según los últimos datos del Ministerio de Educación.

Cerca de la mitad de los casos se alargan durante meses y uno de cada cuatro se extiende más de un año. Las señales de alerta más comunes incluyen una bajada del rendimiento escolar, síntomas de depresión, aislamiento social, baja autoestima e incluso, en los casos más extremos, ideas suicidas. El acoso presencial es el mayoritario, pero las redes sociales llevan el problema fuera del recinto escolar. Canales como WhatsApp, Instagram y TikTok se convierten también en escenarios cotidianos de hostigamiento, con un 20% de los casos en los que se utiliza la inteligencia artificial con este fin, especialmente por parte de los varones.

Los expertos recuerdan que la prevención y la formación son herramientas clave. Recomiendan a las familias y al alumnado proteger la privacidad en redes sociales, bloquear a los contactos abusivos, recopilar pruebas y, sobre todo, buscar apoyo en personas adultas y entidades especializadas.

"Dejas de ser una persona"

Blanca tiene ahora 32 años y todavía arrastra las cicatrices del acoso que sufrió en su infancia. "Todo empezó porque tuve piojos en Primaria", cuenta.

Te tratan de apestada, te aíslan, dejas de ser una persona para ellos

Aquello, tan común en la infancia, marcó el inicio de un largo periodo de hostigamiento que se convirtió en rutina: "Te tratan de apestada, te aíslan, dejas de ser una persona para ellos".

A partir de entonces, su rendimiento escolar se desplomó. "Empecé a suspender todo. Ir al colegio cada día era muy desagradable, me daba mucho miedo", recuerda. Cambiar de centro no supuso un alivio. En el nuevo, también encontró rechazo, alimentado por antiguos conocidos del colegio anterior. El patrón se repetía de nuevo. "Fueron años que nadie debería pasar", señala emocionada.

La lucha de Guille contra el acoso escolar

Envuelta en ese ambiente hostil, Blanca no sabía cómo pedir ayuda, tampoco entendía qué le sucedía. Sin comprender por qué recibía ese trato, empezó a desarrollar ideas tóxicas hacia ella misma y, al final, no vio otra alternativa que abandonar el colegio. Tardó varios años en atreverse a retomar la educación y, por fin, consiguió obtener el graduado en otro centro.

Tantos años después, todavía le cuesta mucho hablar de ello y prefiere no entrar en detalles de las agresiones que sufrió durante ese tiempo. Sin embargo, quiere contar su historia "para tender la mano" a todas las personas que están o han estado en la misma situación. "Con amigos, psicólogo y familia, al final lo superas, pero no lo olvidas", explica

Cada vez que camina por su ciudad y pasa por las puertas de alguno de sus antiguos colegios, los recuerdos vuelven y se le empañan los ojos. A veces, se encuentra con algunos de sus agresores y siente dolor. "Nunca me han ofrecido ninguna disculpa, es como si para ellos no hubiera pasado". Sin embargo, Blanca es consciente de que esa experiencia ha moldeado su carácter. "Salto muy rápido, me pongo a la defensiva enseguida. Al final, te vuelves más arisca y también muy vulnerable", cuenta.

Visibilizar el acoso para erradicarlo

La Asociación No Al Acoso Escolar (NACE) insiste en que la estrategia principal para erradicar el acoso escolar es conseguir que deje de ser un tema tabú. Su presidenta, Carmen Cabestany, explica que el bullying es una palabra "proscrita" en muchos centros educativos y señala a la formación integral como una herramienta clave.

La entidad ha elaborado un decálogo en el que desarrolla las pautas que han de seguirse para erradicar el acoso escolar. Visibilizarlo es el punto fundamental, pero debe acompañarse de una formación adecuada entre el profesorado y el alumnado. Los padres también necesitan información suficiente para ser capaces de detectar si sus hijos sufren o ejercen bullying y cómo proceder a partir de ese momento.

El ciberacoso no alcanza cifras demasiado elevadas, pero preocupa a los expertos. WhatsApp es un canal principal en todas las etapas, mientras que TikTok gana importancia en Primaria e Instagram en Secundaria. Las promotoras son principalmente las niñas, según el estudio de Fundación ANAR y Fundación Mutua Madrileña. Cabestany advierte que no funciona de manera independiente, sino que es "una manera más" de ejercer el bullying. Por un lado, facilita algunas actuaciones, porque "deja huella" y, por tanto, es más sencillo recopilar las pruebas que demuestran el acoso. Pero, por otro lado, es muy nocivo para quien lo sufre, porque excede los límites físicos del colegio: "La víctima nunca está a salvo. Les hace sentir muy mal porque, además, está a la vista de todo el mundo".

Carmen Cabestany: "Existe la ley del silencio en las escuelas"

Necesidad de protocolos efectivos

Cuando el acoso escolar ya se ha producido, los protocolos deberían activarse de inmediato. Sin embargo, muchas familias alertan al colegio sin obtener respuesta. "Lo tienen muy difícil", lamentan desde NACE, que denuncia el laberinto burocrático al que se enfrentan los padres, entre despachos que evitan asumir responsabilidades. "Se protegen unos a otros", aclara Cabestany.

Desde NACE, apuntan las "4D" que vertebran la estrategia de los centros educativos son el despiste ("no hemos visto nada"), la dilación ("danos tiempo para observar"), el descrédito ("el problema está en la familia") y el desmentido ("no ha habido acoso"). Por eso, es posible que una familia que denuncia un caso de bullying se vea envuelta en problemas con los Servicios Sociales, porque la administración deriva la responsabilidad a la propia familia. De hecho, NACE ha intervenido en procesos judiciales para evitar "retiradas injustas de la tutela de los menores" vinculadas a estas situaciones.

Es crucial que los centros educativos cuenten con protocolos de intervención "ágiles y efectivos", que se apliquen con "rigor y transparencia".

Cabestany es autora del libro 'El bullying es cosa de todos', en el que defiende que "cualquiera debería estar implicado en esta misión", puesto que el problema del acoso escolar es una lacra social. Los esfuerzos, señala, deben centrarse sobre todo en las labores de prevención. "La mejor solución es que no llegue a pasar", expone. Si llega a ocurrir, muchas veces la situación debe judicializarse y los padres se encuentran con que la ley no siempre les da la razon. La experta señala que esto se debe frecuentemente a que la familia no tiene pruebas suficentes para acreditar el maltrato.

Implicar a toda la sociedad

Las leyes, insiste la experta, son bienvenidas, pero el objetivo sería que toda la sociedad se implicase en la lucha contra el acoso escolar, sobre todo desde el plano preventivo. "Mucho de lo que se aplica a la violencia de género, podría aplicarse aquí también", explica. Por ejemplo, sería muy conveniente "hacer de todos los días el Día Internacional contra el Acoso Escolar" y que tuviera más presencia en los medios.

Una de las peticiones que señalan desde NACE es fomentar campañas importantes contra el bullying. "Con unos pocos minutos en fechas señaladas, no es suficiente para profundizar en la interrelación de todos los agentes que intervienen", reivindica su presidenta.

Con el objetivo de dar visibilidad al problema, la entidad ha impulsado la campaña ‘¡Yo, que tengo voz, la alzo contra el bullying!", en la que cuentan con rostros populares, como la actriz Toni Acosta, el periodista Matías Prats o el campeón internacional de muay thai Rubén Rondón, para concienciar en las redes sociales.

Más formación para atender a las víctimas

En cuanto al acosador, Cabestany aclara que "muchas veces es también víctima". Por esta razón, no es suficiente con utilizar solo medidas punitivas, sino que hay que "reeducar al agresor" y procurar "reconducirlo para la sociedad".

¿Y qué pasa con la víctima? Cuando un menor sufre acoso se siente muy mal y desconcertado, "porque no entiende por qué le hacen eso". En muchos casos, ni siquiera se ven capaces de hablar con sus familias, pero, cuando lo hacen, se encuentran con que, en ocasiones, los padres tampoco tienen conocimientos suficientes sobre este problema social. Si acuden al colegio, es probable que les respondan que el niño exagera, cuenta la experta. En ocasiones, con eso puede ser suficiente para que los progenitores resten importancia a la cuestión hasta que los síntomas se agravan.

Siete de cada diez estudiantes creen que el profesorado sí interviene ante las situaciones de acoso escolar, según el informe de la Fundación ANAR y Fundación Mutua Madrileña, pero los responsables del estudio consideran preocupante que un 30% del alumnado perciba que sus docentes no se involucran. Además, cerca de la mitad del alumnado reconoce que no actúa cuando ve que un compañero sufre bullying.

Los padres del acosador, subraya Cabestany, probablemente también lo negarán y los profesores, muchos de ellos sin formación adecuada, señalarán que son hechos puntuales. "Claro, el que maltrata no lo hace delante del profesor y, si los docentes lo ven como algo puntual, se pierde el concepto de reiteración, que es lo que define el acoso escolar", aclara la experta. También, insiste en que es necesario actuar "desde el minuto uno".

Una red contra el acoso escolar

Cabestany defiende el trabajo en red y la colaboración estrecha entre distintos sectores como plan de acción para acabar con el acoso escolar. Más allá del ámbito educativo, la interrelación se extiende a otros sectores: "Vamos a suponer que el menor se autolesiona o tiene ideas suicidas y va al hospital. Como están desbordados, le dan un ansiolítico y lo mandan a casa. Esto sería un ejemplo de mala actuación".

Otro podría ser lo que sucede con Fiscalía de Menores. Es frecuente que tengan que archivar porque son menores de 14 años, pero la experta se pregunta por qué no dan parte al colegio. Si no hay un buen trabajo en red y la sociedad no teje redes de protección de la infancia, "los niños se nos 'cuelan', metafóricamente hablando, por los agujeros de la red mal tejida que tenemos hasta ahora", aclara.