Erika Dos Santos, freestyler: "Hablo de lo que me gustaría cambiar"
- Ha sido una de las primeras mujeres en España en competir en las batallas de más alto nivel
- En sus letras habla de antirracismo y salud mental
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Cuando Erika llega a una batalla, dice que lo hace con todo: “Una mujer negra, gorda y del otro lado”. En esas tres condiciones, sus rivales suelen ver tres dianas, pero ella aprendió a transformar los insultos en su propio éxito. Así, desde que era adolescente, aprendió a usar el arte para darle la vuelta a su situación y encontró en el freestyle, según cuenta, su refugio.
“ Ser una chica me ha hecho destacar tanto para bien como para mal, desde ser el punto de mira a sentirme ignorada“
Abriendo camino
Desde que Erika Dos Santos empezó a rapear en San Cristóbal, el barrio de Madrid en el que creció, destacó por ser una de las primeras mujeres en ganar batallas de freestyle y ascender rápidamente de nivel. En un sector tan masculinizado, cuenta que: “Ser una chica me ha hecho destacar tanto para bien como para mal, desde ser el punto de mira a sentirme ignorada”. Afirma que su intención solo era rapear, como los demás, pero su género siempre ha sido “una mochila”.
“Me di cuenta de que se pueden cambiar las cosas cuando uno se lo pone como objetivo“
Ni el talento ni las ganas cedieron ante todas esas miradas. En 2017, con solo 20 años, se convirtió en la primera mujer en llegar a la última fase de las batallas de gallos de Red Bull, consideradas unas de las más importantes de habla hispana. Esa fase se llamaba ‘El último hombre’, pero su participación hizo que la organización cambiara el nombre a ‘La última oportunidad’. En ese momento, dice Erika: “Me di cuenta de que se pueden cambiar las cosas cuando uno se lo pone como objetivo".
Dejar un legado
Además de ilusionada con su nueva música, Erika está comprometida con diferentes iniciativas. En diciembre de 2024 participó en el primer Festival de Poesía y Música en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, en Argelia. Hasta allí llevaron ayuda humanitaria y dieron voz a su causa y su cultura mediante la música.
“Lo importante es dejar un mensaje de que se puede, un mensaje de igualdad, de cuidarnos, de cuidar a los demás y de seguir luchando“
Desde hace años, Erika da talleres en centros de menores, colegios e institutos. Cuenta que allí se encuentra con chicas en las que se ve a sí misma hace unos años. Adolescentes que se sienten atraídas por el freestyle, pero dudan al pensar en lo que les espera. “Me llena el hecho de sentir que puedo hacer a alguien que tenga una motivación, que se sienta bien o que se inspire”, reflexiona. Para ella, el rap ante todo es mensaje. Lo tiene presente cuando escribe letras sobre salud mental o antirracismo. Lo más importante, dice, “es dejar un mensaje de que se puede, un mensaje de igualdad, de cuidarnos, de cuidar a los demás y de seguir luchando”.
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