El gran tabú de los abusos sexuales a menores: la mayoría son perpetrados por familiares
- Víctimas relatan en primera persona cómo fueron abusadas en la infancia por sus familiares o su entorno de confianza
- Se estima que la violencia sexual en Europa afecta a uno de cada cinco niños, según un informe de Human Rights
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Cuando hablamos de abusos sexuales a menores siempre señalamos a la Iglesia y centros educativos y deportivos, pero pocas veces queremos ver que el gran problema lo tenemos en el seno de las familias. Son los más mayoritarios y devastadores. Uno de cada cinco menores sufre abusos sexuales, la gran mayoría en su entorno de confianza. El gran tabú de los abusos sexuales a menores es que la mayoría son perpetrados por familiares como el padre, abuelo, tío o primo de la criatura. El silencio es la gran arma de los abusadores, vamos a romperlo.
Se estima que en Europa la violencia sexual afecta a uno de cada cinco niños, según un informe Human Rights del Consejo de Europa. Entre el 70% y el 85% de los niños conocen a sus agresores por lo que la inmensa mayoría son víctimas de personas "de confianza". Víctimas de estos abusos relatan a Repor en primera persona como fueron abusadas en la infancia por sus familiares o su entorno de confianza, unos hechos que han marcado su vida para siempre.
El padre de Mar abusó de ella durante los primeros 15 años de su vida
Mar Moleón fue abusada por su padre desde que tiene recuerdos, lo que ha condicionado toda su vida. "A los 15 años le dije: para. ¿No ves que está mal esto que haces? Y paró". A los 39 años pudo finalmente contarlo y escribió el libro La voz escondida en el silencio. Mar nos cuenta que "cuando mi padre abusaba de mí, yo me evadía, me iba. Tu mente es como que se va a otro lugar mientras aquello está sucediendo y cuando acaba, vuelve. Es como una sensación de no aceptar que eso ha pasado, no querer mirar que eso está pasando y una manera para poder vivir".
“Cuando mi padre abusaba de mí, yo me evadía, me iba“
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El abuelo de Rosa abusó de ella y de todas las mujeres de la familia
Rosa Mares fue abusada por su abuelo materno de los cuatro a los once años cuando lo reveló a sus padres. "El primer recuerdo que tengo es con cuatro años intentando lavar unas braguitas manchadas de sangre", explica Rosa. Fue cuando lo reveló a sus padres y descubrió que su madre y sus tías también habían sido abusadas y no la protegieron.
Rosa Mares se intentó suicidar dos veces a los 15 años. Cuatro años más tarde denunció los hechos y logró encarcelar a su abuelo.
“Recuerdo con 4 años intentando lavar unas braguitas manchadas de sangre“
Los abusos sexuales intrafamiliares, el gran problema
Chelo Álvarez hace terapia a menores abusados sexualmente desde hace más de 30 años y explica que el gran problema está en los abusos intrafamiliares. "Fíjate que siempre ponemos el foco en los abusos dentro de la iglesia y en espacios escolares, deportivos, etc. y siempre nos estamos olvidando de los intrafamiliares, que es la parte más dura de todos los abusos".
“Estos tíos, la única enfermedad que tienen se llama patriarcado“
Y concluye: "Estos tíos no están enfermos mentales, tienen una enfermedad que se llama patriarcado, que yo hago lo que quiero con quien quiero".
Una fundación para ofrecer la ayuda
Vicki Bernadet fue abusada de pequeña hace más de seis décadas. Buscó ayuda y no encontró ninguna. "Sentía desconcierto, no entendía qué estaba pasando", explica Bernadet. En esa época, no se sabía ni que los abusos existieran. Fue pionera ya que en 1997 creó la Fundación con su nombre para ayudar a otras víctimas.
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Canalizar la rabia y el dolor a través de la música
La cantante Lídia Pujol también sufrió abusos en su infancia y la música le ha ayudado a canalizarlo a través de sus canciones. Pujol explica que "siempre te dicen que no aceptes caramelos de un desconocido, pero nadie te dice que no los aceptes de un conocido".
“Nadie te dice que no aceptes caramelos de un conocido“
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Revelar el secreto: momento clave para la recuperación
El momento clave para la recuperación de la víctima es el apoyo social que recibe cuando se atreve a revelar su secreto. Pero antes ya ha tratado de explicarlo de muchas maneras, nos cuenta la psicóloga Pilar Polo, que lleva décadas tratando a víctimas de abusos sexuales. Polo explica que a las víctimas les invade "el sentimiento de culpa, de vergüenza, de traición y de indefensión". También a sus progenitores protectores. La culpa por no haber sabido cuidar y proteger a tu hija o hijo es el infierno que viven la mayoría de padres y madres cuando se descubren los abusos sexuales.
Una madre, que quiere ocultar su identidad para proteger a su hija, explica a Repor que la menor sufrió abusos sexuales durante toda su infancia por parte de un primo. La víctima ha presentado denuncia ante los tribunales. La niña fue atendida en la Unidad del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, donde la pediatra Anna Fàbregas, que coordina el equipo EMMA, la Unidad de Atención a las Violencias hacia la Infancia y Adolescencia del Vall d'Hebron, nos cuenta que el 97% de los agresores son hombres, un 27% son menores de edad. El estrés postraumático —añade— que causan los abusos sexuales en los niños y niñas, les provoca problemas mentales y emocionales y también enfermedades graves.
“El estrés postraumático provoca problemas mentales y emocionales y enfermedades graves “
Barnahus o casa de los niños
Desde abril de 2024, los casos de menores abusados sexualmente se derivan a Barnahus, un centro pionero que concentra todas las intervenciones bajo el mismo techo en un entorno cálido y respetuoso para evitar la revictimización. En pocos meses, Barnahus Cataluña ya ha atendido más de un millar de casos.
Tarragona es la primera ciudad española en poner en marcha el modelo Barnahus o casa de los niños, y en parte lo es gracias al impulso que en su momento le dio la fiscal jefe de la Audiencia de Tarragona, María José Osuna.
Para que estos delitos no prescriban
A veces el perpetrador es de un entorno tan cercano que se le considera uno más de la familia. Es lo que le ocurrió a Esther cuando a los 10 años el párroco del pueblo la violó en unas colonias. Hace poco lo denunció a la justicia. Aunque el delito ya haya prescrito, Esther denunció para que su caso "sirviese de ejemplo y se sumara a los tantísimos habidos y para poder ayudar a otras víctimas del mismo perpetrador, si las hubiera, antes de que su delito haya prescrito". Y añade: "yo me enfrenté a mi agresor, mirándole a los ojos le expliqué todo lo que me había hecho sentir".
“Estos delitos no deberían prescribir nunca“
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Argumenta que estos delitos no deberían prescribir nunca, ya que "no es casualidad" que las víctimas tarden hasta 50 años a poder denunciar. Casi cuatro décadas después, los padres de Esther Pujol aún se preguntan "si hicieron bien en no denunciarlo ante los tribunales para proteger a su hija".