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El tabaco calentado a examen: ¿Qué piensan los fumadores de que se equipare al convencional?

  • "Si presto atención a la imagen, la calada no me sabe igual", comenta Laura
  • "La gente no va a dejar de fumar", defiende Noelia, "ya que es un círculo vicioso"

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Tabaco calentado: una mujer utilizando un dispositivo electrónico para calentar tabaco
Una mujer utilizando un dispositivo electrónico para calentar tabaco. GETTY

Laura sale del estanco ataviada con su abrigo, su bolso y una cajetilla de tabaco en la mano. Nada más pisar la acera no se lo piensa dos veces. Se guarda el monedero, quita el embalaje de plástico del paquete y saca un cigarro. Ahora ya está lista para continuar con su trayecto.

Empezó a fumar tabaco hace unos años por la "moda entre sus amigos", comenta pensativa. Durante ese tiempo, esta joven ha intentado varias veces dejarlo. El pasado septiembre probó por primera vez el tabaco calentado como alternativa "más sana" y ha estado un tiempo consumiéndolo.

"Mis amigos me dijeron que era mejor que el tabaco convencional. Se notaban mucho menos cansados. Me hablaron de muchos beneficios y me lancé a probarlo", explica mientras rememora ese momento. Una decisión que también apoyaron sus padres, ya que habían oído que era menos perjudicial para la salud de las personas. "Les dije que estaba en época de exámenes y no tenía pensado dejar de fumar, por lo que me pidieron que, por lo menos, probara esta opción", añade.

Sin embargo, esta estudiante cuenta que se sentía menos satisfecha al fumarlo, frente al convencional, y le generaba más adicción, por lo que optó por dejarlo aparcado.

Los conocidos como PTC imitan el comportamiento de fumar de los cigarrillos tradicionales mediante dispositivos electrónicos, que calientan el tabaco, produciendo aerosoles que contienen nicotina. Este subproducto de la combustión es una sustancia altamente adictiva procedente del tabaco, también se generan otras procedentes de aditivos y aromas añadidos. El usuario las inhala a través de la boquilla. 

Aunque no se encuentra muy extendido entre la mayoría de la población, según los datos de un informe de la Secretaría de Estado de Sanidad y de la Dirección General de Salud Pública, publicado en 2022, las ventas anuales de cigarrillos para este uso habían pasado en España de 419.942 en enero de 2017 a 4,2 millones en julio de 2018. 

"Ahora encuentras tabaco para calentar de diversos sabores en todos los estancos y eso está muy bien", explica la joven.

Debido a su escasa vida aquí en España, aún existe poca literatura sobre los efectos nocivos sobre la salud. Sin embargo, los expertos y recientes estudios hablan de la presencia de, por ejemplo, metales pesados como el hierro y titanio usados para colorar, o gomas y humectantes usados para dar forma al producto, así como de sustancias químicas que continúan siendo nocivas para nuestro organismo.

"Esto es un poco el mantra de la industria tabaquera. Hablamos de que puede contener menos sustancias que el tabaco tradicional, pero no podemos sustituir un mal por otro mal peor. Este marketing para la salud no nos sirve”, ha comentado a RNE el presidente del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, Francisco Pascual.

24 horas - Francisco Pascual: "El tabaco calentado es similar al convencional" - Escuchar ahora

Laura no parece segura de si es o no menos perjudicial para ella, a pesar de ello, tiene claro que "continúas metiéndote algo malo al cuerpo".

Hasta ahora, el tabaco calentado se clasificaba como "productos de tabaco novedosos" por lo que gozaba de una legislación más "laxa", frente al tabaco convencional, sin embargo, este martes el Consejo de Ministros dio un paso en la regulación de los mismos mediante un Real Decreto que veta los aromas en el tabaco calentado y obliga a incluir advertencias sanitarias.

Aromas y "salsas" adictivas

La mayoría de personas a las que hemos preguntado por la calle opinan lo mismo: los sabores te vuelven adicto. "Creo que esto es especialmente delicado en el caso de los jóvenes, ya que empiezan a fumar por estos y acaban enganchándose", comenta, por ejemplo, Olga. Esta trabajadora social probó el tabaco calentado cuando se comenzó a comercializar la marca IQOS, primera en introducir esta opción dentro de nuestro país, en el año 2016. Le gustaba la experiencia y más con los nuevos aromas que iban apareciendo en el mercado.

"Salsas" es el nombre con el que se conoce en la industria a estos aditivos incorporados en el tabaco. "Es verdad que el objetivo era volverlos más atractivos, ya que no podíamos venderlo como algo más saludable para las personas", explica Sergio, un antiguo trabajador de Philip Morris International, empresa tabaquera líder a nivel mundial y creadora del dispositivo IQOS.

Este antiguo empleado cree que va a ser un duro golpe para la empresa. "Si yo me dedico a vender cerveza y me la prohíbes, me haces polvo", opina este antiguo comercial. Además, el elevado precio de los dispositivos es otro de los motivos por los que la gente suele echarse hacia atrás. Lo que sí que subraya, pese a este revés, es que la empresa acabará reinventándose de una u otra forma.

En el caso de Laura, no descarta volver a rengancharse, pero tal vez se lo plantee dos veces antes de volver debido a las nuevas restricciones que plantea la legislación. "El olor tampoco es muy bueno sin esos aromas y puede ser algo que influya en el consumo de la gente si se prohíben", añade.

Mensajes informativos y fotografías obligatorias en los paquetes

"El humo del tabaco contiene más de 70 sustancias cancerígenas", este será el mensaje informativo que tendrán que llevar a partir de ahora las cajetillas del tabaco para calentar. Además, las fotografías preventivas serán también obligatorias.

"El olor tampoco es muy bueno sin esos aromas y puede ser algo que influya en el consumo [...] si se prohíben"

"Si presto atención a la imagen, la calada no me sabe igual. Muchas veces he preguntado a la gente cómo podían fumar viendo esas imágenes, creo que siempre provoca algo. En ocasiones lo he dejado por campañas que he visto", relata Laura.

Danielo pone la misma cara de angustia que la joven cuando le preguntamos acerca de lo que le evoca este tipo de fotografías. "Hace muchos años me compré una cartera para llevarlo porque me hacía sentir mal ver algo tan violento", detalla este empresario italiano, quien lleva cerca de 30 años con el cigarrillo en el bolsillo. Ve con buenos ojos la medida, ya que cree que puede servir para remover algo dentro de la gente, especialmente a la más mayor. Sin embargo, le parece paradójico que ahora el Estado ponga leyes sobre aquello que en un primer momento dejaron vender con total libertad.

Legislación más restrictiva contra el tabaco y sus derivados

La mayoría de los encuestados, pese a ser fumadores asiduos, sí que apoyan las medidas y las ven como necesarias.

Por otro lado, las voces críticas siguen estando presentes, como es el caso de Noelia y Brenda, quienes no opinan lo mismo sobre la eficacia de este tipo de medidas. "No ayudan. También hay que ver en qué medida fuma la gente. Si te dura un paquete tres o cuatro días, tampoco estás fumando mucho a lo largo del día", sostiene la segunda. Ambas llevan cerca de 10 años fumando y no han probado nada relacionado con los dispositivos electrónicos. Creen que estas "alternativas" no llevan a nada, ya que continúas siendo esclavo de algo, ya sean los cigarros, los cigarrillos electrónicos o los vaper.

"La gente no va a dejar de fumar. Al final es un círculo vicioso para que sigamos enfermando, tengamos que ir al hospital, así como seguir comprando medicamentos", explica Noelia, "aunque pueda ser perjudicial a mí me relaja y no tengo pensado dejarlo".

Por el momento, el nuevo decreto sólo afecta al tabaco calentado, no obstante, el Ministerio de Sanidad ya está estudiando ampliarlo al resto de dispositivos electrónicos del mercado. Un largo camino que, por el momento, seguirá generando polémica.