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Orgullo LGTBI+ 2023

Uno de cada tres jóvenes en España no se considera heterosexual y un 8% de personas LGTBI informan de agresiones

  • Los delitos de odio por orientación sexual se han duplicado y la violencia verbal ha aumentado un 20% respecto a 2020
  • Un 4% de españoles no se identifica como hombre ni como mujer

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Radiografía de los derechos LGTBI en España
Radiografía de los derechos LGTBI en España

España es uno de los países del mundo con mayor población LGTBI. Alrededor de un 14% de personas no se consideran heterosexuales y un 4% de la población asegura no sentirse identificada con las categorías de género hombre y mujer, según la última encuesta de Ipsos Global Advisor (2023).

Sin embargo, a pesar de que las diferentes identidades de género y orientaciones sexuales parecen estar cada vez más aceptadas, la realidad es que las personas LGTBI aseguran seguir sufriendo discriminación y luchando por alcanzar visibilidad e igualdad en todos los ámbitos de la sociedad.

En los últimos cinco años, prácticamente tres de cada diez personas afirman haber sufrido acoso o discriminación y más de un 8% dice haber sufrido agresión física o sexual en ese periodo, de acuerdo con el informe Estado de Odio de FELGTBI+, con datos de 2023.

El número de jóvenes bisexuales es seis veces mayor respecto a otras generaciones

En España, un 12% de personas se consideran parte de la comunidad LGTBI. Un 6% de la población se considera gay o lesbiana y un 5% bisexual. Las personas que se consideran pansexuales u omnisexuales -se sienten atraídas por todos los géneros- o asexuales -no experimentan atracción sexual hacia ningún género- también forman parte del colectivo.

Los datos de Ipsos revelan una tendencia creciente entre las generaciones más jóvenes a no encajar con la orientación sexual más normativa: tres de cada diez jóvenes de la Generación Z -nacidos entre finales de los 90 y 2010- no se consideran heterosexuales. Respecto al resto de generaciones, el número de personas bisexuales -sienten atracción por hombres y mujeres- aumenta hasta seis veces.

A pesar de que cada vez hay más orientaciones sexuales normalizadas, la realidad parece contar otra historia. Según el último estudio del área LGTBI de UGT, el 50% de personas no heterosexuales han sido agredidas verbalmente en los últimos dos años en ámbitos extralaborales y solo un 6% de las mismas presentaron denuncia ante la policía.

Aunque las agresiones verbales son las más frecuentes, el colectivo LGTBI sigue luchando contra otros tipos de delitos de odio que, en los peores casos, lleva a lesiones, agresiones, abusos sexuales e incluso la muerte.

Según el último informe del Ministerio del Interior, entre 2014 y 2021 se registraron casi 2.500 delitos de odio por orientación sexual. De 2015 a 2020 la cifra se había mantenido entre 169 y 283 casos anuales, pero en 2021 se registraron hasta 477 delitos de odio -un 19% del total de los últimos ocho años-.

Lesiones, amenazas y abusos sexuales son los tres tipos de delitos de odio que más se han contabilizado en los últimos años. Respecto a los años anteriores, en 2021 se registraron menos abusos y agresiones sexuales, pero el número de lesiones se duplicó y también se anotó el mayor número de amenazas, injurias y trato degradante desde 2014.

Un 4% de la población española no se identifica como mujer ni hombre

Mientras que apenas un 1% de las personas del ‘baby boom’ -la generación nacida entre después de la Segunda Guerra Mundial y finales de los 60- se consideran personas trans, un 5% de personas de la generación Z -aquellas nacidas entre finales de los 90 y 2010- y un 6% de los millenials -nacidos entre los 80 y los 90- no se identifican como mujeres ni hombres.

Aquí es importante destacar la diferencia entre sexo, género e identidad de género. Mientras que el sexo, masculino o femenino, es asignado al nacer en base al conjunto de características biológicas -genes, hormonas y genes-, el género es una categoría legal y social que establece los estereotipos y estándares de comportamiento que se esperan de hombres y mujeres.

Por otro lado, la identidad de género es elegida y se trata de cómo la persona se percibe a sí misma en relación al género y cómo lo expresa a través de su comportamiento, aspecto y forma de vestir.

Por tanto, las personas cisgénero son aquellas cuya identidad de género coincide con el sexo biológico y las personas transgénero las que cuya identidad de género es diferente al sexo asignado y, por tanto, pueden sentirse identificadas con un género -hombre o mujer-, ninguno -no binarias- o los dos -género fluido o pangénero-.

Estos datos hacen que nuestro país sea visto como uno de los más avanzados en derechos LGTBI del mundo y, tras la entrada en vigor de la Ley Trans, de la que también derivan la prohibición de las “terapias de conversión” y la prohibición de la mutilación genital de menores intersexuales, España se ha convertido en el cuarto de 49 países europeos que más protege a la población LGTBI, según el índice anual Rainbow Europe de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA).

Sin embargo, a pesar de haber escalado seis posiciones en el ranking de ILGA, siete de cada diez personas del colectivo piensan que la polémica generada en torno a la Ley Trans ha afectado negativamente a la percepción que tiene la sociedad sobre las personas trans, según el estudio de UGT.

Es más, el sindicato indica que en 2023 la violencia verbal contra las personas trans ha aumentado un 20% respecto a 2020. Un 68% afirma haber sufrido ataques verbales como insultos, chistes, calumnias, comentarios, gestos y actitudes despectivas. Y, a la hora de buscar trabajo, un 55% de personas trans aseguran haber sido rechazadas directa o indirectamente.

De acuerdo con Ipsos, el 19% de los españoles cree que las personas trans sufren poca o nada discriminación y tres de cada diez personas no están de acuerdo en incluir alternativas a hombre y mujer en documentos oficiales como pasaportes.

Desde un punto de vista generacional, en la mayoría de los casos, las generaciones más jóvenes, Z y millenials (Y), son las que están más de acuerdo con llevar a cabo prácticas y políticas que protejan a las personas trans y no las obliguen a encasillarse en un género, por ejemplo, a la hora de utilizar un aseo público.

Una visión global: 10 países de la ONU condenan con pena de muerte las relaciones sexuales homosexuales

De 193 estados miembros de la ONU, 62 países consideran ilegales las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y dos las criminalizan de facto, según la última actualización de ILGA. Arabia Saudí, Brunéi, Irán, Mauritania, Nigeria y Yemen las condenan con pena de muerte y en otros cinco países (Afganistán, Emiratos Árabes Unidos, Pakistán, Qatar y Somalia), también se contempla la pena de capital.

Europa es el único continente en donde ninguno de sus estados criminaliza las relaciones homosexuales. Por otro lado, se consideran ilegales en el 78% de países de Oceanía, en el 60% de países de África, en el 48% de Asia y en el 17% de América.

Uno de los avances más recientes de nuestro país ha sido la prohibición definitiva de las “terapias de conversión”, que fue aprobada este 2023 y que convierte a España en uno de los 10 países del mundo que regula legislativamente y prohíbe explícitamente esta práctica contra los derechos del colectivo. De todos los estados miembros de la ONU, estos procedimientos solo se restringen en mayor o menor medida en 23 países y sigue sin regularse en los 170 restantes.

El 35% de países de la ONU reconocen alguna forma de unión legal entre personas del mismo sexo, pero solo en 34 estados se reconoce plenamente el matrimonio igualitario. Europa es el continente donde más estados reconocen el matrimonio homosexual y la unión civil con 31 países frente a 17, la última incorporación ha sido la de Estonia hace apenas una semana. En el resto del mundo, en África solo se reconoce en un país de 54 y en Asia, en otro de 42. Por otro lado, en Oceanía se contempla en dos de 14 países y en América en 11 de 35 estados.

Estos datos sitúan a España a la cabeza en materia de derechos LGTBI, pero no exime de la lucha contra la discriminación que sufren las personas por su orientación sexual e identidad de género alrededor de todo el mundo. A pesar de los múltiples avances recientes, aún quedan aspectos en los que seguir avanzando y que se reivindican en este mes del Orgullo, como el reconocimiento de la unión civil de parejas homosexuales o la protección a nivel constitucional del colectivo.