Enlaces accesibilidad
Premio Cervantes 2023

Rafael Cadenas: "Muchas de las expresiones de 'El Quijote' son poesía involuntaria"

  • El poeta venezolano recibirá el próximo lunes el Premio Cervantes de manos del rey

Por
El poeta Rafael Cadenas emocionado por recoger el Premio Cervantes

A pesar de su fama de "poco hablador", el poeta venezolano Rafael Cadenas desgrana a sus 93 años la esencia de su ser poético con una fluidez precisa aunque pide educado a los periodistas que "se acostumbren a sus pausas", en las que cavila con detenimiento cada respuesta. "Creo que la esencia de la poesía está en realidad en todas las bellas artes, la música, la pintura...", arranca.

Para el último Premio Cervantes, el misterio, a medio camino entre el sueño y la realidad, se esconde en "la totalidad de la lengua", entreverado en el andamiaje de la "fascinante" etimología de las palabras del diccionario que a veces resuenan a pura belleza.

"Está el ejemplo de 'atónito' que significa alcanzado por un rayo y es casi una frase poética", explica con humildad y sentido del humor en un encuentro con medios celebrado en la Biblioteca Nacional.

"Les agradezco que hayan venido aquí a intimidarme", añade con ironía recien aterrizado de Caracas y recuerda que cuando le comunicaron el máximo galardón de las letras hispanas, donde figuraba desde hace años en las quinielas, le pareció "un extravío".

Cadenas no ha avanzado cómo será su solemne discurso en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares el próximo 24 de abril, pero sí ha deslizado que conectará con "la poesía involuntaria" que recorre El Quijote "en muchas de sus expresiones". Una pieza maestra que le "embriagó" en su adolescencia y a la que retornó años después con "otra perspectiva" hacia Cervantes.

En esta reverencia por las claves del idioma, la carrera del escritor venezolano ha fluido hacia un destilado absoluto que trasciende con naturalidad hacia el pensamiento filosófico. Lo refleja en sus delicados poemarios de aforismos como Dichos y Contestaciones (2018), casi elevados a haikus, en los que condensa en una frase la reflexión aguda o en la cima lírica de su poema, "Derrota" (1963), aupado como marca de su generación. Un emblema desgarrador sobre el desencanto juvenil ante el fracaso revolucionario.

"Es el poema más publicado y traducido. Me sorprende porque no es muy alentador, de hecho, es bastante descorazonador. Lo escribí en un estado de ánimo depresivo y para contradecirlo escribí "Fracaso" que tampoco es muy alentador. Al principio reuní frases sueltas que acabaron siendo versos", recuerda sobre su génesis.

"El centro del escritor deber ser la creación"

El primer Premio Cervantes venezolano ha convertido la disidencia "sin ataque" en la argamasa que conforma vida y literatura. Crítico con el Gobierno de Nicolás Maduro, aunque ha declinado opinar sobre la situación sociopolítica en su país, su militancia comunista en los 50 le llevó al exilio en la isla de Trinidad, donde aprendió inglés y se convirtió en traductor, hasta el retorno a una convulsa Venezuela donde ha ejercido como profesor universitario durante cuatro décadas.

"Yo siempre aconsejo que no se busque la fama. El centro del escritor debe ser la creación y olvidarse de todo lo demás. También recomiendo estudiar la lengua y leer a los poetas con los que se tenga afinidad", sugiere en una invocación constante de la llaneza en palabras del Maese Pedro de El Quijote al que cita.

El cronista del desencanto latinoamericano pero también de la quietud y la hermosura se asoma alegre y levemente tímido. El poeta que derrama en sus versos que "nada más llegar se quiere ir", observa con cierto extrañamiento ser el foco de las miradas, pero Cadenas vía "Derrota" y "Fracaso" es un gigante de las letras.

Ha sumado premios como el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el Nacional de Literatura de Venezuela o el Internacional de Poesía Federico García Lorca-Ciudad de Granada en una carrera de fondo a la que se une la cumbre del Cervantes.

¿LLega el galardón demasiado tarde? "Llegó en mi vejez y es preferible recibir el premio cuando estaba en buenas condiciones físicas. Me cuesta viajar aunque el aeropuerto de Madrid me pareció inmenso", bromea.

Trabajador incansable, el también ensayista afirma que seguirá escribiendo cada día porque queda por aflorar obra de "hace cuarenta años que se quedó en carpetas y llevo años intentando que se publique en Venezuela y es algo que me abruma".

Para apuntillar su presunta falta de locuacidad, desenfunda un cuaderno y declama un poema de su referente, el checo Rainer Maria Rilke, al que idolatra en un ideario convergente en la síntesis metafísica. En este duelo oficioso la palabra escrita emerge victoriosa. "No es lo mismo hablar que escribir porque cuando uno habla siente que le falta algo, pero la escritura no tiene límites". Se despide con una sonrisa sabia paladeando morosamente el significado preciso y su misterio.