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Los riesgos del consumo de ansiolíticos en personas mayores: de falta de reflejos a más caídas nocturnas

  • Más de una cuarta parte de los mayores de 65 años lo toman y ahora ha aumentado su consumo en mujeres
  • Su utilización a largo plazo puede acarrear graves riesgos

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El consumo de ansiolíticos, un riesgo a largo plazo

España está a la cabeza del consumo de ansiolíticos que, aunque pueden parecer aparentemente inofensivos, sus efectos secundarios y el riesgo de crear dependencia los ha puesto en el punto de mira.

Las benzodiazepinas están en el grupo de fármacos denominados como hipnóticos o sedantes y se utilizan en casos de ansiedad o insomnio. Estos psicofármacos son de los medicamentos más prescritos en España, especialmente para personas mayores. De hecho, España es líder mundial en el consumo de estos medicamentos.

Más de una cuarta parte de los mayores de 65 años toman alguno y ahora ha aumentado su consumo en mujeres. Y, mientras que su beneficio a corto plazo está demostrado, su utilización a largo plazo puede acarrear graves riesgos, entre los que se encuentran el incremento de caídas y fracturas de cadera.

Un problema de salud pública

"Inhiben los mecanismos que nos mantienen en tensión" ha explicado en Hablando Claro el doctor César Carballo. El abuso de psicofármacos es considerado un problema de salud pública que se ha disparado tras la pandemia. Unos medicamentos que son recetados y, en algunos casos, se toman como si fueran gominolas.

"Precisamente hay dos efectos que son la ansiedad y la inducción del sueño los que originan un consumo crónico de esta medicación", ha señalado Carballo, que ha insistido en que tenemos un problema serio en nuestro país al tiempo que ha resaltado que más del 10 % de españoles consume ansiolíticos y que un 45 % de los empleados públicos lo hace a diario.

Graves efectos secundarios

Carballo ha destacado que estos medicamentos tienen muchos efectos secundarios y que el grupo de edad que más los sufren son los mayores de 65 años que los utilizan para inducir el sueño. Entre ellos se encuentran la sedación excesiva aumentando el riesgo de caídas.

"Lo vemos muy frecuentemente en los servicios de urgencias: pacientes mayores que se han caído y tienen una fractura de cadera o un traumatismo craneoencefálico. Estamos hablando de cosas muy graves", ha subrayado Carballo.

Igualmente pueden provocar un deterioro de la memoria, "pensamos que hay una progresión de demencia, pero lo que para es al final un efecto secundario de estos psicofármacos", ha explicado el experto.

Los ansiolíticos, aunque sean utilizados para inducir el sueño, por su consumo crónico pueden provocar el efecto contrario. "Disminuye nuestro sueño reparador, con lo cual los pacientes se despiertan todavía más cansados de lo que se han acostado, así duermen por el día, no duermen por la noche y potencian el tomar más".

También hay otros efectos secundarios como la disfunción eréctil, la incontinencia urinaria y otros dos muy graves: efectos sobre la función respiratoria y cardiaca potenciando la apnea de sueño que puede provocar la muerte.

Cómo dejar los ansiolíticos

En caso de querer dejar estos fármacos Carballo se ha mostrado tajante: "Nunca hay que hacerlo de golpe, puede crear un síndrome de abstinencia muy grave y siempre hay que acudir al médico".

El experto ha indicado que retirarlos no es especialmente fácil y que en ocasiones puede ser necesario apoyarse en otra medicación para evitar el síndrome de abstinencia.