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La huella de Almudena Grandes en la Feria del Libro: "Tenía un vínculo extraordinario con los lectores"

  • La Feria dedica un homenaje a la escritora, que falleció el pasado año
  • Grandes nunca faltaba a la cita y era legendaria su dedicación en las firmas

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Almudena Grandes firma libros en 2014 en una de las casetas de la Feria del Libro
Almudena Grandes firma libros en 2014 en una de las casetas de la Feria del Libro

En septiembre de 2021 la Feria del Libro de Madrid retornó tras un parón de dos años. Una fecha descolocada en el tiempo por ese mundo raro que legó la pandemia, pero una cita sagrada para Almudena Grandes.

La escritora aguardaba con la emoción intacta el reencuentro sin filtro con sus lectores, a los que no fallaba desde hace más de tres décadas cuando estalló el éxito de Las edades de Lulú y despegó su carrera.

Pero no pudo ser y la medida de su pasión la aporta el artículo que escribió en El País cuando ya se encontraba muy enferma. Grandes se disculpaba con humildad por no poder atender al público a pie de caseta en su adorado Retiro. Apenas un mes y medio después, la escritora fallecía en Madrid.

“Ella ya estaba muy frágil pero tardó mucho en cancelar las firmas porque siempre nos decía que seguro que se iba a encontrar bien y que al final podría ir. Le costó renunciar a eso y decirlo públicamente. Eso también da idea de su vínculo extraordinario”, recuerda a RTVE.es, Juan Cerezo, director editorial de Tusquets y editor de Almudena Grandes en los últimos 20 años.

La escritora atendiendo a los lectores en 2005 TVE

Cerezo rememora cómo la autora llevaba con una sonrisa las largas colas de unas jornadas maratonianas que hubieran tumbado a cualquiera y ese “cansancio gustoso” del que desempeña algo que le enamora. Y llueven las anécdotas sobre su energía inagotable y la devoción detallista.

“Recuerdo ferias en las que estaba hasta pasadas las nueve firmando. Y, casi casi cerrando las persianas de la caseta, ella seguía ahí hasta el último lector que no quería que se le escapase. Desde el primer momento desactivaba cualquier tipo de solemnidad y distancia sobre todo para las personas que se acercaban por primera vez con timidez. Sus dedicatorias estaban llenas de cariño y el encuentro era de casi una intimidad que yo no he visto en otros escritores”, señala muy emocionado.

Cercanía y generosidad

La semblanza de su generosidad la redondea Aldo García, de la librería Antonio Machado. Este librero y amigo personal de la novelista cuenta cómo Grandes también mantenía sus costumbres fijas. Echar una mano a un buen puñado de librerías de barrio estampando su firma en sus casetas era una de ellas.

“En la feria disfrutaba muchísimo porque a ella le encantaba hablar con todo el mundo y además se acordaba de gente que venía de año a año a firmar el libro. Decía: ‘¿Qué tal está tu madre? ¿Qué tal está tu padre? ¿Ya se ha sacado la carrera tu hijo?’ Era increíble la memoria que tenía, además nos confesaba que a veces había encontrado historias que luego utilizaba para las novelas”, detalla el librero en mitad del bullicio de una feria que no se detiene, ya enclavada en su espacio natural en el calendario.

Imagen de los libros de Almudena Grandes en la caseta de Tusquets RTVE.es

Unos pasos más allá, en el espacio de Tusquets, su editorial de siempre, sus libros vuelan en un cruce de generaciones hecho carne en El Retiro. “Hubo un momento en que los jóvenes le pedían libros. Y le contaban que eran para ellos, que la conocían gracias a sus padres pero que se habían enamorado de su literatura”, explica el editor, y añade un detalle iluminador sobre la fidelidad entre los lectores.

“En Navidades, poco después de su muerte, se agotó su obra completa. Tuvimos que reimprimir a toda prisa porque había gente que quería volver a leer, regalar o descubrir El corazón helado, Los aires difíciles o Atlas de geografía humana”.

Desde la editorial aportan cifras mareantes: se han realizado hasta 35 reimpresiones de las ediciones originales y 40 de las de bolsillo. El corazón helado y Los episodios de una guerra interminable (de los que se ha elaborado un estuche especial) han batido récords de reedición desde su muerte.

Una deuda de gratitud

Es solo un ápice de un cariño latente que se palpa en una Feria que dedica un homenaje a Almudena Grandes el próximo 11 de junio, al filo de la clausura. Lo hará de un modo que sostiene la simbiosis entre público y autora: los lectores leerán fragmentos de su obra y su viudo, el poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, arrancará esta cadena de recuerdo.

"Almudena fue una escritora que después del éxito de Las edades de Lulú tuvo que optar por la fama o por la calidad literaria y optó por esto último, y ella decía que el premio más importante para un escritor eran los lectores. Por eso amaba la Feria del Libro, porque podía estar con ellos y que la literatura formara parte de la educación sentimental de la gente como una historia se enreda en una situación de amor o de dolor”, explicaba el poeta en una entrevista a TVE.

La directora de la Feria del Libro, Eva Orué, celebra a la escritora como emblema. “Grandes encarnaba el espíritu de la Feria del libro de Madrid y es algo que solo se advierte cuando se conoce a quienes vienen aquí a vender sus libros y el trabajo de años y meses. La feria le debe un homenaje a quien entendió como pocos lo que la feria significa y defendió a quienes en ella participan”.

Almudena Grandes amaba la Feria como un evento gozoso e inapelable de su ciudad, casi a la misma altura que su idolatrado Atlético de Madrid. Pero el contacto en el Retiro le añadía un plus que ella remarcaba a quien le quisiera preguntar: le permitía dar las gracias sonrisa a sonrisa, confidencia a confidencia, como una experiencia fusionada de vida y literatura. Una deuda de gratitud que su “querida feria” mantiene viva y donde estos días de primavera nadie la olvida.