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Elecciones Colombia

Colombia vota a su próximo presidente en medio de la urgencia social

  • La pandemia ha empeorado las condiciones de vida de millones de personas
  • Las protestas sociales de 2021 pueden ser determinantes para la victoria del izquierdista Gustavo Petro

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Ciudadanos pasean por las calles del barrio de Santa Fe, en Colombia
Ciudadanos pasean por las calles del barrio de Santa Fe, en Colombia

Bogotá es una ciudad gigante. Según datos oficiales, en la capital de Colombia viven más de ocho millones de personas. Es una urbe extensa y muy variada. Como principal ciudad del país, aglutina todo el poder político y buena parte del económico. Los rascacielos coinciden con los barrios humildes e, incluso, hasta son cercanos.

En apenas unos 20 minutos caminando, puedes ir desde la Plaza de Bolívar. Fiel a la herencia colonial española, allí están todos los poderes tradicionales juntos: el ejecutivo, el legislativo, el judicial, la alcaldía y hasta la Iglesia católica. Apenas a 20 minutos caminando, la Bogotá monumental pasa a ser la Bogotá del miedo.

El barrio de Santa Fe ofrece una imagen apocalíptica. Suciedad a raudales, decenas de personas tumbadas en las calles, menudeo de drogas, prostitución a la luz del día o desorden que indican que aquí, como en buena parte del territorio colombiano rural, el Estado no está. La pobreza en este barrio hace tiempo que llegó y se quedó para cientos de personas que se levantan cada día para ver qué logran. La mayoría de los que moran por aquí son "cachivacheros", personas que se dedican a recoger residuos para conseguir algunos pesos por su reciclaje.

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La vida en el barrio de Santa Fe

Ni a Gustavo ni a su esposa les sobra de nada, pero cada martes y jueves hacen la comida para 120 personas. Cuentan con la ayuda de Vicente Vivas, que regenta un restaurante en el complicado barrio de San Bernardo, para preparar una sopa con algo de carne y papas y una ración de arroz.

"Para muchos, es lo único que van a comer hoy", nos cuenta. "Esta es una zona peligrosa, pero a la vez hermosa. Porque, aunque los demás tengan miedo de entrar, la gente es honesta y generosa", nos dice Gustavo, que se ha erigido como el líder de un colectivo en el que hay gente de todo tipo. Colombianos, migrantes venezolanos y también víctimas del conflicto.

"Yo tuve que venir a Bogotá porque me iban a matar en mi pueblo del Huila", nos confiesa una mujer implicada en el reparto de comida. "Aquí la vida es mucho peor, porque allí al menos tenías tu huerto y te alimentabas con lo básico, tu familia te ayudaba. Pero aquí, en Bogotá, hay que pagar por todo y los precios ahora están imposibles. Muchas víctimas del conflicto no vivimos bien", asegura. Lo cierto es que la subida de precios ha tocado a los más vulnerables. "Un huevo, la carne de pollo o el queso han triplicado su precio en apenas unos meses", asegura Vicente, que a pesar del aumento de los costes insiste en traer alimentos para la olla comunitaria.

El barrio de Santa Fe ofrece una imagen extrema, de los que ya eran pobres antes de la pandemia y seguramente seguirán siéndolo. Pero esas dificultades son hoy en general más habituales para el resto de la población. Según datos oficiales, los niveles anteriores a la COVID-19 aún no se han recuperado y la pobreza es una realidad para casi el 40% de la población, es decir, que no tienen todas sus necesidades cubiertas ni medios propios para hacerlo. Las cifras hablan de 20 millones de personas con problemas socioeconómicos, de los que siete millones pasan hambre.

Los problemas sociales, en la campaña

Antes de la pandemia, Colombia ya mostraba sus desequilibrios estructurales. La cuarta economía latinoamericana también es una de las más desiguales. En este país coinciden grandes fortunas y una clase media que ha ido creciendo de forma paulatina en las últimas décadas a pesar de importantes carencias en materia de servicios públicos.

Hoy, Gustavo Petro promete que los colombianos "van a vivir sabroso" y que el país se va a convertir con él en "una potencia mundial de la vida". Mientras, el conservador Federico Gutiérrez recoge el tradicional lenguaje político con promesas para el fortalecimiento de la economía a través de sus empresas. Sin embargo, estas elecciones son distintas.

"Con el impacto del coronavirus y el shock económico que llegó, los grandes problemas de Colombia se exacerbaron y llegaron las protestas de 2021 que fueron supremamente impactantes. Todo esto va a tener un impacto en las urnas", asegura el analista político Andrés Mejía Vergnaud. La clave estará en la una clase media que duda.

"Ese colectivo con rentas medias creció y se hizo muy uribista (en referencia al expresidente Álvaro Uribe, que ha dominado la política colombiana en el siglo XXI) durante el ciclo de las materias primas que benefició mucho a la Colombia exportadora de petróleo y minerales, pero con Iván Duque, eso ha cambiado", asegura el senador Rodrigo Lara, opositor al actual presidente.

"Hubo protestas sociales fuertes en 2019, después llegó la pandemia y al Gobierno se le ocurrió la muy brillante idea de que para resolver sus problemas fiscales le iba a poner IVA a la comida. Se produjo un estallido social que hoy aún afecta claramente al país y que van a marcar estas elecciones", afirma este congresista, que lleva por libre dos años sin partido político y que se dice neutral en esta campaña, a pesar de que su hermano aspira a la Vicepresidencia con 'Fico' Gutiérrez.

Reconoce que la clase política se ha desconectado de los colombianos: "Los políticos han demostrado su incapacidad para alinearse con sus intereses más sensibles", insiste a la hora de justificar que el izquierdista Gustavo Petro sea el favorito para ganar al haberles prometido un cambio que, sin embargo, "estoy seguro de que no va a ser profundo porque el Gobierno no tendrá mucho margen", añade.

El caso es que en el barrio de Santa Fe tienen sus opiniones y son variadas sobre quién es el mejor candidato. No tienen claro quién va a ganar, pero asumen -antes de volver a recoger chatarra tras el parón para comer- que, seguramente, seguirán siendo pobres.

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