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Convivir con el volcán (II)

Evacuados por el volcán en un hotel de lujo durante casi tres meses: "Aquí no tienes vida"

  • Casi 400 palmeros han sido realojados en el Teneguía Princess, pero el paso de los días ha hecho mella en ellos
  • Las ayudas económicas para rehacer sus vidas están tardando en llegar, y el desánimo es generalizado

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Resort turístico La Palma & Teneguía Princess, situado en Fuencaliente.
Resort turístico La Palma & Teneguía Princess, situado en Fuencaliente.

La vida en un hotel de lujo también puede convertirse en un suplicio. Es lo que les ha sucedido a gran parte de los evacuados por el volcán que han sido realojados en el Teneguía Princess, un complejo turístico de cuatro estrellas situado en el municipio de Fuencaliente. Allí se hospedan, en régimen de pensión completa, casi 400 vecinos del Valle de Aridane que han perdido sus casas o han sido desalojados ante la proximidad de la lava. El Gobierno de Canarias es quien asume todos los gastos.

Muchas de estas personas llevan aquí desde el principio de la erupción. Otras han ido llegando después, huyendo del avance de las coladas. Aunque también los hay que en un primer momento se alojaron en casas de familiares o amigos, pero decidieron acudir al hotel cuando la convivencia se hizo insoportable.

Los días en el Teneguía Princess se parecen demasiado unos a otros, y ya pesan en el ánimo de estas personas realojadas. Ni siquiera el aparente letargo del volcán parece haberles devuelto la sonrisa. Por el contrario, es como si ahora comenzasen de verdad sus preocupaciones, porque la incertidumbre es incluso mayor. Las ayudas económicas que les van a permitir rehacer sus vidas están tardando en llegar, y el desánimo es generalizado.

"Solo 50 euros para gasolina"

"No llega ninguna ayuda, y después de tres meses solo nos han dado 50 euros para gasolina", asegura Cecilia Nieves, que vive en San Nicolás y ha sido realojada en el hotel junto con su marido. "No nos han tratado mal, pero ya estamos muy cansados aquí. Hemos estado buscando algo de alquiler para una temporada, hasta que esto se termine del todo y puedan limpiar y recuperar la zona donde vivimos, que llevará bastante tiempo. Pero no encontramos nada", cuenta.

"Para mí esto es como si fuera una cárcel", reconoce por su parte Carlos, un vecino de La Bombilla que fue desalojado de su hogar el mismo día de la erupción, el 19 de septiembre. Su casa se ha mantenido en pie, pero él sabe que cuando regrese el estado en el que se la va a encontrar no va a ser bueno, y tampoco espera gran cosa de las ayudas prometidas por las diferentes administraciones. "Yo veo muchas excusas, y al final nos van a dar cuatro duros que no nos van a resolver nada", opina.

Débora, que también vive en La Bombilla y fue evacuada el mismo día que Carlos, solo quiere ya una cosa: "regresar a casa". "Mientras vuelva, los políticos que hagan lo que quieran", manifiesta, antes de describir cómo es su día a día en el hotel: "Aquí no tienes vida. Es levantarte, venir a desayunar a un horario, volver a la habitación, venir a comer, volverte a ir… No hay nada más que hacer, ni nada que ver, porque alrededor del hotel solo hay plataneras".

Una zona aislada

El Teneguía Princess está ubicado en el extremo sur de la isla, en una zona de gran belleza esculpida por sucesivos volcanes. El Valle de Aridane se encuentra a escasos kilómetros en línea recta, pero la actual erupción ha seccionado la única carretera que llevaba hasta allí, por lo que ahora para llegar es necesario atravesar media isla y realizar un trayecto de casi 90 minutos por una sinuosa carretera que lleva años en obras. Para intentar compensar este aislamiento, el Gobierno canario ha realojado a otras personas en Los Llanos de Aridane (algo más de 70) y Breña Baja (93, según el último recuento).

El tema de los niños ha sido uno de los más difíciles de gestionar. Muchas familias han optado por alojarse en Los Llanos, dentro del Valle de Aridane, para que los menores pudieran seguir matriculados en sus centros educativos habituales. Pero las condiciones allí, como cuentan, no son tan buenas como en el Teneguía Princess. Otras, directamente, han renunciado a los hoteles gratuitos y se han buscado alojamiento por su cuenta cerca de los colegios de sus hijos, para no romper su rutina. Aunque muchos no han tenido elección, y estos menores del Teneguía Princess se han matriculado en centros pertenecientes a Fuencaliente o Breña Baja, donde acuden diariamente en autobús.

Derek y Yasmina viven en La Laguna y se encuentran en el hotel junto con su bebé de pocos meses. Para esta joven pareja, el desánimo comenzó poco después de llegar. "Aquí, a partir de los dos o tres días, comienzas a agobiarte, porque no tienes nada que hacer y estamos lejos de todos los lados", expresan. La situación se ha agravado, como reconocen, porque aún no han recibido ninguna ayuda, y presienten que lo peor está aún por llegar: "Cuando esto acabe vendrá todo el follón, no ahora que el volcán todavía está en erupción. Nosotros ya estamos buscando casa por nuestra cuenta, porque si esperamos a que nos den algo…".

María Teresa es una mujer que nació en La Palma pero ha vivido 50 años en Venezuela. Regresó a la casa familiar de Las Manchas el pasado enero para resolver un asunto personal, y se ha visto inmersa de lleno en la crisis volcánica. "Cuando reventó el volcán, todos pensamos que iba a ser corto, pero se ha extendido demasiado en el tiempo, y estamos ya muy cansados", asegura.

"Hay que reconocer que todo el personal del hotel se esfuerza para que lo pasemos lo mejor posible, pero uno siempre quiere estar en su ambiente habitual, no en un sitio así, que es para pasar las vacaciones. Aquí no estamos para disfrutar. Aquí estamos porque no nos queda otra opción", declara. Su deseo, cuando acabe todo, es poder volver a Venezuela.

Apoyo psicológico profesional

Aunque a los evacuados no les ha faltado apoyo profesional, como el que ha prestado el Colegio de Psicología de Santa Cruz de Tenerife, que desplegó un equipo en el hotel desde los primeros instantes de la emergencia. Marina Novaro atiende a estas personas en una de las habitaciones, que ha sido reconvertida en gabinete, y desde donde ha podido corroborar el deterioro generalizado de los ánimos. "Como la inmensa mayoría de la gente de la isla, en el hotel se nota un agotamiento no solo físico, sino también mental, provocado por la espera, por la incertidumbre, por no saber qué va a pasar… Hay muchas personas evacuadas que están aquí y aún no saben si van a perder su casa, cuándo recibirán las ayudas, cuándo podrán volver… Y esa incertidumbre desgasta", explica.

"Estamos en un hotel con unas instalaciones magníficas, e intentamos que se lleven a cabo distintas actividades para que el día a día sea más ameno. Pero al final, aún así, este lugar, por muy idílico que pueda ser, termina siendo lo que es: una zona alejada de la población y que no tiene tantos recursos como debería, por lo que retomar su vida diaria es complicado", prosigue.

Como expone esta psicóloga, el principal problema es que los realojados en el hotel ahora disponen de mucho tiempo libre y ya no se dedican a las ocupaciones habituales que solían desempeñar en sus hogares, "algo tan cotidiano como preparar la comida o poner una lavadora". "Era parte de su rutina que aquí han perdido, y al final, no tener esas actividades repercute en su estado emocional", describe, aunque también se muestra convencida de que, una vez que finalice la emergencia volcánica, podrán recuperar sus vidas con relativa normalidad, ya que "las personas tienen la capacidad de salir adelante, y en este caso va a ser difícil y llevará un proceso, pero creo que también lo harán".