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Testigos declaran que el piso de 'la patada en la puerta' en Madrid no era turístico y contradicen la versión de los agentes

  • “Tenía su ropa, su cama y todas sus cosas colocadas”, han manifestado los jóvenes que estaban en el inmueble
  • Los comparecientes han denunciado haber sufrido presuntas coacciones por parte de los policías

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Luces y un cordón policial, en una imagen de archivo
Luces y un cordón policial, en una imagen de archivo

El propietario del piso de la calle de Lagasca de Madrid y varios jóvenes que se encontraban en el inmueble cuando la Policía entró a la fuerza porque estaban haciendo una fiesta en marzo, en pleno estado de alarma, han declarado que el inquilino vivía allí por lo que no era un piso turístico.

La juez sustituta de Jaime Serret, al frente del Juzgado de Instrucción número 28 de Madrid, ha interrogado a casi una decena de testigos de los hechos ocurridos a las cinco de la madrugada del pasado 21 de marzo.

La investigación penal se inició con seis agentes imputados por la presunta comisión de un delito de allanamiento de morada a instancias de una querella del inquilino de la vivienda y por orden de la Audiencia Provincial de Madrid ante el uso "desproporcionado" de la fuerza.

Según fuentes de la acusación, el propietario del inmueble, situado en el barrio de Salamanca, ha declarado que firmó en febrero, un mes antes de los hechos, un contrato de alquiler de larga duración-un año- con el inquilino.

Por su parte, los jóvenes han relatado que conocieron al arrendatario ese mismo día y este les invitó a ir a la vivienda “para tomar unas copas”. Al llegar, según han declarado, les dijo que vivía allí y pudieron corroborar que “tenía su ropa, su cama y todas sus cosas colocadas”. “Desde luego no era un piso vacacional”, ha subrayado una de las testigos.

La Policía, alertada por unos vecinos, llegó a la puerta del inmueble poco después. Desde el interior los jóvenes escucharon unos golpes "muy fuertes" y sintieron "miedo", pero no abrieron la puerta y los policías la derribaron haciendo uso de un ariete.

En el atestado los agentes reflejaron que varios de los jóvenes les refirieron que querían salir del piso y otros se lo impedían, una afirmación que han negado los testigos ante el juez, llegando a asegurar que los policías les coaccionaron para hacer dicha declaración si no querían que les detuviesen por un delito de desobediencia.

Solo un policía continúa siendo investigado

En declaraciones a Efe, fuentes policiales cercanas a la causa han sostenido que varios de los denunciados comunicaron voluntariamente que hubieran abierto la puerta, pero otros jóvenes se lo impidieron y llegaron a insultarles.

Esa versión choca con la ofrecida por los comparecientes, quienes han denunciado haber sufrido presuntas coacciones a manos de los agentes que incluso les llegaron a cachear buscando droga.

"La policía tiró la puerta. Nos dijeron que si decíamos que queríamos abrir, nos dejarían marchar. Nos contaron que si decíamos que no queríamos abrir, nos llevarían detenidos por un delito desobediencia a la autoridad. Ellos iban buscando drogas. Nos cachearon revisaron el bolso, fue muy denigrante", ha manifestado una de las jóvenes que vivió el episodio.

Los agentes y su defensa se apoyan en las grabaciones que realizaron con sus cámaras durante toda la actuación.

El único policía que continúa siendo investigado en la causa es el subinspector del grupo que acudió al inmueble después de que el juez eximiera de toda responsabilidad penal al resto de policías. Según el magistrado, “se limitaron a cumplir órdenes”.

El abogado del inquilino del piso, Juan Gonzalo Ospina, ha recurrido esta decisión ante la Audiencia Provincial de Madrid, que tendrá que decidir si vuelve a incluir en la causa a dichos agentes.

Ospina ha lamentado que la Fiscalía “siga empeñada en buscar la exculpación de los agentes denunciados” ante una actuación policial “de aparente ilegalidad”.