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El final de ETA: 10 años después

La memoria de guardias civiles, policías y ertzainas antes y después de ETA

  • Entramos en los cuarteles de la Guardia Civil y en comisarías de policía en País Vasco para ver cómo trabajan hoy
  • País Vasco ha dejado de ser la región europea con más policías por habitante aunque la lucha contra ETA continúa
  • Especial El final de ETA: 10 años después

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Reportajes RNE - Guardias civiles, policías y ertzainas: la memoria, diez años después

Al entrar en los cuarteles de la Guardia Civil o en comisarías del Cuerpo Nacional de Policía que hemos visitado en Euskadi, vemos enormes placas plagadas de nombres. Nombres, cientos, que son de agentes asesinados por ETA en cada una de las demarcaciones. Los guardias y policías que nos los enseñan recuerdan muchos de esos nombres porque eran sus compañeros, en muchos casos, sus amigos. Y recuerdan dónde y cómo los mataron. "Para nosotros, la geografía es eso, allí mataron al sargento Vera, aquí ametrallaron el cuerpo de guardia, allí nos lanzaron granadas”, nos dice el cabo Juan en Intxaurrondo. Una geografía del dolor que, diez años después de que ETA anunciará, en sus palabras, el "cese de la actividad armada", no se desvanece.

¿Qué queda de ETA?

La ETA que conocimos ya no existe y no tiene potencial para volver. Lo avalan los expertos de máximo nivel en la lucha contra el terrorismo, entrevistados por RNE. No está tan claro, sin embargo, que, aquel 20 de octubre, su intención fuera desaparecer. Más bien, a juicio de la Guardia Civil, lo que pretendía era perpetuarse como interlocutor. La Policía entiende que no estaríamos ante una desaparición real sino ante un cierre, "un tinglado orquestado con la izquierda abertzale" ya en 2009.

Los recibimientos, enaltecimientos y homenajes serían un ejemplo de la permanencia de la banda terrorista, aseguran. Diez años después, el entorno de ETA sigue bajo el radar de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, tal como confirma la Ertzaintza. La disidencia es mínima pero grupos críticos con SORTU y Bildu, como GKS, han reactivado la kale borroka. Fuera de España, aún hay 20 etarras reclamados por la Audiencia Nacional. La investigación de las más de 300 causas aún pendientes podría reactivar sus procedimientos. Si añadimos los etarras con condenas recientes, los históricos que aún siguen pensando en una ETA activa y las armas sin aparecer, los expertos creen que aún quedan 30 o 40 años hasta el verdadero final de ETA.

Los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad con los que hemos hablado coinciden en que las cosas, obviamente, han mejorado, sobre todo en términos de amenaza. Incluso, algunos hablan de mejoras de relaciones sociales, pero varios aseguran que siguen tomando precauciones y piden que no se olvide su sufrimiento, "porque es nuestra historia". Hemos oído hablar mucho de la necesidad de verdad, reparación y memoria.

Memoria con nombre y apellidos

Memoria para recordar, como reclama el guardia civil Charly, quien rememora aquellos funerales que se hacían a toda prisa, en la biblioteca del cuartel de la Salve. "Como el de los guardias asesinados en Ispaster que, de algún féretro, en el momento del funeral, caía sangre", relata. “Era una lotería macabra”, remacha su compañera Chelo. También recuerdan las dificultades para hacer funerales en iglesias, denunciando que algunos muertos tenían que ir "por la puerta de atrás".

Memoria del sufrimiento con Alfonso, patrullero de la Ertzaintza y miembro del sindicato ERNE que, al lado del Museo Guggenheim, en la plaza Txema Aguirre, nos contaba cómo mataron a su compañero (que ahora da nombre a la plaza) cuando dio el alto a unos terroristas que querían colocar unos maceteros con explosivos. Él formaba parte del grupo que iba a dar el relevo al de Txema.

Memoria del intendente de la Ertzaintza, Josu Bujanda, que recuerda el panorama "dantesco" en su pueblo, en Beasain, después de un día oscuro en el que ETA mató a dos ertzainas, Ane y Javier, y del comisario de la policía Marín que lo primero que hace todos los días al llegar a su despacho es mirar las fotografías de tres compañeros asesinados.

Los agentes nos relatan cómo en la Guardia Civil y la Policía y muchos (otros no) en la Ertzaintza, no decían dónde trabajaban, cómo trataban de proteger a sus familias, mirando los bajos del coche o tomando precauciones, cómo, dice Juan, algunas familias se encerraban en los cuartos de baño, que no tenían ventanas, esperando que cesara el lanzamiento de granadas. Y nos cuentan, lo hacía el ertzaina Alfonso, cómo algunos compañeros cambiaron a sus hijos de 9 o 10 años de ikastola porque habían recibido amenazas.

Recordar la historia mirando al futuro

Ahora, dice el mismo policía vasco, ni en los temarios ni en la Academia de la Ertzaintza se trata el tema de ETA ni de los asesinados. “Eso parece como que no hubiera existido. Para algunos, ha existido, porque lo hemos vivido directamente".

El jefe de la Ertzaintza, Josu Bujanda dice que "sí que es verdad que la historia hay que conocerla. Pero desde un prisma actual. En el sentido de que hoy estamos en un momento diferente. Hay que mirar al futuro, hay que dar el servicio que tenemos que dar y no guardar rencor por lo que haya podido pasar porque al final quedaría el país de los enfadados". Bujanda insiste en que el anuncio de ETA en 2011 y sus posteriores pasos han permitido "desbunkerizar" a la policía vasca para así poderse acercar mejor a cumplir su función: servir a los ciudadanos.

Nos insistían varios de los policías y guardias con los que hablamos en este octubre de 2021 en Euskadi que las cosas han cambiado pero que ellos, aún inconscientemente, siguen tomando precauciones.

“En algunos pueblos nos siguen mirando mal”, asegura el ertzaintza Alfonso. Charly, vasco de Bilbao, sigue lamentando que ETA "matara a vascos en nombre de los vascos". Y Juan, un gallego que lleva 30 años en San Sebastián asegura "los servicios, eso sí, son más relajados- No hay que tomar esas medidas de autoprotección extremas. Te relacionas con más libertad con la población. Recientemente fui invitado a una sociedad gastronómica en Ataun. Eso, hace unos años, habría sido impensable".

La lucha antiterrorista después de ETA

En los momentos más duros de ETA, llegó a haber 3.000 personas escoltadas. Parte de ellas, por la unidad Berrozi de la Ertaintza, la misma que ahora acompaña a víctimas de la violencia de género. El fin de ETA supuso redistribuir recursos, enfocándolos, entre otras cosas, al yihadismo y primando la prevención sobre la reacción. Guardia Civil, Policía y Ertzaintza afrontan estas "nuevas amenazas" con el plus que supone la experiencia adquirida y su capacidad de adaptación.

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El cese de la actividad armada -y la relajación de las medidas de autoprotección- les ha permitido, además, acercarse a los ciudadanos. Los coches blindados y los muros en torno a las instalaciones han dado paso a las patrullas a pie. El País Vasco ha dejado de ser la región europea con más policías por habitante. Aunque la lucha contra ETA continúa. En los últimos 10 años, la Guardia Civil ha presentado 160 informes, que han permitido procesar a 40 terroristas. La Policía ha detenido, en el exterior, a 35 etarras con causas pendientes.