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Día Mundial para la Prevención del Suicidio

Soledad, aislamiento y falta de futuro: la pandemia dispara las conductas suicidas entre jóvenes y adolescentes

  • Los expertos piden más inversión en salud mental, la "hermana pobre" de la sanidad, tras el aumento de trastornos
  • Creen que "hablarlo es la mejor forma de prevenirlo" y ven que las nuevas generaciones pierden el estigma sobre el suicidio

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Una mujer joven con mascarilla mira a través del cristal de un coche
Los jóvenes y adolescentes son uno de los grupos más afectados por el impacto de la pandemia en la salud mental

Primero fueron los meses de confinamiento. Cierre de institutos, freno a la socialización que los adolescentes "necesitan como el comer" y miedo a contagiar a sus familiares mayores. Después, la crisis económica y la falta de perspectivas de futuro contribuyeron a crear el caldo de cultivo del aumento de los problemas de salud mental entre los más jóvenes, que se tradujo en más casos de ansiedad y depresión y, en último término, más intentos de suicidio.

Los expertos en salud mental constatan que la pandemia no tanto en el primer momento de la crisis del coronavirus, sino especialmente en los últimos meses. "En 2020 no hubo un incremento de suicidios, pero desde el primer trimestre de 2021 estamos viendo que aumentan las autolesiones y los intentos", explica a RTVE.es Isabel Irigoyen, psiquiatra y coordinadora de la Estrategia contra el Suicidio en Aragón.

Aunque esta epidemia silenciosa afecta a todas las edades, el impacto en la salud mental de los jóvenes ha sido especialmente grave. Los adolescentes son "el grupo de edad más vulnerable durante la pandemia, junto a los mayores y los sanitarios", según Magdalena Pérez, psicóloga y responsable del área de prevención de suicidios del Teléfono de la Esperanza.

Este servicio de ayuda de urgencia recibió en 2020 más de 160.000 llamadas, un 45% más que en años anteriores, señala Pérez. Un 22% de ellas procedían de menores de 25. Entre los síntomas de los que acuden a este teléfono están "la soledad y el aislamiento, la incertidumbre, una sintomatología ansioso-depresiva, irritabilidad o somatizaciones físicas", enumera. Otros teléfonos de ayuda, como el de la fundación ANAR, registraron un aumento de casi el 250% de las llamadas por ideas suicidas entre los más jóvenes.

El suicidio se convirtió en 2019 en la primera causa de muerte no natural en la franja de edad de 15 a 29 años, según el INE, que aún no ha aportado datos de 2020. Aunque el número aumentó respecto a años anteriores, este cambio se explica en mayor medida "porque han disminuido los otros dos grandes motivos de muerte en esta población, los tumores y los accidentes de tráfico", aclara Andoni Anseán, presidente de la Sociedad Española de Suicidología. "Algo habremos hecho en políticas de prevención de los accidentes y de los cánceres que posiblemente no estemos haciendo en materia de prevención de suicidio", lamenta.

En España, una persona se suicida cada dos horas y media. Diez al día y más de 3.000 al año. Es la principal causa de muerte no natural entre los hombres, quienes sufren más muertes por esta causa. En 2019 se quitaron la vida 2.771 varones y 900 mujeres. Pero, más allá de quienes dan el último paso, en España entre 70.000 y 80.000 personas intentan suicidarse y en torno a dos millones tienen ideas suicidas al año, según los datos que aporta Anseán.

Han crecido, más que los casos graves de tentativas de suicidio, las autolesiones, comenta César Sanz de la Garza, de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. Entre los motivos, "la interrupción de las rutinas que tenían de relación social o tener que convivir 24 horas con sus familiares". Todo ello ha llevado a un aumento "exponencial" de algunos trastornos, como los de las conductas alimentarias, que el psiquiatra califica de "verdadera epidemia".

"Hablarlo es la principal forma de prevenirlo"

Miquel tenía 19 años cuando se quitó la vida. Fue una muerte que no esperaban ni remotamente en su familia, un "tsunami brutal" en sus vidas que, una vez pasados los primeros momentos del trauma, les llevó a movilizarse para acabar con el silencio y el estigma alrededor del suicidio.

"Desde el principio tuvimos claro que no podía ser que lo silenciáramos ni que fuera en vano. No lo vamos a ocultar, no nos vamos a esconder, no nos vamos a avergonzar", cuenta Carles Alastuey, tío de Miquel y uno de los fundadores de Después del Suicidio–Asociación de Supervivientes.

No lo vamos a ocultar, no nos vamos a esconder, no nos vamos a avergonzar

Precisamente es este tabú que aún rodea al suicidio una de las causas de su gravedad. "Hablarlo es la principal forma de prevenirlo", asegura Anseán, y recuerda, citando a Cecilia Borràs, madre de Miquel, que "lo que mata es el silencio". Coincide con él Irigoyen, quien insiste en desmontar el "mito" de que hablar del suicidio con una posible persona en riesgo pueda inducirle a cometerlo. "Al contrario, siempre que haya una sospecha, un comentario directo o indirecto, si ves que se están despidiendo, si cierra todas sus redes sociales, hay que entrar a preguntar", recomienda.

La psiquiatra asegura que entre un 80% y un 90% de los casos de suicidios tiene que ver con una enfermedad mental, ya sea "anorexia, depresión, toxicomanía o trastornos obsesivo-compulsivos", por lo que los profesionales de la salud mental pueden entrar a intervenir e intentar solucionar el problema.

El primer paso para acabar con el suicidio, subraya Anseán, es una "mayor sensibilización" social, desde las familias a los centros educativos, pasando por los periodistas, con una gran influencia en la percepción social del fenómeno, y los cuerpos de seguridad. "Falta muchísima formación en profesionales, no solo sanitarios. Policías y bomberos son las primeras fuerzas de intervención que aparecen en casos como este", señala.

Alastuey cree que con los suicidios la sociedad tiene la misma visión que con el SIDA o con el cáncer hace años. Como ocurre ahora con el suicidio, de aquellas enfermedades "no se podía hablar y como no se hablaba, no se gastaba dinero".

Las nuevas generaciones nos están dando una lección de desestigmatización de la salud mental

A pesar de ello, los más jóvenes están rompiendo este histórico tabú. "Las nuevas generaciones nos están dando una lección de desestigmatización de la salud mental. Una persona de 20 o 30 años aborda los problemas de salud mental de manera más normalizada y piden ayuda", asegura.

Reclaman un plan nacional contra el suicidio y un teléfono estatal

Todos los especialistas consultados coinciden en una misma demanda: una mayor implicación de las instituciones en la prevención del suicidio. Aunque prácticamente todas las comunidades tienen planes autonómicos, no existe aún un plan nacional que lo coordine. "¿Cuántas campañas de sensibilización contra el suicidio has visto?", se pregunta Irigoyen. En Aragón comenzará en breve una campaña en medios de comunicación, redes sociales y carteles en las calles para concienciar sobre el problema, pero la psiquiatra lamenta que es la primera de este tipo que se pone en marcha en España.

¿Cuántas campañas de sensibilización contra el suicidio has visto?

Anseán pone como ejemplo las campañas contra la violencia de género, el maltrato escolar, las drogas o el alcohol, mientras que Irigoyen cita la que se llevó a cabo contra los accidentes de tráficos y su éxito, ya que consiguió que se redujeran en un 70%.

También piden que haya un teléfono de ayuda estatal, similar al 016, detrás del cual haya profesionales especializados en la atención a los adolescentes y niños. Sus actitudes frente al suicidio, aseguran, son diferentes.

Los expertos piden un plan estatal de salud mental que sirva para prevenir los suicidios

Las llamadas con los adolescentes son más largas porque "necesitan crear un vínculo" con la persona que les atiende, asegura la portavoz del Teléfono de la Esperanza. "Muchos de los suicidios de los adolescentes tienen que ver con impulsividad más que con trastornos mentales, por lo que en los niños es fundamental sostener la llamada, demorar, hacer un pacto de no suicidio, garantizar la confidencialidad", añade Irigoyen.

La salud mental, la "hermana pobre" de la sanidad

Aunque gracias a las vacunas hemos dejado atrás lo peor de la pandemia, no ocurre lo mismo con uno de sus silenciosos efectos en la sociedad. "La salud mental de la población española está tocada, y ya estamos notando ese deterioro", reconoce Anseán, quien recuerda también las consecuencias de la crisis económica, con una relación casi lineal entre reducción de la economía y suicidio: "Un aumento de un punto de la tasa de desempleo conlleva un aumento de 0,8 puntos en la tasa de suicidio".

Un aumento de un punto de la tasa de desempleo conlleva un aumento de 0,8 puntos en la tasa de suicidio

De cara al futuro, ve fundamental reforzar la salud mental, "la hermana pobre de la sanidad", y "tener en cuenta las consecuencias" sobre esta cuando se toman restricciones sanitarias. También opina igual Sanz de la Garza, que reivindica que "la salud mental infantojuvenil necesita un incremento de recursos y un enfoque hacia los problemas de los adolescentes de ahora", ya que "las redes públicas de salud mental no han sabido adaptarse a los tiempos".

Actualizar la atención en salud mental es fundamental, defiende, ya que han aparecido algunos problemas que no existían antes. Por ejemplo, los adolescentes con intención de autolesionarse comparten con otros jóvenes su experiencia a través de chats en internet, lo que "retroalimenta" la gravedad del problema. También, especialmente entre las mujeres, han crecido los problemas con la identidad de género, que pueden desembocar en autolesiones.

Ante todo ello, el psiquiatra pide más inversión, tanto económica como en personal, porque "la mejor prevención es poder tener tiempo para dedicar a los casos". Pide también un "programa específico de adolescencia" dentro de la salud mental, ya que por sus propias características, necesitan un "acceso casi inmediato" a la ayuda profesional una vez manifiestan problemas.

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