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Draghi, ante la petición del Vaticano de modificar su futura ley contra la homofobia: "Italia es un Estado laico, no confesional"

  • La Santa Sede ha expresado su temor por la "libertad de pensamiento" de los católicos y las posibles consecuencias judiciales
  • El impulsor de la ley, el diputado Alessandro Zan, se ha mostrado sorprendido por "la injerencia del Vaticano" en el Parlamento

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El primer ministro italiano, Mario Draghi.
El primer ministro italiano, Mario Draghi.

El primer ministro italiano, Mario Draghi, ha recordado este miércoles que Italia "es un Estado laico, no confesional" y que su Parlamento es "libre de debatir", en respuesta a la petición del Vaticano para que revise algunos aspectos del proyecto de ley contra la homofobia que se debate actualmente en el Senado porque considera que limita las libertades de la Iglesia.

"El nuestro es un Estado laico, no confesional. El Parlamento siempre es libre de debatir", ha dicho Draghi en la Cámara Baja en referencia a una intervención sobre la nota verbal presentada por la Santa Sede ante el Gobierno italiano al considerar que el proyecto viola algunos puntos del Concordato, que regula las relaciones entre Italia y el Vaticano.

Además, "nuestro ordenamiento contiene todas las garantías para asegurar que nuestras leyes respeten siempre los principios constitucionales y los compromisos internacionales, entre ellos el Concordato con la Iglesia", ha señalado, y ha citado una sentencia del Tribunal Constitucional de 1989 que asegura que "la laicidad no es indiferencia del Estado respecto al fenómeno religioso, sino tutela del pluralismo y de la diversidad cultural".

El impulsor de la ley habla de "injerencia del Vaticano"

Draghi ha terminado recordando que este martes "Italia suscribió con otros 16 países europeos una declaración común en la que se expresa preocupación por los artículos de ley en Hungría que discriminan en base a la orientación sexual".

La petición del Vaticano, formulada mediante una "nota verbal" presentada por el secretario de Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher, el pasado jueves en la Embajada italiana ante la Santa Sede, es un hecho sin precedentes en la historia de las relaciones entre Italia y el Vaticano, que nunca hasta ahora había intervenido durante el trámite para la aprobación de una ley italiana.

Entre las cuestiones que critica el Vaticano figura que las escuelas católicas privadas no estarían exentas de organizar actividades durante la futura Jornada Nacional contra la Homofobia, pero también temor por la "libertad de pensamiento" de los católicos y por las posibles consecuencias judiciales. "Pedimos que se tengan en cuenta nuestras preocupaciones", escribe la Santa Sede al Gobierno italiano.

El impulsor de la ley, el diputado progresista Alessandro Zan, se ha mostrado este miércoles sorprendido por "la injerencia del Vaticano" en el Parlamento italiano y recordó que "se trata de "una ley que el país espera desde hace más de 30 años" y que si se cambia el texto se corre el riesgo de "llegar a un callejón sin salida".

El proyecto que lleva su nombre y que puede convertirse en la primera ley contra la homofobia en Italia fue aprobado por la Cámara de los Diputados en noviembre pasado, con 265 votos a favor y 193 en contra, pero sigue estancada desde entonces en el Senado por la feroz oposición de la derecha y la ultraderecha.