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Latin Latas, la banda de Bogotá que permite conocer a qué suena la basura

  • Latin Latas lleva una década haciendo música con instrumentos profesionales creados a base de residuos
  • El grupo forma a jóvenes y adultos a quienes les inculcan el ambientalismo a través de la música

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Latin Latas o cómo convertir la basura y los objetos más insospechados en instrumentos musicales

Desde la calle, antes de entrar en el estudio de Latin Latas, se escuchan los ensayos de la banda bogotana. No han tardado ni cinco minutos en abrirnos la puerta, pero ya entramos tarareando la letra de su último sencillo, ‘El Pescador’; una versión de este himno caribeño que mezcla ritmos como la cumbia, música electrónica o el rap.

Pero el arte de este grupo no está solo en cómo toca, aunque también. Su grandeza está en los temas que compone, que son una oda al medio ambiente, y en los instrumentos que utiliza. En el salón donde han instalado su estudio nos llama la atención la vida que le han devuelto a objetos que probablemente en la mayoría de nuestras casas habríamos tirado a la basura hace ya mucho tiempo.

Un viejo secador reconvertido en micrófono, un portafolio reciclado en guitarra, un cazo descascarillado para la percusión, el teclado de un ordenador, un bidón, un altavoz roto, una escoba eléctrica con decenas de cepillos de dientes usados que utilizan como sintetizador… Y así podríamos seguir describiendo decenas de residuos que han reutilizado para fabricar instrumentos profesionales.

Un proyecto que hace sonar la basura

Latin Latas celebra este año su décimo aniversario, pero la idea surgió un poco antes cuando Andrea Latas --cantante, fundadora y directora de la formación-- entró en un proyecto para enseñar música a niñas y niños en situación de extrema pobreza en Bogotá.

“En aquel barrio había mucha basura en la calle, no porque los vecinos generaran más desperdicios, sino porque nadie se molestaba en ir a recogerlos con frecuencia. Entonces empezaron a pedirme instrumentos musicales, pero como son un lujo no había presupuesto para adquirirlos. Y arranqué y dije: ‘¡Bueno! No hay instrumentos, hay un montón de basura… Hagamos música con lo que hay’”, recuerda Andrea.

Andrea se dedicó a investigar para evolucionar y dedicarse no solo a hacer instrumentos con residuos, sino además a profesionalizarlos. Así fue cómo nació este proyecto que hace sonar la basura y la verdad es que suena de lujo. Todo esto sumado a sus letras reivindicativas en defensa de los residuos cero ha convertido al grupo en un referente musical ambiental dentro y fuera de las fronteras de Colombia

“Por ejemplo esta canción que acabáis de escuchar, El Pescador, es un homenaje al agua. Dejamos un mensaje a la gente de la importancia del cuidado de este recurso hídrico, que es un recurso no renovable”, nos cuenta Ángel Salazar M.C. (master of ceremonias) de Latin Latas. El rapero, con una importante trayectoria musical en Colombia por sus letras reivindicativas, se sumó hace tres años al proyecto de Andrea y ahora se dedica a componer los temas.

Un homenaje a los recicladores colombianos

A ritmo de hip hop Ángel entona una parte de la letra que él mismo ha compuesto para el grupo. Pero además de ‘El pescador’, cantan a la bicicleta o al reciclador.

“Cumbia del reciclador para quien no sabe separar…”. Esta canción --muy pegadiza-- es un homenaje a la figura de los recicladores colombianos. En la capital del país caribeño hay más de 20.000 personas, la mayoría en situación de vulnerabilidad, que se dedican a prestar este servicio. Recogen la basura de calles y viviendas y se encargan de separarla para reciclar. De los cientos de miles de toneladas de desperdicios que generan los ciudadanos, consiguen recuperar aproximadamente el 15%.

Pero además de apoyar proyectos ambientales, reciclar instrumentos y tocar para despertar conciencias, el grupo también forma a jóvenes y adultos a través de la música. A sus 17 años Luisa María es cantante y percusionista en la banda, pero sobre todo es una joven activista que ha aprendido a construir sus propios instrumentos.

“Mi mamá ya no tira las cosas en casa pensando en si me pueden servir para tocar”, confiesa esta aprendiz de luthier, quien en los últimos tres años ha sabido verle la vida a cualquier objeto aparentemente desechable. “Latin Latas sembró la semilla en mí de la conciencia y entonces yo la sembré en mi casa”, reflexiona Luisa María. Si ella ha podido convencer a toda su familia para que se pase al reciclaje, por qué no vamos a conseguir los demás sumarnos al reto de la economía circular.