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Fotografía científica

Luis Monje, fotógrafo científico: "El ojo humano es una herramienta muy limitada"

  • Este biólogo se ha convertido en el divulgador de fotografía científica más reconocido del mundo hispanohablante
  • Ver fotogalería: La ciencia, vista como nunca

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Luis Monje, biólogo y profesor de fotografía científica.
Luis Monje, biólogo y profesor de fotografía científica.

Luis Monje (Guadalajara, 1959) es un artesano de la ciencia. Un retratista de lo visible, pero sobre todo de lo invisible. Este biólogo lleva más de tres décadas revelando ese universo secreto que se despliega a nuestro alrededor, casi siempre inaccesible para el ojo humano. Una labor fascinante que le ha convertido en el divulgador de fotografía científica más reconocido del mundo hispanohablante.

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También es presidente de la Asociación Española de Fotografía Científica y Forense; y atesora innumerables premios y reconocimientos. Sin embargo, de lo que se siente más orgulloso es de organizar el Posgrado Internacional en Imagen Científica, impartido por la Universidad de Alcalá de Henares, que es la primera titulación universitaria de esta materia a nivel internacional.

La heterogeneidad de su trabajo ha hecho de él un profesional poliédrico, a medio camino entre el científico, el artista, el trotamundos y el niño grande que disfruta experimentando. Luis Monje atiende a RTVE.es con las maletas ya hechas y el equipo preparado, a pocas horas de iniciar un nuevo viaje, que esta vez le llevará a la mítica isla de Zanzíbar. A pesar de que ha perdido ya la cuenta de las expediciones científicas en las que ha participado, se sigue emocionando casi tanto como la primera vez, algo que se repite en casi todo lo que hace. Es la ventaja de haber convertido su mayor pasión en un oficio.

PREGUNTA: ¿Qué importancia tiene la fotografía dentro de la ciencia?

RESPUESTA: La fotografía es una herramienta de primer orden para todos los procesos de investigación. Primero, permite fijar las observaciones que está haciendo el científico, que son la base de toda la ciencia; y, segundo, permite registrar y hacer visibles muchas cosas que serían invisibles para la vista, ya que el ojo humano es una herramienta muy limitada y solo ve un 2-3% de todo el espectro visible.

P: ¿Cómo diste tus primeros pasos en el mundo de la fotografía científica?

R: Cuando me estaba doctorando y me presenté a la oposición de fotógrafo científico nadie sabía concretar qué era eso de la fotografía científica. Inicialmente comencé estudiando y adquiriendo una fuerte base de técnica fotográfica, y luego por afición y curiosidad continué estudiando poco a poco durante 35 años todas las ramas de la imagen científica.

Con el tiempo he ido contactando con los mejores especialistas con quienes, al ver que soy un forofo que admira su trabajo, he ido forjando unos sólidos lazos personales y profesionales. Así he conseguido, además, formar un grupo de profesores que impartimos un posgrado extraordinario en la Universidad de Alcalá, al que vienen fotógrafos de todo el mundo.

En nuestro posgrado, manejamos materiales por valor de 1.000 millones de euros.

Tenemos solo 24 plazas, porque queremos que la gente lo aproveche al máximo. Manejamos materiales por valor de 1.000 millones de euros. Imagina lo que vale un TAC, una tomografía por emisión de positrones, los grandes telescopios de 4 ó 5 metros que utilizamos... Los alumnos se quedan con la boca abierta, porque aunque sepan muchísimo de fotografía, del 80% de lo que explicamos ni siquiera han oído hablar.

P: ¿Qué materias se imparten en vuestro posgrado?

R: Ahora mismo impartimos aproximadamente unas 35 especialidades muy diversas. A efectos prácticos, las agrupo en dos grandes bloques: la fotografía como ilustración de todo aquello que el ojo humano puede ver, y el registro de fenómenos invisibles al ojo humano.

P: ¿Cuáles serían esos fenómenos invisibles?

R: Un fenómeno puede ser invisible por muchos motivos: primero por el tipo de radiación que no sea accesible a nuestra vista (rayos-X, ultravioleta, infrarrojo, etc.) o porque el objeto es muy pequeño (microscopía). Tampoco podemos ver los objetos que emitan mucha luz (manchas solares, fundiciones, soldaduras..) o los que emitan muy pocos fotones (fotografía de galaxias, de cielo profundo, biofotónica,..), ni tampoco sucesos que ocurran demasiado rápido (balística, colisiones..) o demasiado lento (time-lapse de crecimiento de plantas, etc).

Fotografiamos sucesos de femtosegundos, que es lo que tarda la luz en recorrer la distancia de una bacteria.

La fotografía de alta y ultra alta velocidad, que posiblemente sea donde más se ha avanzado, permite ver ahora mismo sucesos de femtosegundos, que es una cantidad casi imposible de concebir: aproximadamente lo que tarda la luz en recorrer la distancia de una bacteria.

P: Por curiosidad, ¿qué sucesos que se producen en femtosegundos se pueden fotografiar?

R: Tenemos fotografía de alta velocidad, que llegaría más o menos hasta la cien milésima de segundo; y la de ultra alta velocidad, en la que ya se llegaría a unidades como el femtosegundo. Para que te hagas una idea, en un segundo hay mil billones de femtosegundos.

A esta velocidad se fotografían reacciones químicas, acontecimientos prácticamente instantáneos. Estas técnicas están abriendo una puerta muy importante a la investigación de la química orgánica y sus reacciones. Son muy complicadas, pero es en lo que más se está avanzando ahora mismo y ya hasta se puede ver cómo se mueve la luz.

P: ¿Qué perfil de alumnos tenéis en vuestro posgrado?

R: La variedad de gente es enorme. Viene bastante científico que busca aplicaciones de la imagen para sus líneas de investigación. Estos representan aproximadamente un tercio de los alumnos. Luego tenemos policías científicos, profesores de bellas artes, profesores de fotografía y gente a la que le encanta la fotografía y trata de encontrar con estas técnicas nuevas expresiones artísticas...

P: ¿Cómo se aplica la fotografía científica al campo de las bellas artes?

R: La fotografía aplicada al análisis de obras de arte sirve sobre todo para verificar su autenticidad. Con una simple cámara infrarroja de aficionado, modificada, podemos atravesar las capas finas de pintura y ver los bocetos originales del pintor, que se encuentran tapados por la pintura. Con la luz ultravioleta, también podemos ver si ha habido modificaciones en el barniz, y cuándo se han producido… La fotografía se combina con reflectografía infrarroja y con análisis químico de pigmentos y lienzos, que junto con la experiencia en el trazo del pintor, pueden determinar al 100% la autenticidad de un cuadro.

P: ¿Y a cuestiones forenses?

R: Con la llegada de la fotografía digital se ha producido una auténtica revolución. Ahora mismo soy el presidente de la Asociación Española de Imagen Científica y Forense, que tiene un grupo muy importante de gente, con policías y científicos, investigando en el ámbito de la falsificación y autentificación de imagen.

Ahora todo el mundo lleva una cámara en el bolsillo, y se está generando una enorme cantidad de pruebas que pueden presentarse en juicios.

Con la llegada de los teléfonos inteligentes, todo el mundo lleva una cámara de fotos en el bolsillo y se está generando una enorme cantidad de pruebas que se pueden presentar en juicios. Pero también hay muchísima gente que sabe manejar Photoshop y otros programas capaces de falsificar esas pruebas. Entonces, ¿el juez qué hace, las admite o no las admite como prueba, sabiendo que pueden estar falseadas? Nosotros intentamos detectar ese tipo de falsificaciones, autentificar la imagen y certificar su procedencia.

También hay otros campos, como el de la súper resolución, que se aplica por ejemplo al análisis y clarificación de matrículas y rostros. Cuando una imagen no tiene suficiente resolución, con estas técnicas, que también pueden aplicarse en microscopía, se puede aumentar hasta un 20%, de manera que puede verse esa matrícula… Las aplicaciones son inmensas.

P: No puede decirse que seas exactamente un ratón de biblioteca. Tienes fotografías de todo el mundo…

R: La mayor parte de mis viajes son profesionales. Me he hecho imprescindible porque manejo cartografía, GPS, conducción 4x4... Y además soy dibujante de plantas. He viajado con bastantes expediciones botánicas, de hongos, etc. Me encargo de todo: fotografía, ilustración, creación de las rutas... Y eso me ha permitido conocer bastante mundo. He estado en 78 países, he cruzado los círculos polares, ártico y antártico y posiblemente sea el único fotógrafo que ha tenido la suerte de fotografiar los ejemplares del árbol mas grande, más ancho, más alto y más viejo del mundo.... En unas horas me voy a Tanzania, por cierto.

P: Como dibujante de plantas… ¿Crees que la fotografía ha acabado con esa faceta artística que hasta no hace mucho caracterizaba a naturalistas y científicos, quienes casi por necesidad también estaban obligados a ser unos grandes dibujantes?

R: Inicialmente, bastantes científicos eran dibujantes, y algunos, como Ramón y Cajal, también grandísimos fotógrafos científicos. El dibujo científico es mucho más lento y artesanal que la fotografía científica y requiere unas dotes artísticas. Además, ahora hay una tendencia que cada vez que publicas uno de estos dibujos en internet, te lo roban al día siguiente y lo modifican. Hasta yo a veces también utilizo imágenes de otros como base para realizar nuevas ilustraciones, así que creo que internet está haciendo que haya muy poca creatividad.

Ahora hay una tendencia que cada vez que publicas un dibujo en internet, te lo roban al día siguiente y lo modifican.

También el científico se ha acostumbrado a que el valor de una imagen procedente de la fotografía sea lo que se tarda en apretar un botón, y una ilustración a mano lleva un trabajo de bastantes horas y, si hay que facturarlo, los investigadores que están sin blanca y son muy reacios a pagarlos.

P: Pero los dibujantes pueden aportar matices a los que la fotografía no llega…

R: Tengo una clase precisamente de eso, de comparación entre el dibujo científico y la fotografía científica. Tienen sus pros y sus contras. En el dibujo científico, lo que hace el dibujante es aportar también una visión muy subjetiva y por tanto no rigurosamente científica. Según vas retrocediendo hacia atrás en el tiempo, descubres que la distorsión de los animales, por ejemplo, era tremenda. En el dibujo, se recoge lo que el dibujante cree ver, no lo que está viendo realmente. Pero un buen dibujo es más claro y didáctico, además de que se imprime mejor y mas barato.

El equipo de un fotógrafo científico puede valer miles de euros y el del dibujante puede ser un simple lápiz.

El equipo de un fotógrafo científico puede valer miles de euros y el del dibujante puede ser un simple lápiz. Si intento fotografiar una encina perfecta para una portada, es casi imposible encontrarla perfecta, pero si la dibujo de memoria, realmente estoy dibujando la síntesis de las miles de encinas que he visto en mi vida. El asunto da para un debate muy interesante...

P: Acabas de participar como coautor en un tratado internacional sobre fotografía en la medicina clínica, con un capítulo sobre termografía… ¿Qué aplicaciones tiene esta técnica? R:

La aplicación de la termografía en la medicina clínica está en franco retroceso. Por ejemplo, para el cáncer de mama, ahora se utilizan aplicaciones más sensibles, aunque la termografía se sigue utilizando para otras, como detección de otros cánceres, patologías vasculares, lesiones, problemas dérmicos...

Pero si en el campo médico se está quedando anticuada, fuera de este tiene muchísimas utilidades: industria, automovilismo, construcción… La precisión es tremenda, llegan hasta a centésimas de grado. Por ejemplo, una persona que se tumbe en el suelo, se puede fotografiar su silueta después de haberse levantado y sobre el retrato térmico de una persona aplicar un mapa de falso color con 256 tonos sobre un intervalo de 2-3 grados centígrados. Incluso en animales salvajes como el lince, puede verse a distancia si una herida está infectada sin necesidad de capturarlo y someterlo a estrés.