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Coronavirus

La OMS señala que la vacuna "no va a poner fin a la pandemia por sí sola"

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Un investigador del Centro de Microbiología y Epidemiología Gamaleya sostiene un vial con la vacuna rusa contra el coronavirus.
Un investigador del Centro de Microbiología y Epidemiología Gamaleya sostiene un vial con la vacuna rusa contra el coronavirus.

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha dicho que "no hay ninguna garantía" de que vaya a existir en algún momento la vacuna contra la COVID-19, y que, en caso de que sí termine desarrollándose, "no va a poner fin a la pandemia por sí sola".

"Ningún país podrá resolver este problema por sí solo hasta que tengamos la vacuna, que sería una herramienta vital y esperamos tenerla lo antes posible, pero no hay ninguna garantía de que la vayamos a tener, e incluso si la tenemos no va a poner fin a la pandemia por sí sola", ha advertido este viernes en rueda de prensa.

Por eso, ha instado a todos los países a "aprender a controlar y manejar este virus usando las herramientas actuales", y a "hacer los ajustes en la vida diaria que son necesarios para mantenerse a salvo".

Además, ha reivindicado la necesidad de aprender a vivir con el virus, ya que los confinamientos "no son una solución a largo plazo para ningún país". "No debemos elegir entre la salud y la economía, es una elección falsa. Al contrario, la pandemia de COVID-19 nos recuerda que la salud y la economía son inseparables", ha argumentado.

El director general de la OMS también ha recordado que la pandemia de 1918 conocida como "gripe española" duró de febrero de ese año a abril de 1920 y ha dicho que espera que "podamos detener esta pandemia antes de los dos años". "El virus puede moverse más rápido ahora porque estamos más conectados, pero al mismo tiempo tenemos la tecnología y el conocimiento para detenerlo".

"Es vital detectar rápidamente los brotes para evitar la transmisión comunitaria"

Tedros también se ha pronunciado sobre los rebrotes que están sufriendo algunos países como España: "Varios países se enfrentan ahora a nuevos brotes tras un largo periodo casi sin ninguna transmisión. Estos países llaman la atención a otros que ahora están registrando una reducción en el número de casos. El progreso no significa victoria. Es vital detectar rápidamente los brotes para evitar la transmisión comunitaria".

Por otra partre, la OMS ha reconocido que la magnitud de la epidemia en México está subestimada y una de las principales razones es el bajo número de pruebas de diagnóstico que se realizan. "Los tests son limitados con 3 por cada 100.000 personas por día, que se puede comparar con más de 150 por 100.000 personas en Estados Unidos", ha explicado el director del Departamento de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan.

México es el séptimo país más afectado del mundo por la pandemia por número de casos (cerca de 540.000) y registra más de 58.000 decesos. Según el especialista, quien recibe de forma permanente la información actualizada de todos los países, el porcentaje de pruebas que dan positivo llega al 50% ciertos días.

Ryan ha revelado también que los datos que maneja muestran una clara diferencia de mortalidad entre los residentes de los barrios acomodados y los pobres. En estos últimos la gente tiene hasta cinco veces más probabilidades de morir de COVID-19 y la situación de los indígenas es similar.

Mientras, en Brasil, segundo país con más contagios del mundo con 3,45 millones de casos confirmados y más de 111.000 muertes, la OMS ha observado que la curva de infecciones ha empezado a estabilizarse. "La situación en Brasil de algún modo se ha estabilizado en términos del número de infecciones detectadas por semana y ciertamente la presión debe haber bajado en los servicios de cuidados intensivos", ha dicho el director de Emergencias de la OMS. La aceleración de los casos se ha detenido en varias regiones y hay "un claro descenso" en otras.

Los niños más pequeños transmitirían menos el virus que los adolescentes

Ante el inicio del año escolar, varios países europeos que sufren rebrotes de coronavirus están imponiendo medidas de protección suplementarias, como Francia, que acaba de disponer el uso obligatorio de mascarillas por parte de los alumnos a partir de los once años. En este sentido, la OMS recomienda que los niños a partir de los 12 años usen las mascarillas en las mismas condiciones que los adultos.

Acerca de la pertinencia de tal medida, Ryan ha defendido la utilidad de las mascarillas "para romper las cadenas de transmisión" del virus, aunque todavía no existe consenso científico sobre el rol de los niños como transmisores.

No obstante, la jefa de la célula técnica de lucha contra la pandemia en la OMS, María Von Kerkhove, ha explicado que hay estudios que indican que los niños más pequeños transmitirían menos el virus que los adolescentes. Lo que se sabe es que los niños pueden contraer el virus y que tienden a ser asintomáticos o a desarrollar una forma leve de la COVID-19, aunque también se ha registrado un número limitado de casos graves y hasta de muerte en este grupo de edad.