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Coronavirus

Dos meses de nueva normalidad en España: 131.000 casos, 500 muertos y focos sin control

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Varias personas caminan con mascarillas por el centro de Valladolid.
Varias personas caminan con mascarillas por el centro de Valladolid en agosto de 2020.

Dos meses de nueva normalidad para aprender a convivir con el coronavirus. El pasado 21 de junio, España dejó atrás el estado de alarma después de un proceso de desescalada en fases que duró 42 días y al final del cual la incidencia del virus era de poco más de ocho casos por cada 100.000 personas. Transcurrido un verano atípico, dominado por el turismo nacional, las medidas de distanciamiento social y los confinamientos selectivos, esta tasa supera ya los 142 contagios. ¿Cómo hemos llegado de los 246.000 diagnosticados de junio a los casi 378.000 de agosto?

Reencuentro con familiares y amigos, trabajo, escapadas, vacaciones... El cóctel estaba servido. A medida que los ciudadanos recuperaban la libertad, los casos comenzaban a aumentar. Con un pequeño valle a finales de julio, la notificación de nuevos contagios ha crecido semana a semana, pasando de una media de 158 casos en la cuarta semana de junio, a más de 2.700 en los últimos cinco días.

En un mes, del 21 de junio al 20 de julio, España sumaba 5.610 casos. Por el contrario, esta cifra ya estaba superada a finales de julio y desde el 21 de ese mes hasta el 20 de agosto, los nuevos contagios suman casi siete veces más que en el periodo anterior: 37.856. En total, 131.634 casos en dos meses de nueva normalidad.

No obstante, tal y como han recordado en varias ocasiones desde Sanidad, las características de los casos ahora son diferentes y, pese a las advertencias de la atención primaria, el sistema hospitalario en general no sufre riesgo de colapso, por ahora. Pero "que nadie se confunda: las cosas no van bien", advertía este jueves el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón.

Brotes: de una decena a más de un millar

Las comunidades autónomas se han hecho cargo de esta nueva normalidad. Con el final del estado de alarma, el Gobierno central cedió el testigo a las autonomías, que se han encargado de articular un mosaico de planes para garantizar la seguridad y la recuperación económica de sus territorios, atendiendo a sus particularidades.

En este escenario, los brotes han concentrado buena parte de la atención. Actualmente son más de 1.100 activos, pero en el estreno de la nueva normalidad no eran más de una decena. Aunque al principio el foco se puso en los hospitales -los de Basurto y Txagorritxu, en el País Vasco, fueron los primeros en ser notificados-, ahora está en el ocio nocturno, cuyos brotes no son los más numerosos, pero sí los que más casos generan.

Entre medias, los surgidos en temporeros de varias explotaciones hortofrutícolas de Aragón y Cataluña han sido los más preocupantes, provocando una cascada de peticiones y resoluciones judiciales que comprenden retrocesos a distintas fases de la desescalada en varias comarcas, aplicación de medidas restrictivas en distintos municipios y, finalmente, una apuesta por tests masivos de cribado poblacional para tratar de contener el virus.

La incidencia más alta de Europa, con matices

Mientras el incremento de los casos ha sido regular y "suave", en palabras del propio responsable del CCAES, el de hospitalizaciones se empezó a notar a primeros de julio y los ingresos en UCI y defunciones repuntaron a partir de la última semana del mes pasado.

En claro descenso hasta el 27 de junio, a grandes rasgos, la incidencia acumulada del coronavirus en España no ha parado de crecer durante julio y agosto, llegando a ser la más alta de Europa, según recoge el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC). Este valor, que mide los casos diagnosticados en los últimos 14 días por cada 100.000 habitantes, se ha multiplicado por 18, pasando de 8,08 a 142,27 en 62 días.

La incidencia crece en todos los territorios. Ahora bien, la situación es muy dispar por comunidades, siendo las más azotadas por los brotes las que más han incrementado su incidencia. Aragón, donde los brotes en la franja de Huesca provocaron retrocesos de fase, la incidencia ha alcanzado un valor de más de 509 casos por cada 100.000 habitantes que ni siquiera se rozó en los peores momentos de la pandemia. Le siguen Madrid, cuyo incremento comenzó a comienzos de agosto y ya acumula 288 diagnósticos, y el País Vasco, con un crecimiento más sostenido y 262 contagios por cada 100.000 personas.

Por su parte, Cataluña, donde los brotes entre temporeros de Lleida y la situación en Barcelona y su área metropolitana han marcado la nueva normalidad, parece haber contenido el incremento de su tasa, que actualmente se sitúa en 144 casos. El menor crecimiento se detecta en Asturias, que ha pasado de menos de un contagio por cada 100.000 habitantes a finales de junio a algo más de 16 a finales de agosto.

"A nivel nacional no podemos decir que la epidemia esté fuera de control, aunque en algunos casos sí", concluía Fernando Simón este jueves. No obstante, señalaba que no se refería ni a provincias ni a comunidades autónomas, aunque reconocía que, "cuando los incrementos afectan a comunidades con mayor población, tienen un impacto considerable en el indicador nacional".

Simón: "A nivel nacional no podemos decir que la epidemia esté fuera de control"

De 29 fallecidos a la semana, a 122

En lo que respecta a las muertes con coronavirus, ha ocurrido algo parecido a lo acaecido con los contagios, disparadas con 122 decesos en los últimos siete días. En total, 490 personas con COVID-19 han perdido la vida en España durante la nueva normalidad. Ahora bien, Sanidad advierte que los valores y la gravedad de los casos en la actualidad están alejados de lo que se detectaba en el peor momento de la pandemia, cuyo día más mortífero fue el 31 de marzo, con 888 decesos en 24 horas.

El 21 de junio, el medidor informaba de 29 fallecidos semanales, pero llegó a estar por debajo de la decena durante varios días del mes de julio. Sin embargo, comienza a subir a partir de la primera semana de agosto y pasa de estar en torno a 25 a los 65 muertos semanales en apenas 15 días.

El pico de este periodo se alcanzó con 131 nuevas muertes semanales el pasado 19 de agosto, cuando el cómputo total se incrementó en 127 decesos en 24 horas. No obstante, Sanidad ha explicado que el incremento se debe a dos factores: el aumento de casos e ingresos en la Comunidad de Madrid y un retraso en las notificaciones de Aragón que se subsanó en esta fecha.

De la misma forma, los ingresos semanales con coronavirus se mantuvieron en torno a los 150 hasta mediados de julio, de los que unos diez eran atendidos en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Después, las hospitalizaciones crecen semana a semana hasta los 1.407 comunicados este jueves, completando un 4 % de la ocupación y con 90 personas en la UCI. Hasta la fecha más de 130.000 pacientes de COVID-19 han pasado por los hospitales españoles y, de ellos, 12.045 han ocupado una cama de cuidados intensivos.

Pacientes más jóvenes y mayor detección de asintomáticos

A la luz de estos datos, las autoridades sanitarias se afanan en descubrir si esta subida general de la curva se puede atribuir al incremento de la capacidad diagnóstica y, en mitad del debate sobre la escasez de rastreadores, lo cierto es que los casos sospechosos detectados se han duplicado en dos meses y alcanzan alrededor de 20.000 diarios.

España ha pasado de 3,2 millones de PCR realizados hasta mediados de junio -5,1 millones de pruebas si se añaden los test rápidos- a 5,3 millones de PCR en agosto -casi 8 millones en total-. El 17 de agosto, se hicieron en España 58.945 pruebas PCR y, entre los contagiados, los asintomáticos se mueven en torno al 60 %.

Según los últimos datos del Instituto de Salud Carlos III, la mayor proporción de casos de COVID-19 se producen en el grupo de 15 a 59 años, que representan el 70 % del total. Es un porcentaje que no ha variado sustancialmente durante toda la crisis, aunque sí lo ha hecho la mediana de edad.

Durante el pico de la primavera, esa mediana se situaba en los 59 años, y era mayor en hombres (62), que en las mujeres (57). Sin embargo, la cifra ha ido descendiendo paulatinamente y a mitad de julio se situaba en 48 años, si bien era mayor en el caso de ellas que en el de ellos, mientras que, en agosto, ha ido bajando semanalmente hasta los 35 años, último dato arrojado este jueves por Sanidad.