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Medio ambiente

El proyecto de hotel en el Cabo de Gata reabre el debate urbanístico en la "joya ambiental" del litoral almeriense

  • La iniciativa pretende rehabilitar un antiguo cortijo en el que se situará un hotel con 33 habitaciones, piscina y aparcamiento
  • La obra, situada en el Parque Natural, ha sido autorizada por la Junta de Andalucía, suscitando la oposición de los ecologistas

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La bahía de los Genoveses situada en el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar, Almería
La bahía de los Genoveses situada en el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar, Almería

El proyecto de rehabilitación de Las Chiqueras, un antiguo cortijo situado a un kilómetro de una de las joyas del litoral almeriense, la Bahía de Los Genoveses del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, para instalar un alojamiento turístico ha reabierto el debate urbanístico en la región, que aún recuerda con viveza el fantasma del hotel del Algarrobico, la mole urbanística de 24 plantas situada en el este espacio ambiental y parada desde 2006.

De un lado, el promotor, el grupo Playas y Cortijos, defiende la legalidad del proyecto definido como un “ecohostal” de cuatro estrellas con 33 habitaciones, 70 plazas de aparcamiento, piscina y placas solares; y, del otro, los grupos ecologistas lo rechazan al considerar que “abre un precedente para futuras construcciones hoteleras” en un paisaje catalogado como Reserva Natural por la UNESCO.

La autorización final, sin embargo, recae tanto en la Junta de Andalucía, gobernada por el ‘popular’ Juanma Moreno y que ha dado ya un primer dictamen positivo, y en el Ayuntamiento de Níjar, región donde se sitúa el Parque y liderada por la socialista, Esperanza Pérez, desatando una tormenta política entre los diferentes grupos y aumentando la tensión a un proyecto que ya recoge más de 200.000 firmas en contra en la plataforma Change.org.

¿Cómo es el proyecto?: Cuatro estrellas, 33 habitaciones y piscina

Las Chiqueras es un cortijo situado en la hacienda El Romeral en el Parque Natural del cabo de Gata-Níjar compuesto por ocho construcciones que datan de principios del siglo XX. La de mayor tamaño es conocida como La Fábrica, rehabilitada como un ecomuseo donde también se hacen celebraciones de bodas, visitas escolares y otros eventos. El resto de edificaciones- corrales, almacenes y antiguas viviendas- se encuentran en diferentes estados de conservación y en algunos casos aún tienen uso agropecuario de la zona.

Tanto El Romeral (123,74 ha) como Las Chiqueras (2,6 ha) son propiedad del Grupo Playas y Cortijos, presididos anteriormente por Doña Pakyta, hija predilecta de Andalucía por su defensa del Parque, y ahora por sus familiares. En 2016, a través de la empresa Torres y Díaz, solicitó autorización a la Junta de Andalucía para llevar a cabo un proyecto de rehabilitación del cortijo y, así establecer dentro del mismo espacio, un hotel de cuatro estrellas con 30 habitaciones, piscina, plazas de aparcamiento, así como construcciones subterráneas para el suministro de agua y placas solares.

Ante ello, los colectivos ecologistas Asociación de Amigos del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, Equo Almería y Grupo ecologista de Mediterráneo (GEM) presentaron alegaciones argumentando el cambio de usos en el parque y el impacto ambiental. Se consiguió la modificación del proyecto, al reducir las plazas de aparcamiento a 70 y agrupar las habitaciones en las instalaciones existentes, evitando así la construcción de un edificio en el interior del cortijo.

Cuatro años después de la presentación del proyecto, el Gobierno Andaluz le ha dado luz verde generando una nueva oleada de protestas de los grupos ecologistas a los que se unieron Ecologistas en Acción y Greenpeace y que han vuelto a presentar alegaciones que arremeten contra la legalidad del proyecto.

Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso - Ecologistas se movilizan contra el hotel de la bahía almeriense de Los Genoveses - Escuchar ahora

La normativa, uno de los puntos polémicos

Según el Plan de Ordenamiento y Recursos Naturales (PORN) y el Plan Rector de Usos y Gestión (PRUG) por los que se rige el espacio natural, el lugar en el que se pretende implantar el hotel está catalogado como C1. Esto implica que en esa área se podrá destinar a usos agrícolas, actuaciones forestales y cinegenéticas, actividades e instalaciones de uso público y educación ambiental, campamentos de turismo, la rehabilitación de construcciones existentes, así como "cualquier otra actuación que el correspondiente procedimiento de autorización determine como compatible".

Por tanto, para los ecologistas, la actividad tradicional del cortijo ha sido agrícola e implantar el hotel “supondría añadir un uso turístico” continuado del territorio que no se registra específicamente en el plan. “Nosotros no nos hemos opuesto a la rehabilitación del cortijo, a lo que nos hemos opuesto es al cambio del uso que se da de su actividad, enfocándose al turismo. Esto además de tener un impacto ambiental en el espacio, podría abrir un precedente a la puesta en marcha de otros hoteles, usando antiguas construcciones”, explica el coordinador de Ecologistas en Acción en Andalucía, Eduardo Gutiérrez, a RTVE.es.

"Hay hoteles u otros terrenos a los alrededores que cumplen estas necesidades y la población de San José, por ejemplo, está muy cerca, no creemos que sea necesario un hotel dentro del Parque, que ya de por sí es un ecosistema frágil y una auténtica joya del litoral ambiental", añade, el secretario de asociación de Amigos del Parque Natural Cabo de Gata- Níjar, Juan Manuel Jerez.

La empresa seguirá con el proyecto

El promotor, el grupo Playas y Cortijos, por su parte, se defiende diciendo que en los elementos arquitectónicos del cortijo “ya existe actividad y residen distintas familias” y considera que el proyecto cumple toda la normativa al ser una rehabilitación e interés de “uso público”, algo con lo que los ecologistas discrepan al considerarlo una actividad para conseguir un beneficio económico privado.

A este respecto, cabe añadir el PORN establece únicamente como actividades incompatibles la implantación de cultivos intensivos bajo plástico o "cualquier otra actuación" que "el correspondiente procedimiento de autorización" lo determine y, en este caso, por el momento la Junta lo ha autorizado.

El siguiente paso, según explica Juan Manuel Jerez es que la Junta revise las alegaciones. En caso de volverlas a denegar y autorizar el hotel, la cuestión pasa al Ayuntamiento de Níjar, responsable del área, y gobernada por la socialista Esperanza Pérez, que a pesar de la fuerte oposición que ha mostrado el PSOE-A al proyecto, ha declarado que "si la ley dice que se puede hacer, no hay más que hablar". "En caso de que se le otorgue la licencia de obra al hotel, volveremos a alegar", apuntan desde la asociación de Amigos del Parque Natural, por lo que el proceso podría dilatarse aún más.

Por el momento la empresa promotora ha asegurado a RTVE.es que, en caso de conseguir las autorizaciones de la Junta y la licencia del Ayuntamiento de Níjar, seguirá con el proyecto en adelante a pesar del revuelo mediático y la oposición ecologista a desarrollar la obra en el Parque.

“No es el Agarrobico”, pero está en "zona vulnerable"

Los grupos ecologistas defienden que el emplazar un hotel en el Parque puede afectar al ecosistema, debido a la vulnerabilidad del área y del aumento del tráfico rodado. "El hotel supone aumentar la capacidad de pernoctación en esta zona del Parque Natural, lo que incidirá negativamente en la conservación. Además, debería conectarse a la red general de abastecimiento, siendo necesarias tuberías subterráneas y obras en otras partes del parque natural", concreta el coordinador de Movilización en Andalucía de Greenpeace, Luis Berraquero.

Considera también que "supondría el aumento del tráfico rodado, hecho que es incompatible con el Plan de Movilidad Sostenible" y que la Junta "no valora los impactos negativos sobre la calidad del aire ni la contaminación lumínica y acústica del proyecto", ni "tiene en cuenta que es un área de especial importancia para las aves esteparias".

A este respecto, la empresa promotora asegura que "es la primera interesada" en la conservación del espacio y que pretende hacer el proyecto "de una forma sostenible e integrando incluso elementos innovadores de energías renovables". "En ningún caso se “enladrilla” el espacio", añade. Aseguran estar "desconcertados" por el revuelo de este proyecto y niega las comparaciones con construcciones como el Algarrobico, el polémico hotel construido en la playa del mismo nombre dentro del Parque Natural y que los grupos ecologistas piden su derribo y recuperación del ecosistema.

“No es el Algarrobico, pero sí es un paradigma de lo que no queremos en el Parque, ya que es una zona vulnerable”, ha asegurado Eduardo Gutiérrez, de Ecologistas en Acción, y que espera que el mensaje se traslade para evitar así otros proyectos que no se ajusten a criterios ambientales se desarrollen en el litoral andaluz.

Los Ricardillos y otros proyectos polémicos del litoral

En el mismo Parque Natural se han dado otros casos polémicos por su situación ambiental, como por ejemplo el proyecto de un hotel rural de dos estrellas en el paraje de Los Ricardillos, junto al acceso a la cala de San Pedro, en la zona de Las Negras de Níjar.​ Aunque en este caso, el final ha sido distinto, la Junta de Andalucía ha emitido finalmente un dictamen ambiental en el que declara por segunda vez "incompatible" con los usos del Parque Natural, alegado por Amigos del Parque Natural de Cabo de Gata y Grupo Ecologista Mediterráneo (GEM).

Pero estos no son los únicos proyectos del litoral andaluz. En la provincia vecina, Málaga, Greenpeace apunta al proyecto Larios que planea la construcción de un campo de golf y alojamientos hoteleros de gran lujo sobre los acantilados de Maro, una de las últimas zonas sin urbanizar del litoral malagueño; y en Cádiz, señala al proyecto hotelero Malcucaña en el Palmar (1500 plazas turísticas), la macrourbanización en el Pinar de Barbate (2.488 viviendas) y los nuevos desarrollos urbanísticos en Valdevaqueros (1.700 plazas hoteleras y 300 apartamentos).

Según Berraquero, estos son solo "algunos de los proyectos de una larga lista", que espera que no se vea aumentada con la crisis del COVID-19 y en la apuesta nuevamente por una economía de "ladrillo" que afecte a espacios naturales y protegidos. "No debemos dar ningún paso atrás y, menos ahora, que hemos podido palpar la importancia de cuidar el medio ambiente", sentencia.