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Coronavirus

Vivir en Fase 0 y trabajar en Fase 1, la nueva realidad para algunos españoles

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Vivir y trabajar en territorios en distinta fase de la desescalada

La compleja desescalada por fases que está atravesando la ciudadanía española origina situaciones como la de vivir en una localidad que se encuentra en una fase pero tener que trabajar en otra cuya fase es diferente a pesar de separarse ambos puntos por escasos kilómetros.

Sucede si se vive en una provincia y se trabaja en otra o incluso dentro de la misma provincia. Allí donde hay municipios con áreas de salud que han avanzado a la Fase 1, en Castilla y León, Cataluña y Comunitat Valenciana.

Este es el caso de Luis Rodríguez, leonés que vive en La Cándana de Curueño pero trabaja en empresa de aventura Kayak Pico Azul de Vegacervera. La primera localidad, perteneciente al municipio de La Vecilla, dista de la segunda en 19 kilómetros, sin embargo ambas se encuentran en diferentes áreas de salud dentro de la provincia leonesa.

En Castilla y León avanzaron de la Fase 0 a la Fase 1 hasta 26 áreas de salud. Tres de ellas pertenecen a León: Riaño, Matallana de Torío y Truchas.

"Nosotros dependemos casi al cien por cien del turismo y por eso nuestra actividad lleva semanas parada. Sin embargo, con el progreso a la Fase 1 se permite reanudar las actividades de turismo activo y naturaleza. Puede que tengamos que volver de un día para otro y por eso estamos preparándonos para las nuevas condiciones: establecer grupos de menos de 10 personas, disponer de los equipos de protección individual para guías y clientes, aprender a mantener las distancias de seguridad, etcétera", explica el guía.

En regiones de la España vaciada como estas, Valle del Torío y Valle del Curueño, la dependencia del turismo es mayúscula y ahora se ven azotadas por la pandemia Covid-19 y sus consecuencias. "La actividad que tal vez más nos demandaban es la realización del curso de aguas de las Cuevas de Valporquero y eso no sabemos cuándo lo podremos volver a llevar a cabo porque las cuevas están cerradas por parte de la Diputación de León. Ojalá se reabran cuanto antes", reclama.

Otra de las patas de su actividad, que también se ha visto seriamente damnificada, es la de los campamentos de verano: "Toda la ocupación que teníamos contratada para la primavera se tuvo que cancelar. Eran principalmente escolares procedentes de la Comunidad de Madrid. Ahora, con los que habitualmente recibimos en verano, procedentes de empresas privadas o institucionales como el Ayuntamiento de Valladolid, estamos tratando de negociar una prórroga para ver si a finales de agosto o en septiembre podemos recibirles", concluye.

Hacerse o no el túper dependiendo de la fase

María Soliva Martínez es una ortodoncista que vive en Tarancón (Cuenca) pero que trabaja unos días en Arganda del Rey (Madrid) y otros en Cuenca capital. Su actividad no se ha visto alterada ya que durante el estado de alarma ha continuado desempeñando su labor, "con reducción de horarios, eso sí".

"A la hora de viajar no me ha afectado porque conducía sola hasta Madrid y poseía ya antes mi justificante de trabajo esencial. Lo que sí va a ser diferente dependiendo del día va a ser para comer. Yo antes de todo esto trabajaba en Cuenca y en Arganda por la mañana y por la tarde, y para comer salía e iba a algún restaurante. Ahora eso lo puedo seguir haciendo en Cuenca desde esta semana pero en Arganda no. Trabajo solo de tarde y si quiero comer algo me lo tengo que llevar de casa", confiesa.

También en un pueblo de Cuenca, en Mota del Cuervo, vive Álvaro Peñalver. Todos los días a las 7:30 de la mañana abandona su localidad para desplazarse tan solo 12 kilómetros hasta su lugar de trabajo, una empresa de recambios para el automóvil situada en Pedromuñoz, provincia de Ciudad Real, que aún se mantiene en Fase 0.

El cambio de fase en poco más de una decena de kilómetros no le ha hecho alterar su rutina. No han cerrado durante el estado de alarma pero "esta mañana se notaba algo diferente". "A la salida de Mota hay dos bares que cuando he venido a comer a casa tenían gente en sus terrazas, en Pedromuñoz de eso nada. Además en la carretera he notado un movimiento similar al que encontrarías por estas carreteras cualquier lunes del año. Esto ya es otra cosa", asevera el moteño.

Clientela en las terrazas de Requena a pesar del viento

Belén S. Ureta es una madrileña que vive junto a su marido y su hijo recién nacido en Valencia, la capital de la provincia bañada por el Mediterráneo. Sin embargo, antes de que se decretara el estado de alarma, se mudaron los tres a Requena, localidad valenciana (a 80 kilómetros de la capital) en la que su marido trabaja diariamente como farmacéutico.

"Yo me acababa de lesionar la rodilla de cierta gravedad en enero mientras practicaba esquí y decidimos mudarnos a casa de mis suegros porque era la única manera de mantenernos unidos debido al trabajo de mi marido", explica Belén.

Desde este lunes 11 de mayo se encuentran viviendo en una localidad que ha alcanzado la Fase 1 mientras que su vivienda habitual permanece en Fase 0. "Hemos decidido que el viernes nos volvemos a Valencia con la confianza de que a partir del próximo 18 de mayo también alcance Valencia ciudad la Fase 1. Si no sucediera, a mi marido no le quedaría otra opción que ir y venir", afirma.

"Hoy ha sido el primer día en la nueva fase y ya he notado bastantes diferencias", indica la madrileña respecto a los cambios que ha observado en Requena al salir a pasear junto a su bebé. "He visto movimiento y coches como si fuera un día normal y me ha llamado la atención ver coches con más de un ocupante. Hacía tiempo que no lo veía. Aunque lo que más me ha chocado sin duda ha sido ver gente en las terrazas. Hace sol pero el tiempo no acompaña nada porque hay mucho viento, aún así he contado hasta cuatro terrazas con clientes, con más de uno y de dos, tomando cafés o cañas", concluye.