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Coronavirus

África, el continente donde la expansión del Covid-19 no ha hecho más que comenzar

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Policía nigeriano supervisando la distancia entre pasajeros por el coronavirus
Policía nigeriano supervisando la distancia entre pasajeros por el coronavirus

África ha sido, hasta ahora, uno de los continentes menos afectado por el coronavirus, pero la epidemia empieza también aquí a mostrar los dientes y sus consecuencias podrían ser devastadoras tanto en el aspecto sanitario como en el económico.

La dirección para África de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado sobre la evolución "dramática" del Covid-19 en África, donde hay ya una cuarentena de países afectados frente a un sólo país hace solo un mes. La epidemia se extiende geográficamente, atraviesa fronteras y crece el número de infectados.

La reacción de las autoridades a su amenaza aumenta a ritmo desigual y se empiezan a tomar medidas de contención. Algunos imponiendo el confinamiento parcial o total de la población como Ghana, Ruanda, Zimbabue, Madagascar, África del Sur y Marruecos hasta el 20 de abril, con multas y hasta penas de prisión.

Senegal y Costa de Marfil han declarado también el estado de emergencia y avanzado hacia medidas más duras. Siguiendo su ejemplo, Kenia ha impuesto también el toque de queda a partir del viernes 27 de marzo, después de haber constatado, según su ministro de Salud, Mutahi Kagwe, incumplimientos "inaceptables" de las consignas de seguridad sanitaria.

Desiguales medidas de contención

El confinamiento tiene en África el problema añadido de afectar a millones de personas en situación de pobreza y de extrema pobreza. Privadas de los servicios más básicos como el agua, apenas si pueden mantener una mínima higiene para evitar la infección del coronavirus. En la gran mayoría de los países, la crisis económica no es una consecuencia sino un punto de partida. Como en el caso catastrófico de Zimbabwe que, aun así, desde el lunes 30 de marzo empezará un confinamiento de tres semanas, según anunció su presidente Emmerson Mnangagwa.

En Níger, el presidente Mahamadou Issoufou también ha decretado el toque de queda entre las 19.00 y las 6.00 en Niamey, la capital, además de anunciar la suspensión de condenas a unos 1.450 detenidos por razones humanitarias y para aliviar la masificación en las prisiones.

Sudáfrica, el país con mayor número de contagios

Desde la media noche del viernes 27 de marzo, el presidente Cyril Ramaphosa ha preferido anticiparse a una casi segura catástrofe sanitaria para la población de Sudáfrica, casi 60 millones de habitantes. Están obligados a un confinamiento de tres semanas con el despliegue del Ejército en las calles para hacerlo cumplir.

El sábado 28 de marzo, la policía abría fuego con balas de caucho para dispersar a cientos de personas que, violando la orden de confinamiento, se precipitaban en un comercio en Johannesburgo.

Sudáfrica, el país más industrializado y con la economía más diversificada del continente, es también el más afectado por el coronavirus. Cuenta además con una singularidad que lo hace más vulnerable a la epidemia: una sexta parte de la población, unos 10 millones de personas, son portadoras de patologías inmunológicas entre las que se incluye el VIH, que las hacen más frágiles frente al Covid-19. También el invierno austral que, a partir de abril supondrá una bajada de temperaturas, es también un factor de riesgo para el país.

La pobreza, cómplice del Covid-19

Según un estudio realizado por el Overseas Development Institute (ODI), los países más vulnerables a las consecuencias de la epidemia son los más pobres. Esta agencia británica ha calculado que la pérdida para África, a mediados de febrero, debe suponer ya más de cinco mil millones de dólares. Cifra difícil de calcular, aunque ampliamente superada porque el daño aumenta día a día.

Según Médicos sin Fronteras (MSF), en Burkina Faso, por ejemplo, la respuesta al coronavirus debe combinarse también con la desnutrición el cólera y la malaria. En el norte del país, las poblaciones ya están en una situación muy frágil por las malas cosechas y la inseguridad que han dejado decenas de miles de desplazados.

Una epidemia sin distinción de piel ni clase social

El coronavirus se ha llevado a una de las leyendas más queridas de Camerún, tanto dentro como fuera de sus fronteras: el cantante, compositor y saxofonista Manu Dibango moría el pasado 24 de marzo en Francia, después de varios días luchando contra una infección respiratoria causada por el coronavirus.

Además de una pérdida para el mundo de la música y la cultura en general, en lo que respecta al coronavirus, la muerte de Dibango a los 86 años, supone también un jarro de agua fría para muchos africanos entre los que empezaba a correr la creencia de que quizás el coronavirus fuese una enfermedad solo de blancos.

Pero el Covid-19 no hace diferencias entre el color de la piel o clases sociales. No perdona ni a los más altos líderes políticos del continente. Por el contrario, los políticos se ven particularmente afectados por el coronavirus en distintos países africanos, hasta el punto de que se empieza a decir que es la enfermedad de las élites globales, aquellos que viajan con frecuencia y mantienen una intensa vida social.

Alcanza altos cargos como el jefe de Estado de Botswana o el primer ministro de Costa de Marfil, Amadou Gon Coulibaly, que se ha puesto él mismo en cuarentena después de estar en contacto con una persona que dio positivo. También ha tenido que someterse a cuarentena el presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), el chadiano Moussa Faki, después de que uno de sus colaboradores hayan dado positivo.

Pero es Burkina Faso el país con más políticos infectados: donde ha muerto la vicepresidenta del parlamento Rose-Marie Compaoré y hay no menos de 7 ministros infectados, entre ellos el de Asuntos Exteriores, Alpha Barry. Una situación que obligó a realizar el consejo de ministros del jueves 26 de marzo por videoconferencia para evitar que se infectase el jefe del Estado Roch Marc Christian Kaboréy.

La ayuda internacional en suspenso

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de origen etíope, sigue también en su cuenta de Twitter la progresión de la epidemia en el continente africano. Su país, Etiopía, solo ha identificado un número limitado de casos. Etiopía está siendo utilizada por Jack Ma, el ex CEO del grupo chino Alibaba, como plataforma para distribuir ayuda a más de cincuenta países africanos, seis millones de máscaras y más de un millón de test .

Addis Abeba, la capital etíope, fue en febrero sede de la cumbre de la Unión Africana, pero entonces el coronavirus no estaba todavía en el centro de las preocupaciones y no se habló de ayudas. Aunque el pasado 24 de febrero, el ministro francés de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, anunciaba un "paquete financiero" europeo para ayudar especialmente en África en su lucha contra el coronavirus, no hay más precisiones sobre la misma. Europa tiene serias dificultades para resolver las necesidades de sus socios más necesitados como Italia y España, y es difícil asegurar que en estas circunstancias pueda atender las necesidades de los africanos.