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Pedro Almodóvar: "Realizo mis historias con total libertad y nunca pienso en el mercado ni en el público"

  • El director manchego ha recibido este jueves el León de Oro de Honor de la Mostra de Venecia
  • Almodóvar ha calificado de "justicia poética" recoger el premio que "merecía en 1988" por Mujeres al borde de un ataque de nervios

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Pedro Almodóvar recibe el León de Oro de Honor de la Mostra de Venecia

Este jueves Pedro Almodóvar ha recibido el León de Oro de Honor de la Mostra de Venecia. En la multitudinaria rueda de prensa, el director manchego ha asegurado que: "El León de Oro es un premio importantísimo y tratándose de Venecia, donde nací como director, siento una emoción muy especial".

Y es que, como el manchego ha recordado: "Mi bautismo fue aquí con Entre tinieblas, en 1983. Era un director muy joven y estar en un festival internacional me parecía milagroso y también fue un milagro que la película fuera seleccionada, porque al presidente del jurado, Gian Luigi Rondi, de la Democracia Cristiana, le parecía una historia muy obscena y no la quería en el festival. Pero la prensa se enteró y fue imposible sacarla de la selección. Por eso tengo tan buen recuerdo de ese 1983".

"Si vives lo suficiente, el tiempo te da la razón -ha añadido Almodóvar-. Recuerdo que en 1988, cuando presentamos aquí Mujeres al borde de un ataque de nervios, Sergio Leone, que era el Presidente del jurado, y Lina Wertmüller me dijeron que mi película era la mejor, que era el cine que querían promocionar. Pero no me lo dieron (tuvo que conformarse con el de Mejor Guion). Por eso siento como que, 31 años después, me están dando el León de oro que merecía en 1988. Y creo que eso es un acto de justicia poética".

"Cuando volvimos con Mujeres... fue como una gran fiesta"

"Volvimos en el 88 con Mujeres al borde de un ataque de nervios y lo recuerdo como una gran fiesta todo el tiempo. La rueda de prensa fue casi como si estuviésemos en un teatro haciendo una comedia. Ganamos el premio al mejor guion y todos los recuerdos de las actrices son maravillosos porque representaban a una España ultramoderna. La imagen que tengo en la cabeza - ha añadido- es la de Loles, Rossy, Carmen Maura, Julieta y Chus, que eran un grupo muy moderno".

Preguntado por el título de su última película, Dolor y gloria, el director ha asegurado que son dos palabras con las que soy muy pudoroso. No quiero quejarme del dolor ni ser demasiado ostentoso con la gloria".

"Mis películas demuestran que la democracia española era real"

En cuanto a los cambios sociales que vivió con la llegada de la democracia a España y cómo los reflejó en su cine, Almodóvar ha asegurado que: "En el momento que empecé a hacer cine no hablábamos de diversidad pero la vida era muy diversa, sobre todo en los años 80 que España despertaba de una dictadura de 40 años. Lo más importante del pueblo fue perder el miedo y la libertad tan extraordinaria que gozábamos cada uno de los ciudadanos".

"Con el poder de ser director -ha continuado- impuse todas las orientaciones sexuales. Porque como autor de lo único que me siento responsable es de cómo son los personajes de los que hablo. Con ese poder a todos mis personajes les he dado una autonomía moral fueran travestis, monjas, etc. Lo que más me fascinaba era el cambio que se producía en España. Mi gran nutriente era la calle, la gente joven y la noche madrileña. Era una gran universidad para los que la vivimos. El resultado de ese momento, la democracia española, son mis películas. Mis peliculas demuestran que la democracia española era real".

En cuanto al auge de la ultraderecha en España, Almodóvar ha afirmado que: "Hay una España contemporánea que tiene de todo; incluso a algo a lo que nos habíamos resistido, que es tener un partido de ultraderecha. En Italia o Francia lleva mucho tiempo. Esta es la equiparación a nivel político de la misma variedad que cualquier otro país. No sé si eso es moderno, pero la situación es la que es".

"Yo he cambiado tengo el pelo blanco, visto traje. Eso es el paso del tiempo. Seguro que Madrid sigue siendo una ciudad muy moderna, aunque yo no salgo tanto como antes. Pero a veces me encuentro esa España moderna sin pretenderlo" -ha añadido-.

Pedro Almodóvar con el León de Oro del Festival de Cine de Venecia

"Nunca he estado preocupado por tener un estilo propio"

Sobre sus inicios, Almodóvar ha confesado que: "Cuando empecé a hacer cine no tenía ni idea del lenguaje cinematográfico. No pensaba nunca en el estilo. Mi única preocupación, por inseguridad, era que la historia se entendiera. Desde mi tercera película, Entre Tinieblas, la que vino a Venecia, ya tenía todos los elementos. Es ahí cuando empiezo a ser consciente del lenguaje cinematográfico y a enamorarme de él. Pero nunca he estado preocupado por tener un estilo propio. Si eso pasa ha sido por casualidad. El poder de ser director hace que las historias nazcan de mí y las realizo con total libertad y del modo más independiente, nunca pienso en el mercado ni en el público. Si tengo un estilo es resultado de esas circunstancias".

"El uso del color en mis películas -ha añadido- demuestra mi nostalgia por las primeras que vi en Technicolor, con colores muy brillantes e incluso vivos, que se debían a una cuestión de química, a cómo se revelaban las películas. Siempre he buscado ese Technicolor de mi infancia".

"El color -ha añadido- También es una reacción en contra del lugar donde nací. La Mancha que recuerdo era un país conservador casi calvinista. Se veía poco color en la ropa de la gente y en la propia región, muy árida. Era lo contrario a lo que me sentía. Por eso mis películas son coloristas y barrocas, porque la Mancha es un lugar muy severo, con muy poco color. Mi color es una reacción a lo que yo vi en mi infancia. No recuerdo haber visto el color rojo. Solo recuerdo el color negro de las mujeres porque llevaban luto durante décadas. Iban acumulando muertes de maridos, hijos, padres...."

Preguntado por su labor como productor junto a su hermano, de muchas películas iberoamericanas, Almodóvar ha señalado que: "Nos interesa, sobre todo, Argentina. Admiro mucho la escuela argentina de interpretación, que es una de las más completas. Soy gran admirador de los actores argentinos. Y hemos tenido la suerte de decidirnos en base a un guion. Cuando vi La ciénaga, de Lucrecia Martell, quedé tan impresionado que llamé a mi hermano Agustín, e hicimos lo posible por participar en sus siguientes películas y así lo hemos hecho. Y lo mismo con otros directores. Hay unos guiones muy buenos y, además, hacer coproducciones con Argentina no es complicado".