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Mohamed VI, de las promesas al estancamiento de las reformas tras 20 años al frente de Marruecos

  • El rey Mohamed VI cumple dos décadas al frente de un país marcado por la desiguald social y económica
  • En su discurso oficial, ha anunciado medidas para que el crecimiento económico alcance a toda la población

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Mohamed VI celebra el 20 aniversario de su llegada al trono de Marruecos

Cada año, el rey Mohamed VI se dirige a los marroquíes la víspera de su aniversario como monarca, la Fiesta del Trono, con un discurso que enfatiza su labor como jefe del Estado y líder espiritual de la nación, los dos papeles que le reserva la Constitución marroquí. Un discurso que ha evolucionado desde las promesas de apertura social y política de sus primeros años a la sensación de estancamiento que sobrevuela ahora su reinado, que este martes cumple 20 años.

En su primer discurso, en 1999, cuando sucedió a su padre Hassan II, prometió acabar con la corrupción y la pobreza, lo que le valió el apodo de "rey de los pobres". De hecho, enseguida acometió reformas a favor de las mujeres y la reforma política.

Este lunes, 20 años después, Mohamed VI lamenta que los "frutos" económicos de su reinado no hayan llegado a todas las regiones y clases sociales del país. Y anuncia que liderará una "comisión" para desarrollar reformas que acaben con las graves desigualdades económicas y sociales.

La ONU sitúa a Marruecos en el puesto 123 de su Índice de Desarrollo Humano y la renta per cápita de sus 36 millones de habitantes es de 2.786 euros, lo que contrasta con los 5.700 millones de dólares en que la revista Forbes cifra la fortuna personal del monarca alauita, ahora divorciado (sin una confirmación oficial) y con problemas de salud (el año pasado fue operado de una arritmia cardíaca).

Dos décadas de modernización

Esa "comisión consultiva" que quiere poner en marcha debe estudiar cómo mejorar "las prestaciones sociales de base y la eficiencia de los servicios públicos", señalaba en su discurso, en el que sería el siguiente paso de una política económica y social que va modernizando el país desde hace 20 años. Ha conseguido avances significativos en grandes infraestructuras, intenta atraer la inversión extranjera y potenciar la industrialización del país; pero los retos sociales como la educación o la sanidad están por conquistar.

"Tenemos una insatisfacción, no podemos encontrar trabajo para nuestros jóvenes, y tenemos regiones demasiado desheredadas", reconocía recientemente en declaraciones a AFP uno de los asesores del rey, Omar Azziman. El objetivo político de reducir las desigualdes sociales y territoriales "requiere un nuevo modelo de desarrollo más sensible al imperativo de la justicia social", admitía.

Desde que accedió al trono, el monarca, formado en parte en Bruselas, el corazón de Europa, ha roto algunas tradiciones. Su primera medida fue disolver el harén de su padre, que tenía a 50 mujeres (y sus familias) viviendo en el Palacio Real de Rabat. En 2004 promulgó un código de familia, la Mudawana, que limitaba la poligamia y prohibía que las mujeres se casaran antes de los 18 años.

Después, favoreció la pluralidad política frente a la dura represión de su padre, Hassan II, auspiciando la creación de nuevos partidos. Pero el intelectual Maati Monjib señalab la insfuciencia de esas reformas a AFP: "No hubo democratización, sino más bien liberalización: un periodo de apertura para la transición dinástica, destinada a mantener una monarquía ejecutiva". Cambiar para que todo siga igual, incluyendo una nueva Constitución que no impide que el país siga controlado por la oligarquía cercana al monarca.

La primavera árabe

En 2011, la primavera árabe llega a Marruecos con las protestas del Movimiento 20 de Febrero. Y se elabora una nueva constitución, aprobada en referéndum, que establece una "monarquía constitucional" en la que el rey deja de ser considerado un ser "sagrado", hay división de poderes y el jefe de gobierno será el líder del partido más votado en las elecciones.

Pero el monarca sigue siendo el jefe del estado y el líder espiritual del país; además, preside el consejo de ministros y el "consejo de magistratura", el poder judicial. "Protector de la opción democrática y árbitro entre las instituciones del Estado", le define el texto constitucional.

El control sobre los medios de comunicación, la poca fiabilidad del censo y la alta abstención (más del 50%) en las elecciones confirman que la democracia no está madura en Marruecos. "Se ha hecho lo esencial, pero queda profundizar", indica a AFP Abdellatif Menouni, otro de los asesores del rey, especializado en temas constitucionales.

Los derechos humanos son también una asignatura pendiente, según denuncia Amnistía Internacional. La libertad de expresión y reunión está limitada, y siguen vivos los conflictos en el Rif y el Sáhara Occidental.

La personalidad de Mohamed VI

En cualquier caso, la impronta del monarca ya es visible tanto en el país como en la monarquía alauita. Universitario, con formación en Bruselas y en Paris, su estilo de vida occidental contrasta con las tradiciones de un país islámico.

Fue el primer monarca que permitió que se conociera el rostro de su esposa: Lalla Salma, una ingeniera independiente que aparecía a su lado en eventos locales y, sobre todo, internacionales. Es la madre de sus dos hijos, el príncipe heredero Moulay Hassan y la princesa Lalla Khadija. Y ha desaparecido de la escena pública, aunque la Casa Real de Marruecos no ha oficializado su divorcio, también un hecho inédito en la monarquía alauita.

Por otro lado, a pesar del férreo control de la información sobre la familia real, el gobierno ha acabado difundiendo algunos problemas de salud del rey Mohamed VI, operado del corazón en 2018.

El monarca es, además del jefe político y religioso del país, su empresario más prominente. Heredó de su padre una parte importante de las empresas públicas, fundamentales en la economía del país, de las que controla el 35%. Amante de los deportes y del lujo, posse una docena de palacios en su país, colecciona coches y relojes, y viaja frecuentemente, sobre todo a Francia y a Sudamérica. Algo con lo que que la mayoría de los marroquíes solo puede soñar.

Relación con España

El presidente en funciones Pedro Sánchez felicitaba a Mohamed VI en esta Fiesta del Trono con un artículo en el diario El País en el que reconoce la relación “estratégica” de España con su vecino del sur, más allá de la relaciones económicas.

"Estamos comprometidos con el establecimiento de un nuevo esquema de relaciones, que refleje fielmente el papel clave que ejerce Marruecos en múltiples cuestiones prioritarias para la Unión Europea", ha escrito Sánchez, destacando su papel en materia de inmigración y lucha contra el terrorismo.

"Este excelente nivel de colaboración resulta clave para garantizar nuestra seguridad y para luchar conjuntamente contra cualquier amenaza que pueda percibirse en el ámbito regional o internacional", señala.

También destaca el “liderazgo internacional en materia migratoria" de Marruecos y afirma que sus esfuerzos por hacer frente a la migración irregular deben ser reconocidos, tal como el Gobierno español hace, en el ámbito europeo. Fruto de esa labor, añade, durante la primera mitad de este año el número de entradas irregulares se ha reducido un 33% y se ha reducido, por primera vez desde el año 2013, el número de entradas en patera.