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Poder Judicial

Marchena, un juez conservador para dirigir un CGPJ progresista

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Fotografía de archivo, tomada el 17/9/2018, de Manuel Marchena
Fotografía de archivo, tomada el 17/9/2018, del hasta ahora presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, Manuel Marchena.

Manuel Marchena, el nombre pactado por el Gobierno y el PP para presidir el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Tribunal Supremo, es un magistrado conservador y dialogante, sin pertenecer a ninguna asociación. Antes del acuerdo, iba a presidir el juicio por el proceso soberanista catalán, pero su ascenso le impedirá presidir y ser el ponente de la sentencia del caso contra los líderes independentistas.

Si los veinte vocales que compongan el nuevo Consejo General del Poder Judicial confirman el acuerdo alcanzado entre el Gobierno y el PP, asumirá el reto de dirigir el CGPJ en un momento convulso en el que la gestión del caso del impuesto de las hipotecas ha comprometido la imagen de la independencia del máximo tribunal.

Marchena preside la Sala Segunda de lo Penal del Supremo desde que fue elegido en septiembre de 2014 por un Consejo del Poder Judicial que apoyó su candidatura con 12 votos a favor, propiciando que se alzara con el puesto frente a un candidato de la consideración y la experiencia de Cándido Conde-Pumpido, exfiscal general de Estado entonces y actualmente magistrado del Tribunal Constitucional.

Bajo su presidencia, esta sala ha actuado con firmeza, unidad y sin discrepancias en un proceso en el que Pablo Llarena, instructor de la causa, ha atraído los focos, pero en el que el papel de Marchena ha sido fundamental.

Clave en varios casos durante su Presidencia en la Sala de lo Penal

Dentro de su etapa en la Presidencia de lo Penal del Supremo, Marchena fue el ponente de la sentencia que condenó en marzo de 2017 a 13 meses de inhabilitación al exconsejero de Presidencia catalán Francesc Homs por un delito de desobediencia grave en la consulta independentista del 9 de noviembre de 2014.

El carácter firme de Marchena a la hora de presidir este juicio quedó patente en una de las sesiones, cuando tras un encontronazo con el fiscal de la causa, Jaime Moreno, el exconsejero catalán afirmó: "En mi casa me enseñaron que tenía uno que dejar que el otro acabara de hablar antes de empezar él. Y me gustaría que se me tratara con respeto". Marchena intervino entonces para señalarle: "Esta no es su casa, esto es el Tribunal Supremo".

Entre las últimas resoluciones de la Sala de lo Penal está la decisión de no investigar al presidente del PP, Pablo Casado, por las presuntas irregularidades en su del máster de la Universidad Rey Juan Carlos.

En 2017, esta misma sala avaló en una sentencia la llamada 'lista Falciani' como prueba válida para fundar una condena por delito fiscal en España. En 2016, destaca también el auto de archivo de la querella de Manos Limpias contra contra el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, por presunta financiación irregular.

Esta misma sala se encargó del juicio al líder de Def con Dos, César Strawberry, al que condenó a un año de cárcel por enaltecimiento del terrorismo o humillación de las víctimas por unos tuits en los que ironizaba con la vuelta de los GRAPO y ETA.

Capacidad de diálogo

Considerado conservador, se le reconoce su prestigio, su capacidad de diálogo y su moderación. Esas características han sido determinantes para que el Gobierno haya aceptado que el candidato preferido por el PP presida el CGPJ.

Ese perfil se valora para iniciar una etapa menos presidencialista que la anterior, algo que coincide con el cambio legal que se tramita en las Cortes y todos los partidos apoyan para devolver competencias al pleno del CGPJ.

Compañeros suyos del Supremo inciden en su trato cercano y en su particular sentido del humor. Elogian en especial el control que ha llevado de todos los asuntos que pasaban por esa Sala, hasta tal punto que creen que sería difícil que hubiese pasado un asunto tan controvertido como el caso de la sentencia de las hipotecas en una Sala como la de lo Penal.

Y es que durante el mandato de Marchena, según apuntan algunos jueces consultados por Efe, la Sala de lo Penal ha celebrado "muchísimos plenos", más que con su antecesor, Juan Saavedra, con el objetivo de unificar los criterios de los diferentes magistrados con una base jurídica sólida.

Llegó al Supremo como fiscal

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1959, Marchena llegó al Supremo en 2004, donde ejerció como fiscal hasta 2007. Fue elegido magistrado de la Sala de lo Penal tres años después para cubrir la vacante por jubilación de José Antonio Martín Pallín.

Es licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto en 1981 y también es doctor en Derecho. Tuvo su primer destino en la Audiencia Territorial de Las Palmas en 1985.

Nombrado fiscal de la Secretaría Técnica de la Fiscalía General del Estado en 1992, dos años después pasó a ejercer como fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, donde estuvo hasta 1996, cuando volvió a su anterior destino -la Secretaría Técnica- de la que en 2003 fue designado fiscal de sala jefe.

Marchena está en posesión de la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort, la condecoración de mayor rango del ámbito judicial, y en marzo de 2012 fue designado por el Consejo de Ministros presidente de la Comisión para la redacción de un nuevo Código Procesal Penal.

Actividad docente

El actual presidente Sala Segunda también ha desarrollado una amplia actividad docente -ha sido profesor de Derecho Penal de la Facultad de Ciencias Jurídicas de Las Palmas y de Derecho Procesal de la Universidad Autónoma de Madrid- y es autor de numerosos artículos en publicaciones jurídicas y colaboraciones en obras colectivas.

Durante la presentación de su proyecto ante el CGPJ, antes de ser elegido para presidir lo Penal, Marchena afirmó que los magistrados de la Sala Segunda deben tener un "contacto directo, cotidiano y puntual" de las resoluciones del Tribunal Europeo de derechos Humanos y del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Además, durante dicha comparecencia, y aunque consideró "incuestionable la calidad de la pluma estilográfica", el magistrado planteó "cursos personalizados" sobre nuevas tecnologías a cada magistrado de la Sala. "No hay obstáculo generacional para facilitar esa transición y aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías", remachó en dicha ocasión el que está llamado ahora a presidir el órgano de gobierno de los jueces.