Enlaces accesibilidad

Desarrollan una cápsula ingerible que explora el aparato digestivo para detectar enfermedades

  • Es capaz de diagnosticar hemorragias u otros problemas gastrointestinales
  • Obtiene una respuesta bacteriana y envía los datos a un teléfono inteligente
  • Lo han diseñado científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)

Por
El sensor es un cilindro de aproximadamente 3,8 centímetros de largo.
El sensor es un cilindro de aproximadamente 3,8 centímetros de largo.

Un grupo de investigadores ha desarrollado un sensor ingerible equipado con bacterias modificadas genéticamente que pueden diagnosticar hemorragias en el estómago u otros problemas gastrointestinales, según un estudio publicado en la revista Science.

Los científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en inglés) crearon un dispositivo a partir de sensores biológicos y componentes electrónicos de muy baja potencia que es capaz de enviar los datos de la respuesta bacteriana a un teléfono inteligente.

"Al combinar sensores biológicos de ingeniería junto con electrónica inalámbrica de baja potencia, podemos detectar señales biológicas en el cuerpo y casi en tiempo real, lo que permite nuevas capacidades de diagnóstico para aplicaciones de salud humana", señala Timothy Lu, profesor asociado de ingeniería eléctrica del MIT.

Estos sensores modificados, hasta ahora probados en cerdos, responden al hemo, un grupo prostético que forma parte de diversas proteínas, entre las que destaca la hemoglobina.

Para su demostración inicial, los investigadores se centraron en la hemorragia gastrointestinal y diseñaron una cepa probiótica de E. coli para activar un circuito genético que hace que las bacterias emitan luz cuando se encuentran con el hemo.

Conectada a un ordenador o teléfono inteligente

La bacteria fue colocada en el sensor, que es capaz de enviar una señal inalámbrica a un ordenador o teléfono inteligente con una aplicación especialmente diseñada para analizar los datos.  El sensor, que es un cilindro de aproximadamente 3,8 centímetros de largo, requiere aproximadamente 13 microvatios de potencia para funcionar.

Los investigadores equiparon el sensor con una batería de 2,7 voltios, que estiman que podría alimentar el dispositivo durante aproximadamente 1 mes y medio de uso continuo.

"El objetivo de este trabajo es el diseño e integración del sistema para combinar la potencia de la detección bacteriana con circuitos de muy baja potencia para realizar importantes aplicaciones de detección de la salud", apunta la coautora principal del informe, Anantha Chandrakasan.

Los investigadores probaron este sensor ingerible en cerdos y demostraron que podía determinar correctamente si había sangre presente en el estómago y transmitir la información de manera efectiva.

El sensor está fabricado a partir de sensores biológicos y componentes electrónicos de muy baja potencia. MIT

El sensor está fabricado a partir de sensores biológicos y componentes electrónicos de muy baja potencia. MIT MIT