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Robert Guédiguian: "El cine de autor también debe ser espectáculo y que el público lo entienda"

  • RTVE.es entrevista al director marsellés y a la actriz Ariane Ascaride
  • Su último filme, La casa junto al mar, aborda el paso del tiempo
  • Guédiguian conecta su compromiso social con la actualidad de los refugiados

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'La casa junto al mar', de Robert Guédiguian, aborda el paso del tiempo y los ideales perdidos

La amplia filmografía del cineasta Robert Guédiguian pivota sobre varios ejes muy reconocibles: el compromiso social y político y el amor por Marsella. Unas huellas indelebles de nuevo evidentes en su último trabajo La casa junto al mar, que se estrena este viernes 23 de marzo.

Aborda el reencuentro de tres hermanos por la grave enfermedad de su padre, en el pequeño pueblo costero donde pasaron su niñez.Un lugar antaño lleno de vida que ha mutado en un presente solitario y decrépito vía especulación inmobiliaria. Un mensaje que funciona como una de las denuncias de la cinta.

La reunión fraternal servirá de excusa para una lírica y dramática reflexión sobre el paso del tiempo y los caminos vitales que se agotan.

Una narración que el director marsellés ha impregnado de una nostalgia activista por un tiempo donde primaban los valores frente a una realidad cambiante; aunque admite que su intención no era anclarse en un “pasado eterno”.

“Todos los lazos que normalmente unen la sociedad se ven amenazados. Todo concurre a llevarnos a algo mucho más egoísta. A un individualismo desaforado como si la única forma de sobrevivir fuera el éxito a toda costa para uno mismo. Es una tendencia que hay que combatir porque nos lleva a la desgracia y no creo que conduzca a la felicidad”, señala Robert Guédiguian a RTVE.es sobre los parámetros que subyacen en el argumento.

"Los niños refugiados hacen que los personajes recuperen su humanidad"

El filme está protagonizado por sus actores habituales Ariane Ascaride, Jean Pierre Darrousin y Gérard Meylan, en el papel de los hermanos.

La casa junto al mar es una película hermosa e intimista donde los diálogos de un reparto coral, en el que se entrecruzan varias familias y parejas de diferentes edades, esconden verdaderas perlas emocionales.

La llegada de una patera con tres niños refugiados marcará un punto de inflexión en el pausado discurrir de la historia. Encarna el “renacimiento” de unas almas desorientadas a las que se encauza a través un tierno optimismo, que difumina la melancolía y abre un horizonte de esperanza, en unos mayores que se ven reflejados en los pequeños inmigrantes.

“Los personajes sienten un vacío. No saben cómo intervenir en el mundo en el que están pero los niños son el milagro que les permite recuperar su humanidad”, explica en la misma entrevista Ariane Ascaride, musa, actriz y esposa de Guédiguian.

Ariane Ascaride interpreta a Ángele una mujer marcada por la tragedia que da una oportunidad al amor noticias

Ascaride interpreta a Ángele una diva de las tablas que evita a su familia al haber sufrido una tragedia por la que guarda duelo, y que finalmente dará una oportunidad a la vida a través del amor.

“Las historias de amor intergeneracionales encarnan esa contradicción que no puede resolverse (…) y es verdad que quería mostrar la posibilidad de hacer posible lo imposible y eso lo vemos en las parejas de la película”, aclara el cineasta de 64 años.

El veterano realizador de Marius y Jeannete o Las nieves del Kilimanjaro no abandona su microcosmos marsellés. Ubica a sus personajes en una pequeña cala bañada por la luz del Mediterráneo que actúa como un intérprete más.

Un oasis con casitas de colores y cierto aire de cuento donde los personajes se mueven a modo de escenario con múltiples referencias teatrales.

La cala donde se desarrolla la historia es un lugar entre el sueño y la realidad noticias

Guédiguian también se permite un guiño en esta oda temporal. Recupera una escena de su película Ki lo sa? rodada en 1985 en el mismo lugar y con los mismos actores, que describe “un momento mágico en el que recuerdan cómo eran y quieren recuperar esa alegría y entusiasmo”.

Apunta el director sobre un filme que confiesa tiene mucho de diario íntimo, donde desliza en boca de sus personajes su visión del mundo en la que sobrevuela el delicado hilo que une la vida y la muerte.

Este profundo humanismo es, a su vez, una forma de entender el cine compartida con su troupe. Los mismos técnicos, guionistas e intérpretes acompañan al marsellés desde hace 30 años. Una sintonía con una filmografía combativa que no esquiva la pretensión de conectar con el público.

“El cine de autor debe tener cuidado con la regla esencial del cine y es que guste, por lo tanto, el entretenimiento también puede ser cine de autor y también debe ser espectáculo (…) Debe hacer llorar y reir y si quiere seguir sobreviviendo deber ser a la vez un espectáculo popular y que más público lo entienda y lo ame”, concluye el autor sobre su modo de sentir y trabajar sus películas.

GUÿDIGUIAN: HACER CINE POLÿTICO NO DE IR EN DETRIMENTO DEL ESPECTÿCULO

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