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La primera ministra conservadora Solberg renueva el cargo en las elecciones de Noruega

  • El Partido Conservador declara la victoria en las legislativas
  • La oposición laborista califica el resultado de "fracaso"
  • La inmigración y la economía, temas estrella en la campaña

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La primera ministra de Noruega, en la noche electoral junto a su marido y su hija
La primera ministra de Noruega, en la noche electoral junto a su marido y su hija.

El partido conservador de la primera ministra noruega, Erna Solberg,  se mantiene en el cargo tras su triunfo provisional en las elecciones legislativas celebradas este lunes.

Solberg, que ha perdido el respaldo con respecto a las elecciones de 2013, cuando arrebató el poder a los Laboristas, ha obtenido, con el 94% de los votos escrutados, 89 de los 169 del Parlamento noruego. El partido Laborista ha obtenido 80 escaños, pese a ser el partido más votado desde 1924. Así, el líder laborista Jonas Gahr Støre se ha convertido en el perdedor de los comicios.

En declaraciones a los medios, Solberg ha señalado que su partido "ha recibido el respaldo cuatro años más gracias a que ha logrado resultados", y ha añadido que el país "parece que se conforma con una mayoría claramente no socialista".

Por su parte, Støre ha calificado el resultado de "fracaso", y, pese a que no daban todavía por perdidas las elecciones, ha admitido que la recuperación de la oposición podría no ser suficiente para devolverla al poder.

La alianza con la fuerza xenófoba obliga a Solberg a revisar la inmigración

Solberg se convierte así en la primera líder conservadora en repetir triunfo en tres décadas, y su Gobierno en minoría con el Partido del Progreso (Frp), la primera fuerza de corte xenófobo en subir al poder en Escandinavia.

El triunfo de Solberg refleja que ha sido capaz de remontar durante la campaña los sondeos que hace un mes le eran contrarios, pero la caída de las fuerzas del bloque de derecha implica que el Ejecutivo deberá echar mano para tener mayoría absoluta de los votos tanto de liberales como de cristianodemócratas, cuando antes solo necesitaba a uno de ellos.

Con todo, el Partido Conservador de Solberg ha sido la segunda fuerza más votada, con el 25 % y 45 diputados, tres menos; por delante de su socio, el Frp, con el 15 % y que baja un escaño para quedarse en 28.

Las diferencias entre estos últimos y el Frp en materia de inmigración obligarán a Solberg a exhibir sus mejores habilidades negociadoras para mantener unida a la derecha.

Desplome del Partido Laborista

Aunque ha mejorado notablemente el resultado de 2013 y ha obtenido un porcentaje similar de votos al del bloque gubernamental, la oposición no ha conseguido recuperar el poder, en gran medida por el desplome del Partido Laborista, el más respaldado con el 27,5 % y 49 escaños, una caída de tres puntos porcentuales y cinco diputados.

Para Gahr Støre, que hace apenas unas semanas parecía tener medio pie en el Gobierno, es un resultado muy malo, que cuestiona además su posición al frente del partido.

La fuerza que más has crecido en los comicios ha sido el Partido de Centro, que dobla apoyos hasta el 10,5 % y 19 diputados, y también ha logrado un buen resultado el Partido de Izquierda Socialista, que sube dos puntos y gana 4 escaños para acabar con el 6 % y 11, respectivamente.

Tanto el Partido Cristianodemócrata como el Partido Liberal han retrocedido algo más de un punto y varios escaños, pero a falta del escrutinio final se mantenían por encima de la barrera mínima del 4 % y aseguraban así la mayoría absoluta de la derecha.

Por debajo de ese porcentaje han quedado Los Verdes y los comunistas de Rojo, pero ambos han logrado un diputado -que los ecologistas ya tenían en la anterior legislatura- por su buen resultado en la circunscripción de Oslo.

La crisis del petróleo y la inmigración, protagonistas de la campaña

La campaña ha girado en torno a impuestos y bienestar, con la crisis sufrida por Noruega -primer exportador de petróleo y gas en Europa occidental- después del desplome de los precios del crudo en 2014 de trasfondo.

La recuperación económica experimentada en los últimos tiempos ha acabado mermando la campaña de los laboristas, que defendían una subida de los impuestos.

El triunfo supone también un respaldo a la dura línea en inmigración y política de asilo del Ejecutivo conservador, personificada en la ministra de Inmigración, Sylvi Listhaug (Frp), azote de musulmanes y refugiados.

La inmigración había sido otro de los temas centrales en campaña, en la que la oposición había defendido un cambio en la retórica agresiva implantada por el Partido del Progreso.