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Un debilitado Gobierno británico empieza a negociar el 'Brexit' con el foco puesto en la factura

  • Los expertos calculan un coste de entre 60.000 y 100.000 millones de euros
  • Bruselas centra también las conversaciones en los derechos de los ciudadanos
  • La pérdida de mayoría absoluta de Theresa May dificulta un 'Brexit' duro

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La primera ministra británica, Theresa May
La primera ministra británica, Theresa May

La Unión Europea y el gobierno de Reino Unido, debilitado tras las pasadas elecciones británicas, comienzan este lunes las negociaciones para el 'Brexit', en las que los europeos insisten en llegar a un acuerdo en primer lugar sobre los derechos de los ciudadanos y la factura de salida, una reunión que también abordará la futura frontera con Irlanda del Norte.

Las negociaciones llegan casi un año después del referéndum europeo, y días después de las elecciones en las que la formación de la primera ministra Theresa May perdiera la mayoría absoluta el 8 de junio.

El ministro para la salida de la UE, el conservador David Davis, será el negociador británico en Bruselas, donde se sentará este lunes cara a cara con su colega comunitario, Michel Barnier, para iniciar un complicado y tenso proceso de salida que dejará al bloque, en marzo de 2019, sin una de las grandes economías europeas.

Los negociadores: David Davis (Reino Unido) y Michel Barnier (Unión Europea).

Los negociadores: David Davis (Reino Unido) y Michel Barnier (Unión Europea). noticias

Bruselas publicó el pasado lunes dos documentos sobre su posición de partida en las conversaciones, centrados en los derechos de los ciudadanos y el acuerdo financiero entre Bruselas y Londres, en línea con su compromiso de reforzar la transparencia en sus negociaciones tras enfrentar críticas por su secretismo en el pasado.

En busca de un acuerdo comercial

Una de las metas de Londres es sellar un acuerdo comercial entre ambas partes, que el Gobierno británico confiaba en negociar en forma paralela a las conversaciones de salida, sin embargo se trata de un punto no recibido con buenos ojos por Bruselas.

Hasta ahora, la "premier" se había planteado un "brexit duro", la retirada del mercado único para poder controlar la inmigración, una posición que ha despertado la inquietud del Gobierno nacionalista escocés y de la colonia británica de Gibraltar, partidarios de seguir teniendo acceso al mercado comunitario.

Sin embargo, muy debilitada al perder la mayoría absoluta en las elecciones generales anticipadas, May puede verse obligada a replantear sus objetivos de negociación y decantarse por un llamado "brexit suave", la retirada pero con acceso al mercado único y la unión aduanera.

El portavoz laborista del "brexit", Keir Starmer, ha criticado a May, en declaraciones a la BBC, por la crisis que ha provocado al no obtener, como quería al adelantar los comicios generales, un mandato fuerte y estable.

"Creo que la primera ministra nos ha metido en un lío. No tiene mandato aquí y no tiene autoridad en el extranjero y las negociaciones empiezan mañana", subrayó Starmer.

Los puntos: inmigración, Irlanda o la factura

Al notificar por carta a Bruselas la intención británica de salir de la UE el 29 de marzo, May desveló los objetivos de negociación, que incluye resolver la situación de los 3,2 millones de ciudadanos comunitarios que viven en el Reino Unido y de los 1,2 millones de británicos que residen en otros países de la Unión.

A pesar de las presiones de la oposición laborista de que May debería reconocer de forma unilateral los derechos de los comunitarios, la "premier" condicionó esa medida a un gesto recíproco para los británicos que viven en la UE.

Además de la situación de los comunitarios, el Reino Unido espera resolver tan pronto como sea posible el "billete de la retirada", un punto de tensión entre ambas partes pero que los expertos sitúan entre 60.000 y 100.000 millones de euros, a fin de que Londres cumpla con sus obligaciones en materia de presupuestos ya fijados.

Otro de los puntos importantes para el Gobierno británico es la frontera entre las dos Irlandas, pues Londres quiere alguna fórmula que evite volver al control fronterizo e impedir perjudicar el proceso de paz sellado con el Acuerdo del Viernes Santo de 1998.

En su carta de notificación del Artículo 50, May se mostró a favor de entablar un diálogo constructivo y respetuoso, con el que reconoció la posición de la UE "de que las cuatro libertades del mercado único son indivisibles".

Entre los asuntos importantes a negociar será la cooperación en materia de seguridad y el intercambio de información entre las agencias de inteligencias para combatir la amenaza terrorista.

En el ámbito económico, May está a favor de dar certeza a las empresas a ambos lados, en el Reino Unido y la UE, pues considera que se beneficiarían de un periodo de implementación que permita un ajuste suave y ordenado a las nuevas disposiciones.

El programa de la reunión

La reunión, que tendrá lugar en la sede de la CE en Bruselas, comenzará a las 11.00 (09.00 GMT) y se prolongará hasta las 18.30 (16.30 GMT), cuando está previsto que Barnier y Davis comparezcan en una rueda de prensa.

Antes compartirán varias reuniones y un almuerzo de trabajo, seguido de un encuentro entre altos funcionarios, con la negociadora jefe de la CE Sabine Weynand, y el secretario designado por Londres, Olly Robbins.

El encuentro marcará así el arranque real de las negociaciones, oficialmente iniciadas el pasado 29 de marzo con la activación del artículo 50 de los Tratados de la UE por parte de la primera ministra, Theresa May, fecha en la que se abrió un plazo de dos años para lograr un acuerdo.

Respecto al calendario de futuros encuentros, la UE es partidaria de llevar a cabo las conversaciones en "ciclos", sobre lo que espera llegar a un acuerdo mañana.

Reubicación de las agencias europeas

Además, en la cumbre del jueves y el viernes, está previsto que los líderes europeos fijen cuál será el procedimiento para la reubicación de las agencias europeas con sede en Londres, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y la Autoridad Bancaria Europea (EBA).

Casi todos los países miembros han presentado ciudades candidatas para albergar al menos una de las agencias, una carrera en la que España busca recabar apoyos para que Barcelona sea la nueva sede de la EMA.

Los presidentes del Consejo, Donald Tusk, y de la CE, Jean-Claude Juncker, han trazado ya unos requisitos para la elección de la ciudad, que incluyen la flexibilidad, la riqueza de las infraestructuras de educación y acceso al mercado laboral.

El plazo de candidaturas permanecerá abierto hasta el 31 de julio y está previsto que la decisión definitiva se tome en otoño.