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El Banco de España sugiere no vincular la subida de los salarios con el IPC y ve "prioritario" reducir el déficit público

  • Alerta de la vulnerabilidad de la economía por su elevado endeudamiento
  • Pide un plan de consolidación presupuestaria a medio plazo para bajar el déficit
  • La vuelta al mercado laboral de los parados de muy larga duración, prioritaria
  • La "reducida rentabilidad" de la banca, una "vulnerabilidad" para la economía
  • Considera que la pensión media de jubilación bajará si no hay más ingresos
  • Propone en la eurozona un "fondo de estabilización" para momentos de crisis

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Fachada de la sede central del Banco de España en Madrid.
Fachada de la sede central del Banco de España en Madrid.

El Banco de España, en su Informe Anual 2016 publicado este martes, realiza una serie de recomendaciones para el conjunto del país que están en línea con lo señalado en años anteriores: bajar la "elevada" tasa de paro, sobre todo el de larga duración, mediante la revisión de las bonificaciones a la contratación y la mejora de las políticas activas de empleo; no subir los salarios con la inflación -marcada por incremento del precio del petróleo- para evitar el "efecto negativo en la competitividad"; retomar la reducción del déficit público, racionalizando el gasto y revisando los impuestos existentes, mediante un plan presupuestario a medio plazo; y reformar el sistema de pensiones para garantizar su "equilibrio financiero". El organismo, además, prevé una "cierta moderación del ritmo de crecimiento".

En su informe, el Banco de España destaca que la economía española creció por segundo año consecutivo a un ritmo del 3,2% gracias a la corrección de los desequilibrios, pero apoyada en el tono expansivo de la política fiscal y monetaria (es decir, en la menor austeridad y en las políticas del BCE), así como en la caída del precio de las materias primas, en especial en la del petróleo. El organismo espera que el PIB se recupere hasta niveles previos a la crisis "a lo largo del trimestre en curso", si bien destaca que el empleo "es todavía casi un 12% inferior" a entonces pese a la "rapidez" con la que está cayendo la tasa de paro, que es "aún muy elevada", del 18,75%.

Para reducirla, el organismo sostiene que es necesario prestar especial atención a los desempleados de muy larga duración (el 40% del total lleva más de dos años sin empleo), a los que tienen menor nivel de formación y a los jóvenes; revisar las bonificaciones a la contratación, centrándolas en los colectivos entre los que sean eficaces, como los parados de menor cualificación; y las políticas activas de empleo, que son "prioritarias" para facilitar la "empleabilidad" de los parados y cuyo cuyo margen de mejora es "amplio".

En materia de empleo, además, el organismo destaca la "fuerte creación de empleo" que, en el trienio 2014-2016, ha llevado a recuperar 1,4 millones de empleos, "casi la mitad" de los puestos de trabajo perdidos desde 2008, si bien reconoce que la ocupación es "muy inferior" a la previa a la crisis". En la construcción y en la industria, por ejemplo, los niveles actuales de empleo son todavía el 42% y el 79% de entonces.

No vincular la subida salarial a la inflación

La creación de empleo se ha concentrado, según señala el Banco de España, en los servicios, principalmente en hostelería -por el empujón del turismo-, comercio, educación y sanidad -estos dos últimos gracias a los menores ajustes presupuestarios-. Además, la contratación temporal sigue aumentando: más de la mitad de los empleos creados desde finales de 2013 son temporales. De esta forma, uno de cada cuatro asalariados (26,5%) son temporales.

Además, el Banco de España destaca que la "notable creación de empleo se ha producido en un contexto de mantenimiento de la moderación salarial". De hecho, según el organismo, los salarios reales no subieron en 2016. Por otro lado, las nuevas contrataciones tuvieron lugar a un salario medio inferior al de los trabajadores empleados previamente, lo que contribuyó a una deriva salarial negativa.

Sobre incrementos salariales, y para no perder competitividad, la institución sugiere no subir los salarios con la inflación, que está aumentando en los últimos meses por el precio del petróleo, pero cuyo ascenso irá remitiendo.

"Resulta crucial que los precios internos y los salarios no acomoden el repunte transitorio del coste de la energía y de las materias primas", asegura el organismo, que defiende que "es preciso evitar que se disipen las ventajas competitivas acumuladas en los últimos años, que están resultando esenciales para favorecer la recuperación de la actividad y la creación de empleo".

La pensión media de jubilación bajará si no hay más ingresos

El Banco de España considera que la pensión media podría experimentar descensos si no se producen "incrementos adicionales de los ingresos" en la Seguridad Social. "El mecanismo de ajuste previsto en la actual configuración del sistema se produciría principalmente a través de una disminución de la tasa de sustitución de las pensiones públicas, es decir, a través de reducciones de la pensión media con respecto al salario medio".

Del mismo modo, admite que el envejecimiento de la población "presiona al alza a determinadas partidas de gasto público", como son las pensiones, y valora las reformas efectuadas en los últimos años porque "contribuyen a reforzar la sostenibilidad del Sistema en el largo plazo" mediante el retraso de la edad de jubilación o la desvinculación de la revalorización al IPC.

Mientras, de cara al futuro, la clave -a su entender- es "delimitar" las tasas de sustitución del sistema de pensiones, de manera que "se adecuen los ingresos para que la sostenibilidad quede garantizada". En cualquier caso, ve "deseable" que cualquier estrategia de reforma que se vaya a hacer "aumente la transparencia del sistema" y "mantenga un mecanismo de ajuste automático que garantice el equilibrio financiero".

Rebajar el déficit favoreciendo el crecimiento económico

Respecto al déficit público, el Banco de España señala la necesidad de "retomar el proceso de consolidación fiscal" ante el aumento de la deuda pública de los últimos años, uno de los puntos más vulnerables de la economía del país (sobre todo si suben los tipos de interés y se encarece la financiación) teniendo en cuenta que la ratio de deuda se sitúa en el 100% del PIB. Para ello, la institución que preside Luis María Linde pide usar la Ley de Estabilidad Presupuestaria y todos los mecanismos "preventivos y coercitivos" que contiene.

Como ya ocurriera en 2015, el Banco de España señala que la reducción del déficit público en 2016 se debió "exclusivamente a la mejora cíclica de la economía". Y destaca el hecho de que el déficit estructural total subió hasta alcanzar un nivel del 3,5% del PIB, que es el más elevado desde 2011.

Sin embargo, el "fuerte ritmo de avance" del PIB permitió "compensar con creces los efectos del todavía elevado déficit sobre la ratio de la deuda pública sobre el PIB", de modo que esta registró una ligera reducción, hasta el 99,4%.

Por todo ello, el organismo pide que se rebaje el déficit, pero de una forma que favorezca el crecimiento potencial de la economía, algo que se debe hacer -en su opinión- revisando la cesta de impuestos para obtener "de forma estable y eficiente" los ingresos necesarios para financiar el gasto público, que debe seguir la senda de racionalización.

La "reducida rentabilidad" de la banca, "vulnerabilidad" para la economía

Además, el Banco de España advierte de que la "reducida rentabilidad" de las entidades financieras del país -a pesar de la situación de solvencia- es un elemento de "vulnerabilidad" para la economía española, motivo por el que sugiere fusiones entre bancos, pero también otras alternativas.

Así, según el supervisor, el actual contexto de tipos de interés bajos, el volumen de actividad nueva limitado y la presencia de "bolsas significativas de activos improductivos" supone un reto para la recuperación de la rentabilidad de las entidades españolas que "exige aumentos adicionales de eficiencia a los que potencialmente podrían contribuir una cierta consolidación adicional dentro del sector y la exploración de fuentes alternativas de recursos".

Por otra parte, el organismo cree que las condiciones financieras "benignas" favorecieron en 2016 el avance de los nuevos créditos de hogares y empresas y del gasto privado. En todo caso, ha subrayado que en la segunda mitad del año se observó una "cierta desaceleración" de la actividad crediticia, vinculada con factores de demanda.

Un fondo para compartir riesgos entre países de la eurozona

El Banco de España aborda en su informe anual la necesidad de la eurozona cree "mecanismos de compartición de riesgos o aseguramiento mutuo" entre sus países miembros parecidos a los que existen en países federales como EE.UU. y Canadá para "suavizar la caída de la producción" que puede darse en un Estado o región en un momento de crisis.

Una alternativa "factible" para el regulador español es la puesta en marcha de un "fondo de estabilización", al que todos los miembros contribuirían con una aportación fija -cierto porcentaje de su PNB, por ejemplo- para acumular reservas "en las fases alcistas del ciclo, que se utilizarían en los momentos adversos" mediante transferencias a los Estados que lo necesitaran.

"Un mecanismo de estas características, con un tamaño relativamente moderado, permitiría alcanzar en la Unión Europea Monetaria (UEM) una potencia de estabilización similar a la de las transferencias del presupuesto federal en Estados Unidos", señala el informe del Banco de España, que también apunta a la creación de un seguro común de desempleo.

Por otro lado, el documento sugiere la posibilidad de que economías con niveles reducidos de endeudamiento privado y unas cuentas públicas con margen suficiente, como Alemania y Países Bajos, pongan en marcha políticas fiscales expansivas, ya que esto podría contribuir al crecimiento económico de "sus países vecinos", según estimaciones realizadas mediante modelos econométricos.

Sin embargo, el propio Banco de España reconoce que la puesta en marcha de este tipo de políticas "se enfrenta a distintas dificultades institucionales", entre ellas, la ausencia de un presupuesto común de la Unión Europea y el hecho de que son muy pocos países los que tienen este margen para aumentar su gasto público y seguir cumpliendo los requisitos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, por lo que sería difícil que sus gobiernos aprobaran estos aumentos del gasto / Ana Martín Plaza.