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Alerta en Bruselas

La alerta contra el terrorismo vacía Bruselas: "La gente está ansiosa, esperando que pase algo"

  • La capital de Bélgica y de la UE trata de convivir con las restricciones
  • Bruselenses y visitantes se adaptan a las medidas, entre inquietos y hastiados
  • El primer día laboral transcurre sin colegios, museos ni grandes comercios
  • Los comerciantes del centro sufren la menor afluencia: "Es una catástrofe"

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Tercer día de alerta máxima en Bruselas por riesgo de atentado

El centro de Bruselas se ha vuelto a vaciar este lunes por las restricciones que ha impuesto el tercer día de alerta máxima contra posibles atentados terroristas, el primero en jornada laboral, unas medidas con las que tratan de convivir bruselenses y visitantes, entre inquietos y hastiados, y que no se van a empezar a relajar al menos hasta el miércoles.

La ciudad ha amanecido con el nivel cuatro de alerta, el más alto posible, que ha supuesto el cierre del metro, así como de muchos comercios, especialmente las grandes superficies, mientras que los niños no han podido acudir a los colegios. También se han cerrado universidades, museos -incluido el Atomium-, bancos, cines y mercados, entre otros establecimientos.

Muchos trabajadores se han quedado en casa, bien para cuidar de sus hijos, bien para trabajar desde allí por recomendación de sus empresas, y tan solo unos pocos turistas han decidido desafiar al temor y recorrer las calles, aunque fuera solo por la excepcional presencia de las fuerzas de seguridad. Los funcionarios belgas, sin embargo, han acudido a sus puestos, con mucha más facilidad que otros días, ya que los atascos se han reducido.

Una espera contenida

No ha pasado nada y la gente teme que pase

"Es el efecto psicológico, la gente está ansiosa, esperando que pase algo", explica a Reuters el presidente de la Cámara de Comercio de Bruselas. "En París, querían mostrar que han sobrevivido, que sus vidas sigue. Aquí ocurre lo contrario: no ha pasado nada y la gente teme que pase".

Escuela cerrada en Bruselas, a causa del estado de máxima alerta antiterrorista en la capital de Bélgica, el 23 de noviembre de 2015. REUTERS/Francois Lenoir

Escuela cerrada en Bruselas, a causa del estado de máxima alerta antiterrorista en la capital de Bélgica.REUTERS/Francois Lenoir REUTERS/Francois Lenoir

"Estoy triste", comenta a AFP Tatiana, una joven madre que se ha encontrado cerrada la guardería de su hija Alissa: "Debido a la decisión del Gobierno, la guardería estará cerrada este lunes", rezaba el cartel de la entrada.

Su hijo Oleg, de ocho años, ha ido solo al colegio y ha vuelto enseguida, por el mismo motivo. "Se va a quedar en casa con su hermana Alissa. Es una pena, le gusta mucho el colegio. Espero que solo sea hoy, que mañana vuelva la calma", explicaba su madre antes de retomar su camino.

Actividad al ralentí

Con todo, la actividad no se ha detenido por completo, especialmente en el centro histórico de la ciudad. Algunas camionetas hacían su reparto por las tiendas y los operarios instalaban las casetas del mercado navideño que debe abrir este viernes en el entorno de la Grand Place y de la Bolsa.

En el Parque del Cincuentenario, uno de los grandes espacios verdes de la capital belga, cerca de las sedes de las instituciones de la Unión Europea, algunas familias paseaban con sus hijos, bajo el frío sol de invierno, mientras varios turistas japoneses hacían fotos.

Algunos cafés han abierto y, en pleno centro, grupos dispersos recorrían las calles y se hacían fotos junto a los vehículos militares diseminados por la zona, especialmente con la tanqueta que está frente al Ayuntamiento gótico. Algunos se dejaban entrevistar por los numerosos medios de comunicación que ha congregado la extraordinaria situación que vive Bruselas. La presencia militar sigue siendo fuerte.

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Algunos turistas desafían al miedo

"Hemos estado siguiendo todo lo que pasaba por las redes sociales, y sabemos que hay peligro, pero al salir a la calle hemos visto mucha Policía y eso nos ha hecho sentir seguras", relataba a Efe una turista estadounidense. "Además, sólo tenemos tres días para ver la ciudad, así que hay que aprovechar".

Nadie se atreve a decir hasta cuándo se prolongará la situación de alerta, tan dañina para los comerciantes de la zona, que dependen del turismo: Bruselas recibe más de tres millones de visitantes cada año. "Quién sabe, una semana tal vez, y mientras tanto no habrá clientes", aventura un vendedor de frites (patatas fritas) en la muy turística calle de la Madeleine.

Esto no se acabará mientras no cojan a Salah, que está por ahí escondido

"Esperemos que (dure) poco", señalaba por su parte un librero de la céntrica calle Midi. "Esto no se acabará mientras no cojan a Salah, que está por ahí escondido", afirmaba el propietario de un puesto de comestibles de Saint-Géry, en referencia a Salah Abdeslam, el principal sospechoso fugado de los atentados de París y que todavía no ha sido localizado por la Policía.

Consecuencias económicas

Ese mismo comerciante, ubicado en una zona de terrazas y copas, se lamentaba de las consecuencias que tiene la alerta antiterrorista sobre sus ingresos: "Este fin de semana las ventas me han bajado un 80%". "Es una catástrofe", sentenciaba un vendedor de gofres en el Mont des Arts, un puesto ante el que los turistas suelen formar colas, aunque este lunes apenas había que esperar.

Un soldado monta guardia y un policía patrulla en la Grand Place de Bruselas

Un soldado monta guardia y un policía patrulla en la Grand Place de Bruselas. EFE

"Esto es catatrófico, muy malo", coincidía Karen Arkelyan, responsable de un restaurante de la Chausée d’Ixelles habitualmente atestado de oficinistas. "Solo tenemos dos o tres turistas que pasean al azar. La mayoría de las cosas están cerradas por aquí debido a la amenaza, la gente trabaja desde casa, no hay clientes", contaba a Reuters.

Una situación que se va a prolongar: Bruselas mantendrá hasta el próximo lunes el nivel máximo de alerta por amenaza terrorista, aunque los colegios y el metro reabrirán progresivamente a partir del miércoles, ha asegurado el primer ministro, Charles Michel.

Hay que mantenerse en guardia, pero la vida continúa, si no, es la ruina del país

Los bruselenses, incluidos los 120.000 extranjeros que trabajan en la UE o en la OTAN, esperan volver poco a poco a la normalidad. Así lo contaba Patricia, una jubilada que acudía con su marido a un almacén de productos deportivos para comprar y lo ha encontrado cerrado: "Hay que mantenerse en guardia, pero la vida continúa, si no, es la ruina del país".

Transporte paralizado en varias regiones

Los transportes belgas se están viendo muy afectados por la alerta antiterrorista pero también por huelgas anunciadas con antelación. Los trenes no efectúan paradas en las estaciones de Bruselas Schuman (en pleno barrio europeo), Bruselas-Oeste, Merode y Delta.

A esta situación se suma una huelga intersectorial en Namur y la provincia de Hainaut (región de Valonia, sur) que se traducirá en la supresión de trenes en esa zona.

Los autobuses TEC de la región valona circulan normalmente excepto en la región de Tournai, donde todos los transportes están paralizados. Numerosos conductores de la empresa de autobuses De Lijn de la región de Flandes tampoco han retomado su actividad.