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El falso monje shaolín reconoce los asesinatos de dos mujeres en Bilbao en 2013

  • Ha arrancado este viernes el juicio contra él en la Audiencia de Bizkaia
  • Las acusaciones pide para él penas de prisión de entre 40 y 45 años

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El falso monje shaolín reconoce el asesinato de dos mujeres en Bilbao

Juan Carlos Aguilar, de 49 años, conocido como el falso monje shaolín, ha admitido este viernes los asesinatos de la mujer nigeriana Maureen Ada Otuya y la colombiana Jenny Sofía Rebollo, cometidos en junio de 2013 en Bilbao.

"Sí, reconozco todo", ha respondido Aguilar al ser preguntado por el fiscal sobre los asesinatos de ambas mujeres al inicio del juicio que ha comenzado este viernes en la Audiencia Provincial de Bizkaia. El procesado ha permanecido durante la vista oral con los ojos cerrados y las manos en actitud de meditación hasta que ha prestado declaración.

El falso saholín ha respondido "sí" a medida que el representante del ministerio público le iba interrogando sobre si los días 1 y 2 de junio de 2013 llevó a ambas mujeres al gimnasio que regentaba en Bilbao y las mató.

Aguilar, profesor de artes marciales, ha admitido que en primer lugar, el 1 de junio, asesinó a Jenny Rebollo, de 40 años, a la que ha dicho que no conocía y a la que agredió con puñetazos y patadas hasta causarle la muerte, tras lo cual diseccionó el cadáver y se deshizo de él.

Ha reconocido que al día siguiente llevó al mismo gimnasio a Maureen Ada Otuya, de 29 años, a la que maniató en un habitáculo del local y la estranguló con una cuerda.

Indemnizará a las familias de las víctimas

Tras contestar afirmativamente a las preguntas que le iba haciendo el fiscal, Aguilar se ha negado a contestar las preguntas que han planteado los abogados de las acusaciones particulares, ejercidas por las familias de ambas mujeres.

Las acusaciones, a excepción de la Fiscalía, han denunciado que el reconocimiento ahora de los crímenes es una "estrategia" y una "jugarreta judicial" para tratar de rebajar los años de condena y han destacado que no ha habido, en ningún momento, arrepentimiento o intención de indemnizar a las familias de las víctimas.

Esta última afirmación ha sido negada por el procesado al comienzo del juicio, cuando la abogada defensora de Aguilar ha leído un escrito en el que el acusado reconocía la autoría de los hechos como "dos asesinatos con alevosía" y comunicaba que tiene intención de indemnizar a las familias de las víctimas con la liquidación de sus bienes, ahora embargados.

Una vez que ha reconocido los hechos, el juicio se centrará en demostrar si Aguilar mató además con "ensañamiento" a Ada Otuya, lo que reclama la acusación particular pero que no ha sido admitido por el procesado.

La Fiscalía ha calificado los hechos como dos asesinatos con alevosía y ha pedido 20 años de cárcel para el acusado por cada uno de ellos.

Gran expectación mediática

El caso del falso shaolín ha generado desde su inicio gran expectación mediática y prueba de ello son los 116 periodistas acreditados para seguir el juicio.

Precisamente, esa expectación ha provocado que el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Juan Luis Ibarrra, haya comparecido ante los medios de comunicación para explicar el procedimiento para el desarrollo del juicio. Ibarra también ha pedido a la prensa "evitar" juicios paralelos para "no revictimizar a las mujeres asesinadas".

La sesión ha comenzado con la selección del jurado -nueve miembros (cinco hombres y cuatro mujeres) y dos suplentes-, un trámite que se ha llevado a cabo a puerta cerrada y ha durado cerca de dos horas.

La vista ha continuado con la lectura de las calificaciones provisionales de las diferentes partes personadas y un informe preliminar de cada una de ellas sobre los hechos.

Detenido cuando trataba de matar a una de las víctimas

Juan Carlos Aguilar fue detenido el 2 de junio de 2013 y encarcelado días después como presunto autor de las torturas y las muertes de las dos mujeres, así como del despedazamiento de la ciudadana colombiana.

Fue arrestado por la Ertzaintza en el gimnasio que regentaba en el centro de Bilbao, denominado "Zen 4", después de que un agente de este cuerpo rescatara de su interior a la joven nigeriana Ada Otuya, a quien hallaron maniatada y amordazada, y en estado de extrema gravedad después de haber sufrido una brutal paliza.

La mujer, de 29 años y que ejercía la prostitución, quedó ingresada en coma en el Hospital de Basurto, donde falleció tres días después.

Tras su arresto, Aguilar confesó también haber matado a otra mujer, la colombiana de 40 años Jenny Sofía Rebollo. Restos de su cadáver descuartizado fueron localizados en el gimnasio.

En el escrito de calificaciones provisionales, la Fiscalía califica estos hechos como dos asesinatos con alevosía, por los que pide 20 años de cárcel por cada uno, además del pago de más de 286.000 euros de indemnización a las familias de las víctimas.

La acusación popular, ejercida por la Asociación Clara Campoamor, y las acusaciones particulares, que representan a los parientes de las dos mujeres, elevan la petición de penas hasta los 45 años, al entender que en el caso de Ada Otuya, el falso monje actuó además con ensañamiento. También aumentan la reclamación de indemnización a más de 385.000 euros.