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Greste pide a Egipto que libere a sus dos compañeros periodistas encarcelados

  • Dice que siente "una increíble angustia" por sus colegas de Al Yazira
  • El reportero australiano fue deportado este domingo tras más de año en prisión

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Peter Greste, este lunes en la entrevista en su cadena.
Peter Greste, este lunes en la entrevista en su cadena.

El periodista australiano Peter Greste, quien el domingo fue deportado de Egipto tras pasar más de un año en prisión en ese país, ha pedido a las autoridades egipcias que liberen a sus dos compañeros que continúan encarcelados.

En una entrevista al canal catarí de televisión Al Yazira, para el que trabaja, Greste ha dicho este lunes que siente "una increíble angustia por sus compañeros" al haberlos dejado allí.

"Siento todavía preocupación. Si es apropiado que yo sea liberado, también ellos tienen derecho a quedar libres", ha afirmado el australiano, condenado a prisión en junio de 2014 junto al egipcio con pasaporte canadiense Mohamed Fahmi y al egipcio Baher Mohamed por dañar la imagen del país y colaborar con los Hermanos Musulmanes, declarados grupo terrorista.

En sus primeras declaraciones después de ser liberado tras pasar cuatrocientos días en prisión, Greste ha considerado su excarcelación un "gran paso adelante" por parte de Egipto, pero también ha pedido que se exonere de los cargos a los otros 12 periodistas condenados en ausencia a diez años de prisión en el mismo caso y que se libere a los reporteros encarcelados en distintos procesos.

Distensión con Catar

Greste reconoció que siente una "mezcla de reacciones" y que le costó dejar a sus compañeros de cárcel, a los que calificó de "hermanos". La familia de Greste aseguró que el reportero "no descansará" hasta ver libres a Fahmi y Mohamed, mientras que el primer ministro de Australia, Tony Abbott, agradeció al presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, su puesta en libertad.

Los tres reporteros del canal catarí fueron detenidos en diciembre de 2013 en un hotel de El Cairo y sentenciados posteriormente a entre siete y diez años de cárcel. El pasado 1 de enero, un tribunal egipcio ordenó la repetición del juicio a los tres periodistas, pero rechazó ponerlos en libertad. Al Sisi aceptó el domingo la deportación del australiano, que abandonó Egipto en un vuelo con destino a Chipre.

Al Yazira expresó su "satisfacción" por esa decisión, pero exigió la puesta en libertad de sus otros dos reporteros.

Egipto y Catar han tenido gestos de acercamiento en los últimos meses, después de que sus relaciones se tensaran por las sus duras críticas realizadas por Doha y Al Yazira al derrocamiento de Mohamed Morsi y los Hermanos Musulmanes por los militares el 3 de julio de 2013.

Catar también estaba enfrentado a Arabia Saudí, Emiratos y Baréin hasta que se reconcilió con esos países en noviembre pasado tras comprometerse a no interferir en sus asuntos internos, lo que fue aprobado por El Cairo.

183 condenados a muerte

Por otra parte, el tribunal penal de Guiza ha condenado a muerte a 183 islamistas por el asesinato de 14 policías en Kerdasa en agosto de 2013.

En este proceso están implicadas 188 personas, de las que dos murieron por causas naturales, una fue condenada a diez años de cárcel y otras dos fueron absueltas. El mismo tribunal ya recomendó el pasado 2 de diciembre la pena de muerte para estas 188 personas, pero para emitir su fallo definitivo debía esperar a la opinión del mufti, de acuerdo a la ley egipcia.

Todos ellos fueron sentenciados por irrumpir el 14 de agosto de 2013 en la comisaría de Kerdasa, localidad próxima a El Cairo, y asesinar a 14 agentes.

Según las autoridades, el ataque fue preparado por el antiguo diputado de los Hermanos Musulmanes Abdelsalam Bashandi. Cuando la policía desalojó en agosto de 2013 las acampadas islamistas en las plazas de Rabaa al Adauiya y Al Nahda, en El Cairo, se registraron en venganza varios ataques contra los cuerpos de seguridad en algunas ciudades egipcias.

Cientos de personas han sido condenadas a pena de muerte en el último año en Egipto en macrojuicios que las organizaciones de derechos humanos han criticado por no respetar los principios de un juicio justo y por la severidad de las penas, entre otros motivos. La gran mayoría de estas condenas no se han ejecutado.

Desde el derrocamiento militar del islamista Mohamed Mursi el 3 de julio de 2013, las autoridades han perseguido a los simpatizantes, integrantes y líderes de la cofradía.