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Los Homo sapiens de Atapuerca eran afines a los de Oriente Próximo y Alemania genéticamente

  • Así se desprende de un análisis del ADN mitocondrial a 19 individuos
  • Los restos, hallados en El Mirador, datan de hace más de 4.000 años

Los individuos no tenían relación con la cultura del vaso campaniforme

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La restauradora Elena Moreno trabajando en la excavación de El Mirador, en Atapuerca.
La restauradora Elena Moreno trabajando en la excavación de El Mirador, en Atapuerca.

El análisis del ADN mitocondrial de individuos de la especie Homo sapiens encontrados en la Cueva de El Mirador, en Atapuerca (Burgos), ha revelado que tenían afinidades genéticas con los de Oriente Próximo y Alemania.

Y es que hace entre 4.760 y 4.200 años esta cueva funcionaba como lugar de enterramiento y allí fueron depositados al menos 23 individuos Homo sapiens.

A 19 de ellos se les ha extraído ADN mitocondrial con el objetivo de saber de dónde procedían y con quién estaban emparentados genéticamente, entre otras cuestiones, según informa IPHES.

La investigación que da pistas sobre estos interrogantes ha sido realizada por un equipo de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) en el que ha participado el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y se ha publicado en la revista PLoS One.

Coincidencias de ADN

"Esta investigación demuestra que la población calcolítica de El Mirador tiene afinidades con grupos del Próximo Oriente y encaja en poblaciones del Neolítico medio y final de Alemania, como las culturas Rössen, Salzmünde i Balberge, pero no tiene relación con la cultura contemporánea del vaso campaniforme", matiza Marina Lozano, investigadora del IPHES, que está entre las firmantes del artículo.

Así pues, se constata que durante el Neolítico medio y final había una señal genética común en Europa Central y Occidental, pero a lo largo del Calcolítico el panorama se hace mucho más heterogéneo con presencia de más grupos.

La hipótesis tradicional dice que la cultura del vaso campaniforme se desarrolló en la vertiente atlántica europea y desde allí se extendió por el resto de Europa.

El hallazgo de yacimientos muy antiguos en Portugal con cerámica de dicha cultura, hace pensar que el origen se encuentra en la zona de la desembocadura del río Tajo.

La base socioeconómica de aquellas poblaciones era el ganado (rebaños de cabras y ovejas), la producción de cereales (trigo y cebada, y algunas leguminosas) y ocasionalmente, complementarían la parte animal de la dieta con caza.

Estos son los primeros análisis de ADN que se efectúa en restos descubiertos en El Mirador. La investigación se ha llevado a cabo en el marco de un trabajo más amplio sobre la composición genética de poblaciones europeas contemporáneas de la cultura del vaso campaniforme, aunque los Homo sapiens de aquella cueva no pertenecían a esta tradición técnica, porque no fabricaban ni utilizaban el mismo tipo de cerámica.