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Miguel Pajares ya recibe el tratamiento con ZMapp contra el ébola, según su familia

  • El estado del sacerdote es "estable, no hay muchas novedades"
  • "Ahora toca esperar, no se puede hacer otra cosa", dice un familiar
  • No ha presentado en las últimas horas fiebre ni hemorragias

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La familia de Miguel Pajares confía en que el fármaco experimental ayude al misionero a superar el virus

Los familiares de Miguel Pajares, el sacerdote infectado por el virus del Ébola en Liberia e ingresado en el Hospital Carlos III de Madrid, han confirmado que ya ha empezado a recibir el medicamento experimental 'ZMapp' para combatir la enfermedad.

Fuentes de la familia del religioso han confirmado a Efe que los médicos ya han empezado con el tratamiento que se ha importado de manera excepcional desde Ginebra y que hasta ahora sólo han recibido otros dos infectados norteamericanos.

Las mismas fuentes han recalcado que el estado del sacerdote es "estable, no hay muchas novedades", y que están a la espera del efecto del suero experimental "con esperanzas".

"Toca esperar"

"Ahora toca esperar,  no se puede hacer otra cosa", ha dicho un familiar de Miguel respecto a los posibles resultados del tratamiento en la evolución de la enfermedad.

Asimismo, ha recalcado que las noticias sobre el estado de salud del religioso no han variado en las últimas horas: "Está estable y sabemos poco más".

En este sentido, la familia ha recordado que, por expreso deseo de Miguel Pajares, no se harán públicos los partes médicos sobre su evolución, por lo que ha pedido "respeto a esta decisión" para no dar más datos sobre el protocolo que está recibiendo el religioso.

Las últimas informaciones sobre el estado del sacerdote aportadas por su orden religiosa y su familia han apuntado a una estabilidad y cierta esperanza, ya que el afectado no ha presentado en las últimas horas fiebre ni hemorragias, uno de los mayores riesgos del virus.

Miguel Pajares continúa aislado en la sexta planta del Hospital Carlos III, donde se han habilitado tres habitaciones para su atención médica y la de la religiosa Juliana Bonoha, también repatriada desde Liberia pero que no se contagió del virus.