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Letizia, una reina sin precedentes para el siglo XXI

  • Plebeya, periodista y aplicada, su perfil marca un estilo diferente a doña Sofía
  • Si Sofía es una reina “profesional”, Letizia ha sido profesional antes que reina
  • Como monarca consorte, deberá consolidar un perfil institucional reconocible
  • La nueva reina encontrará un ejemplo en algunas de sus homólogas europeas

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Primeros pasos de Letizia como reina

Doña Letizia se ha convertido en reina de España con la abdicación del rey Juan Carlos y la proclamación del príncipe de Asturias como Felipe VI. Hace poco más de una década era solo la ciudadana Letizia Ortiz, la periodista de TVE, una joven residente en el barrio madrileño de Valdebernardo.

El matrimonio con el heredero de la Corona la convirtió en princesa y el tiempo la ha hecho reina, una tarea para la que se ha venido preparando a conciencia desde entonces. Pero no por ello el reto es menor. Ser reina frente al espejo de doña Sofía, ser reina sin haber nacido para ello, ser reina en el siglo XXI, es un complejo desafío.

Con la proclamación de su marido como Felipe VI, Letizia Ortiz Rocasolano (Oviedo, 1972) se ha convertido a los 41 años en reina consorte, como fue el caso de Sofía de Grecia en 1975, en su caso a los 37.

El “impagable ejemplo” de la reina Sofía

Desde la pedida de mano en el Palacio de la Zarzuela, cuando sorprendió mandando callar al príncipe Felipe para que la dejara terminar la frase, la princesa Letizia ha repetido que tiene en la reina Sofía.

En 39 años de reinado, que son además 52 de matrimonio, Sofía ha sabido estar al lado del rey Juan Carlos haciendo de su estilo discreto, reservado, pausado y reflexivo una marca personal. Cercanía, responsabilidad, silencio y discreción son adjetivos que la han acompañado hasta el último día.

Sofía de Grecia, hija, hermana, esposa y madre de rey, fue educada para ser reina, algo que no puede decir Letizia Ortiz

Profesionalidad, un calificativo que le ha atribuido el propio rey y que resume muchas cosas; una demanda general para los reyes de hoy en día, por otra parte. De natural perfeccionista y muy aplicada, para doña Letizia su labor como reina también será una profesión, una para la que no hay un guion pese a que se lleva tiempo trabajando en el suyo.

Sofía de Grecia, hija, hermana, esposa y madre de rey, fue educada para ser reina, algo que no puede decir Letizia Ortiz, hija y nieta de comunicadores, que llegó a donde está hoy no por cuna, sino por matrimonio, lo que algunos críticos no han sido capaces de pasar por alto para asumir su legitimidad al trono.

La cuestión de la clase social y la sangre azul, algo que parece ya superado en otras monarquías europeas no menos acrisoladas que la española. Precisamente, el signo de muchas ellas ha sido también el del aggiornamento, al haber sabido incorporar a las nuevas princesas plebeyas como savia nueva en sus árboles genealógicos.

¿Una reina “a lo Máxima”?

Pese a algunos paralelismos más o menos anecdóticos de Letizia con su suegra (a la reina también se le criticó en su día por interrumpir al rey en un discurso), lo cierto es que tienen personalidades bastante diferentes y Letizia terminará siendo una reina según su propio estilo, ahormado a los tiempos y a su propia biografía.

Quizá por ello, puede encontrar ejemplos más cercanos al suyo en el resto de ‘princesas plebeyas’ del continente que han adaptado su papel en la monarquía a partir de sus competencias profesionales previas.

El primero en alguien que ya ciñe la corona, Máxima de Holanda, una mujer no solo ajena a la dinastía de los Orange-Nassau, sino que no tenía la ciudadanía del país del que ahora es reina consorte y tampoco profesaba su religión oficial (ella, católica; él, de la Iglesia Reformada Holandesa), que incluso tuvo que completar el curso de integración cívica para extranjeros siendo ya princesa.

Máxima de Zorreguieta aprovechó su formación en Economía de modo que es una voz activa desde la ONU para promover la inclusión financiera en la lucha contra la pobreza, impulsando programas de microcréditos, promocionando la protección de los consumidores y la educación financiera y apoyando el espíritu empresarial en los Países Bajos.

Letizia y Máxima, dos princesas con estilo

De la misma manera, Mette-Marit de Noruega, futura reina del país escandinavo, ha retomado tras el matrimonio su formación en Humanidades y Ciencias Sociales, participa en organizaciones de beneficencia y colabora con la Agencia Noruega de Cooperación para el Desarrollo, así como es también representante del programa de la ONU de lucha contra el sida.

La agenda de Letizia, guía de su perfil como reina

La solidaridad y la beneficencia, la cooperación al desarrollo, el apoyo a causas sociales, el arte y las fundaciones son denominador común en la labor institucional de una reina o princesa.

Princesas y reinas canalizan su trabajo en fundaciones; doña Letizia aún no tiene la suya

La Fundación Reina Sofía investiga y cuida a los enfermos de alzhéimer, entre otras labores. Tiene también una con su nombre Mary Donaldson, la princesa María de Dinamarca, comprometida con el medio ambiente, la lucha contra las enfermedades y otras circunstancias que pueden aislar o excluir a los individuos, una cuestión muy sensible para esta princesa nacida en Tasmania, de la quinta de doña Letizia.

En la agenda de la hasta ahora princesa Letizia -la tiene desde 2006- han ido entrando materias comunes a las de otras princesas y reinas, como la defensa de los afectados por enfermedades raras y la colaboración con las organizaciones de la ONU –en su caso, la Organización Mundial de la Salud-, y también otras propias de su querencia formativa, como la innovación, la educación, la lengua y la comunicación.

Asumiendo cada vez más protagonismo desde que tuviera su primer acto oficial en 2004, dará a partir de la coronación de Felipe VI los pasos para consolidar un espacio propio de trabajo sabedora de que en esos cimientos se apoya parte del capital político de la institución de la Jefatura del Estado.

Familia Real y la realidad de una familia

Doña Sofía compaginó su trabajo institucional con la educación de sus hijos y, en especial, del príncipe, heredero de la Corona. Una labor que Letizia comparte también con su esposo, ya que es la madre de la nueva heredera, la princesa Leonor.

En todo caso, la reina de España asume también el papel de conciliar la Familia Real como institución con mayúsculas con la familia a secas y los entresijos de sus emociones, flaquezas y cotidianeidades. Una y otra conviviendo, pero sin interferirse, pese a que la imputación de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina en el caso Nóos ha obligado a complejos ajustes y equilibrios en la vida doméstica y pública de Zarzuela.

A esta tarea profiláctica también se ha aplicado con denuedo la princesa, muy involucrada en proteger a su familia de la sobreexposición mediática y en garantizarse espacios de libertad e independencia. Princesa de lunes a viernes, pero reservando el fin de semana para la familia y los amigos.

Y es que a doña Letizia le ha gustado en lo posible sentirse parte de “un matrimonio normal”, y sobre todo, una mujer de hoy, que puede permitirse asistir a conciertos de todo tipo (de Shakira a Coldplay, pasando por el Festival de Benicàssim), salir con sus amigas de siempre y pasar un sábado por la noche en los bares de moda de la capital. Princesa ‘hipster’ la han llamado. Está por ver si como reina podrá seguir siéndolo.