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Claves de las elecciones presidenciales de Siria

  • La oposición considera los comicios “una farsa” y llama al boicot
  • Las condiciones del país y las dudas sobre los candidatos, los grandes puntos negros
  • La comunidad internacional considera que no se dan condiciones para celebrar los comicios
  • Casi un tercio de la población, entre desplazados y refugiados, han tenido que abandonar su hogar

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A woman walks past election posters of Syria's President Bashar al-Assad along a street in Damascus
Una mujer pasa por delante de carteles propagandísticos de Bachar Al Asad en Damasco

Casi toda la comunidad internacional las considera las elecciones presidenciales de Siria “una farsa”, pero el Gobierno continúa adelante. El país árabe celebra este martes unos comicios llenos de incógnitas. Opositores y numerosos líderes internacionales han cuestionado la legitimidad de Bachar al Asad para gobernar, pero el presidente aspira a renovar mandato. Además muchos consideran que el país, inmerso en una cruenta guerra civilno reúne las condiciones mínimas para celebrar los comicios.

La semana pasada votaron los sirios residentes en el extranjero, al menos parte de los censados oficialmente. Siete días después, unos 16 millones de sirios del interior del país están llamados a acudir a las urnas en los 9.601 colegios electorales repartidos en las zonas bajo control del Gobierno, según fuentes gubernamentales.

Los colegios abrirá desde las 07.00 y cerrarán a las 19.00 hora local (02.00 y 18.00 en horario peninsular español), aunque podría extenderse cinco horas más si hay gran afluencia de electores.

Votar en medio de los combates

Más allá de las críticas a Bachar Al Asad por considerarle ilegítimo, opositores y líderes internacionales sostienen que Siria no puede celebrar unas elecciones válidas en medio de un escenario tan fragmentado, violento e inestable.

En realidad, solo habrá votación en las zonas bajo control del régimen de Asad. E incluso ahí, muchos argumentan que la gente no puede estar pensando en votar cuando tiene los combates en la puerta de su casa.

En declaraciones telefónicas a Efe, una fuente del Gobierno de Damasco ha restado importancia al hecho de que no se pueda votar en todas las áreas, ya que, asegura, "el 70 % del territorio sirio está en manos de las autoridades".

Esa misma fuente destaca que habrá elecciones en todas las provincias menos en Al Raqa, en la mitad septentrional, ya que "está tomada por Al Qaeda", en referencia al grupo radical Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL).

Un país fragmentado

Después de más de tres años de guerra civil, Siria se encuentra fragmentada en zonas controladas por distintas facciones opuestas. Mientras que el norte está controlado por los grupos radicales yihadistas, como el Frente Al Nusra o el Estado Islámico para Irak y Levante, el centro permanece mayoritariamente controlado por las fuerzas del régimen con bolsas de resistencia.

Mientras, en el sur y en la zona del noroeste fronteriza con Turquía, el control está en manos de los rebeldes del Ejército Libre Sirio. En la mayoría de las grandes ciudades –como Alepo, Hama o Homs - el control es parcial, dependiendo de los sectores o distritos.

Acudir a votar puede resultar extremadamente peligroso, dependiendo de las zonas. Mientras que en localidades como Tartús o Latakia, firmemente controladas por el Gobierno, votar no parece entrañar riesgo, en ciudades partidas en dos como Alepo, divididas en distritos dominados por el régimen y la oposición, implica arriesgar la vida.

El Gobierno defiende que los ciudadanos en zonas rebeldes podrán cruzar libremente a los barrios progubernamentales y votar mostrando su carné de identidad. Sin embargo, esta posibilidad se antoja un tanto complicada debido a los combates y los bombardeos de la aviación militar del régimen, que se han intensificado en la última semana.

Dudas sobre los candidatos

Oficialmente, estas son las primeras elecciones en décadas en las que se presenta más de un candidato. Además del presidente Bachar Al Asad, que opta a renovar su mandato hasta 2021, también concurren el exministro del Gobierno de Asad, Hassan Nouri, y Maher Hajjar, el líder de una formación interna tolerada por el régimen. La gran pregunta es hasta qué punto estos dos candidatos son independientes.

Hassan Nouri, es un empresario estudió en la Universidad de Wisconsin y fue ministro Desarrollo Administrativo de Asad. Su principal mensaje es económico y ha asegurado que no haría nada diferente en lo que llama "la lucha contra el terrorismo", según la cadena CNN.

Incluso en una entrevista con el diario The Sunday Times llegó a insinuar que mantendría a Asad al mando del ejército si gana las elecciones. Mientras, de Maher Hajjar poco se sabe. Es un legislador de Alepo y el líder del tolerado Partido por la Voluntad del Pueblo. Algunos opositores han recordado que fue el autor de un artículo titulado " Bachar o nadie más".

La importancia de la participación

En el continuo escenario de combates e inestabilidad resulta casi imposible intuir cuáles pueden ser los índices reales de participación. Además, lo grupos rebeldes, que no reconocen unos comicios que consideran “una farsa”, han hecho un llamamiento al boicot.

Además, la guerra ha forzado al exilio y al desplazamiento a buena parte de la población siria. Según cifras del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), de los 22 millones de sirios unos 3 millones están registrados como refugiados en los países vecinos y otros 6,5 se han visto obligados a desplazarse. Casi un tercio de la población.

A las elecciones no acudirán observadores de la UE, la OSCE o de Estados Unidos, aunque según el viceministro de Exteriores a la cadena CNN, sí habrá observadores de "otros países" estarán presentes. No obstantes, Mekdad añadió que la presencia de esos observadores dependerá de la situación de seguridad en algunas partes del país.

Con una guerra civil que ha ocasionado ya la muerte a más de 162.000 personas -según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos- y una sociedad profundamente fragmentada, las elecciones no parece que puedan resolver un conflicto que ha entrado ya en su cuarto año de duración.