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Bangladesh ejecuta a un líder islamista por crímenes de guerra

  • Mollah es el primer dirigente del JI ejecutado por el conflicto de 1971
  • Se temen fuertes protestas a menos de un mes para las elecciones

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El líder islamista de Bangladesh Abdul Qader Molla
Abdul Quader Molla, el pasado mes de febrero, durante un traslado en la cárcel de Dacca.

El líder islamista Abdul Qader Mollah ha sido ejecutado por su vinculación en los crímenes de guerra cometidos en 1971, según han informado fuentes oficiales. Se teme que la decisión provoque fuertes protestas a menos de un mes de las elecciones.

Es la primera ejecución que se produce en el país entre los cinco líderes islamistas condenados a muerte este año por crímenes de guerra en el conflicto armado del que resultó la independencia de Bangladesh respecto de Pakistán. En aquella guerra, hace ahora 42 años, los islamistas apoyaron al régimen de Islamabad (una república islámica) y el nuevo Estado fue laico.

Vicesecretario general del partido Jamaat-e-Islami (JI), Mollah fue sentenciado a muerte en septiembre, después de que la justicia atendiera un recurso de la acusación contra un primer veredicto que en febrero le condenaba a cadena perpetua. El Tribunal Supremo de Bangladesh había rechazado este mismo jueves la revisión del caso.

Las condenas de estos últimos meses han provocado protestas islamistas que han causado al menos 150 muertos a manos de los cuerpos de seguridad, que han ejercido un "uso excesivo" de la fuerza, según denuncias de la organización Human Rights Watch, informa Efe.

Debate sobre el islamismo

La gobernante Liga Awami de la primera ministra, Sheij Hasina, en el poder desde 2009, ha puesto especial énfasis en depurar todas las responsabilidades por este episodio de la historia, como reclamaba buena parte de la sociedad del cuarto país con más musulmanes del mundo.

La mayor parte de la docena de imputados por crímenes de guerra son líderes de JI, partido que fue declarado ilegal por un tribunal el pasado agosto. La Justicia ha considerado que se trata de un partido religioso que no reconoce al pueblo como la fuente del poder y que espolea la división entre comunidades.

Pese a su carácter minoritario, el JI es una formación muy influyente -se ha aliado tradicionalmente con la principal fuerza opositora, el Partido Nacional- y capaz de movilizar con éxito a sus bases, que en lo que va de año han protagonizado continuas protestas. En febrero se produjeron grandes manifestaciones para pedir una ley antiblasfemia que quedaron ensombrecidas por la violencia.

La violencia suele intensificarse en Bangladesh cuando se acercan importantes fechas electorales. Por eso se teme ahora la reacción de los islamistas cuando en la antesala de los comicios legislativos que se celebrarán en enero.