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Taksim acepta el desafío de Erdogan: "Vendremos aquí hasta que consigamos algo"

  • Erdogan ha anunciado que no dará marcha atrás en sus planes 
  • "Debemos seguir viniendo hasta que consigamos algo", dice un manifestante 
  • Las redes sociales vuelven a ser la herramienta de la protesta 

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Erdogan regresa a Estambul con miles de manifestantes en las calles

Las palabras del primer ministro turcoRecep Tayyip Erdogan, pronunciadas este viernes en Túnez, y en las que ha afirmado que continuará con sus planes urbanísticos para Estambul, han echado más leña al fuego de la protesta callejera. Erdogan también ha acusado a los manifestantes de tener a "terroristas" entre sus filas.

En la emblemática plaza Taksim, en la parte europea de Estambul, miles de personas han vuelto a darse cita y la afluencia a las convocatorias no parece descender.

"Hemos cogido empuje, la gente como yo va a trabajar cada día y vuelve para ir a las manifestaciones", dice Cetin, un ingeniero de 29 años en declaraciones a Reuters. Cetin no quiere dar su apellido porque la empresa para la que trabaja es próxima al Gobierno.

"Debiéramos seguir viniendo aquí hasta que realmente sintamos que hemos conseguido algo", ha añadido.

"Erdogan no se ha retractado"

También en las redes sociales, como Twitter, que ha sido uno de lo promotores de este movimiento de revuelta social, se multiplican mensajes críticos con el primer ministro, con el hashtag (etiqueta) de #OccupyGezi.

En ese ámbito se multiplican mensajes críticos con el primer ministro, como "Erdogan ha vuelto a desafiar a todos con su discurso. No podemos esperar que salga al balcón con palabras reconciliadoras".

"Si hacen imposibles las protestas pacíficas,  hacen inevitables las protestas violentas", señala un usuario, mientras que otros dicen que "Erdogan jura destruir el parque Gezi, Gül no lo tiene claro".

"Erdogan no sólo no se ha retractado sino que encima ha contrarrestado el tono suave empleado los últimos días por el presidente [Abdullá Gül] y el viceprimer ministro[Bülent Arinç]", según ha comentado a la agencia Efe, en conversación telefónica, Özlem Dalkiran, editora de medios alternativos.

"Erdogan ha insistido en que se construirán los cuarteles otomanos, lo que en la calle se percibe con una amenaza al parque Gezi", cuya defensa originó las protestas, y como una señal de que a él no le importa lo que piense la gente, concluye Dalkiran.

No obstante, Dalkiran no espera que se produzcan nuevos choques en las calles porque "los manifestantes nunca han tenido reacciones agresivas por los discursos, sólo han respondido ante las cargas policiales".

"Esto tiene mal aspecto"

Petek Özmek, una empleada en una tienda de Estambul, es más pesimista al respecto y dice que "esto tiene muy mal aspecto: parece como si la finalidad fuera llevarnos hacia la guerra civil".

"Pero lo que diga o haga Erdogan ya no importa. Lo que importa es lo que nosotros hemos conseguido hacer hasta ahora", asegura esta mujer de 30 años, que dice haber participado en las manifestaciones desde el primer día.

Para Nadja, una joven estudiante, "Erdogan se ha convertido en un primer ministro en contra del pueblo, y cada vez que abre la boca queda más claro".

"Lo único que me ha quedado claro del discurso de Erdogan en Túnez es que él no piensa dar marcha atrás. La resistencia no hará más que crecer con esto", señala la joven en declaraciones a Efe en el centro de Estambul.

Una profesora universitaria, consultada por Efe y que ha pedido no ser identificada, destaca que "la actitud inflexible" del primer ministro "probablemente prolongará las protestas".

"La Bolsa cae, los inversores extranjeros abandonan el país, la estabilidad económica que respaldó su actitud confiada corre riesgo de desaparecer", ha opinado.

Sin embargo, Erdogan sigue contando con el apoyo de sus seguidores del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), representantes de las clases populares conservadoras. Los dirigentes de este partido han hecho un llamamiento a la calma a sus bases para evitar enfrentamientos.

"Erdogan no puede dar marcha atrás ahora. Eso sería la derrota", dice Ali Aydin, de 38 años y vendedor de coches en el barrio de Tophane, en estambul, un bastión conservador cerca de Taksim. "La debilidad destruiría al partido", concluye.