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Santiago Valenzuela: "El Capitán Torrezno tiene cuerda para rato"

  • El Premio Nacional del cómic nos habla de 'La estrella de la mañana'
  • "Intento hacer de la aventura una especie de vodevil improbable", asegura

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Fragmento de la contraportada de 'Las aventuras del Capitán Torrezno: La estrella de la mañana', de Santiago Valenzuela
Fragmento de la contraportada de 'Las aventuras del Capitán Torrezno: La estrella de la mañana', de Santiago Valenzuela

SANTIAGO VALENZUELA (San Sebastián, 1971)

Premio Nacional del Cómic por el séptimo volumen de 'Las aventuras del Capitán Torrezno', Santiago Valenzuela es licenciado en la especialidad de grabado de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, ha trabajado como ilustrador para medios de comunicación, empresas de publicidad y de diseño. En los años noventa se dió a conocer en los fanzines 'Jarabe' y 'El regreso de los ultramarinos'. Ha colaborado con revistas como 'Tos', 'Humo', 'Cretino' y 'Dos veces breve'. Y ha publicado, entre otros, los libros 'Sociedad limitadísima' (2005); 'El lado amargo' (2005); 'El gabinete del doctor Salgari' (2007) y 'Nietos del rock'n roll' (2010), con dibujos de David Ortega. Desde 2001 está inmerso en 'Las aventuras del Capitán Torrezno', del que ha publicado ocho volúmenes.

Santiago Valenzuela es una de las estrellas actuales del cómic español, gracias a Las aventuras del Capitán Torrezno (Panini), una serie imprescindible, con la que consiguió el Premio Nacional del Cómic en 2011. Un tebeo lleno de imaginación, con vigor narrativo, un dibujo excepcional, numerosas referencias culturales y sociales y un gran sentido del humor, que nos narra las aventuras de el Capitán Torrezno, un personaje que vivía entre bares y alcohol hasta que se vio transportado al Micromundo, una tierra extraña en la que conviven fantasía y humor.

Valenzuela ha publicado el octavo tomo de la serie: La estrella de la mañana (Panini) el primero tras recibir el Premio Nacional del Cómic y también el primero con una nueva editorial (antes era publicado por Edicions de Ponent), dos cambios que, según el autor "no han afectado" a la serie, ya que la tiene planificada desde hace tiempo.

Valenzuela asegura que en estos 11 años El Capitán Torrezno no ha cambiado: "Como personaje no demasiado. Siempre ha sido un mero canal para la acción, por un lado, y por otro la excusa que suelo usar para meter rasgos humorísticos en medio de la pura aventura, dada su condición de extraño en un mundo que le supera o le resulta ridículo. A todos los demás personajes es él el que les parece ridículo, salvo cuando les permite ganar batallas con sus ocurrencias. Y el lector disfruta un poco de este juego de equivocaciones".

"La historia se complica cada vez más"

La estrella de la mañana es un nada disimulado homenaje a La Estrella de la muerte (Star Wars), una nave de destrucción masiva, a la que se enfrenta Torrezno en esta aventura de la que Valenzuela asegura que: "No me veo capaz de resumir nada. El capitán Torrezno sigue adentrándose en los entresijos del micromundo, descubriéndolo y a la vez modificándolo, casi siempre involuntariamente. Yo no veo gran evolución entre una parte de la saga y otra, ni siquiera entre un tomo y otro. Simplemente la historia se complica cada vez más, a medida que entran nuevos elementos".

"Supongo que junto con el cuarto tomo, Extramuros, es el más movido y entretenido -asegura Valenzuela-. Aquí hay también un elemento un poco claustrofóbico porque toda la acción se desarrolla en un escenario cerrado, esa seudo estrella de la muerte que dices, así que es una aventura siempre mezclada con sorpresas, coincidencias, etc. Pero es el tono habitual de la serie, hacer de la aventura una especie de vodevil improbable, o hacer de la épica un folletín, y del humor algo así como el ritmo de base, un diapasón que lo puntúa todo".

El humor siempre está presente en la historia, pero Santiago no cree que cobre mayor protagonismo que en otros capítulos: "No creo. Lo único que pasa es que en el tomo anterior se replanteaban algunas cosas, se volvía a contar la historia de la creación del micromundo desde un punto de vista algo diferente, y ello exigía un poco de lentitud, de devaneos discursivos. Pero todo eso yo lo hago o intento hacerlo con humor. Depende un poco del espectro humorístico del lector el que sea percibido como tal. Yo siempre hago lo mismo, con total seriedad y a la vez sin dejar pasar jamás la oportunidad de reírme".

"El capitán Torrezno tiene cuerda para rato"

Una obra fascinante que Valenzuela tiene planificada a la perfección: "Tengo cuerda para rato. Ahora estoy trabajando en el nuevo tomo, que junto con los tres que le siguen, y que tengo ya bastante ordenados y cerrados a nivel de guión, es una especie de progresión hacia un primer clímax de la historia, el primer final por así decirlo, que es el fin del micromundo propiamente dicho, la destrucción del sótano que lo aloja por una explosión de gas en el vecindario. Pero el fin del micromundo no es el de sus habitantes, que seguirán sus peripecias fuera, incrustados en el mundo real".

La estrella de la mañana es el capítulo de la saga donde Valenzuela se permite mayores experimentos gráficos y narrativos, jugando con las composición de las páginas: "Bueno, es algo que no suelo hacer, y de hecho en la serie del Torrezno casi nunca me había salido hasta ahora de las estructuras más clásicas -en otros libros sí, sobre todo en El lado amargo y en El gabinete del doctor Salgari-, pero esta vez, supongo que por la sobreabundancia de acción y sobre todo por ese escenario rígido del que hablaba, me pareció que era una buena oportunidad para meter esa pequeña torsión en el lenguaje y jugar con la forma de las viñetas, su sentido, etc. Y que de algún modo hasta los barrotes que dividen la página en viñetas participaran de esa acción, ese dinamismo".

Como a todos los autores que triunfan, a Valenzuela se le buscan influencias constantemente (Druillet, Ventura y Nieto...): "Todo eso de las influencias no veo que tenga mucho interés -asegura Santiago-. Si el que habla de ellas acierta es siempre superficialmente, y por mera aproximación. Todo el mundo está influido por todo el mundo, la originalidad es una superstición. En los tebeos que hago no sé muy bien qué papel puede tener Borges, que es un autor que me apasiona pero que poco tiene que ver con el universo del Torrezno, me temo. Ojalá tuviera más que ver. Sería un mejor tebeo".

"Yo al Torrezno lo veo como algo muy de cómic, así que las verdaderas influencias habría que buscarlas en los autores que me hicieron dedicarme a esto, empezando por Moebius. Lo de Druillet supongo que lo dicen por el barroquismo, por el abigarramiento, si es que no por la falta de pericia. Y lo de Ventura y Nieto porque creo -apenas los he leído- que abundan en juegos de palabras, con lo cual podrían citar a la mitad del gremio del humor".

Sus planes para la serie

En una época en la que los cómics pierden texto a favor de la narrativa visual, Torrezno mezcla a la perfección la parte literaria y la artística: Yo no tengo tan claro eso del texto. Nunca han tenido demasiado, y siempre ha habido excepciones de gente que metía unos rollos tremendos, yo entre ellos. La mitad de las veces sí que querría poder saltarme las viñetas rutinarias, y muchas cosas que son como planos de continuidad, en términos cinematográficos, y el tener que dibujar una y otra vez los mismos escenarios".

"Está claro que con el tiempo tendré que ir haciendo cosas como insertar textos o diálogos en algunos trozos, porque si no, no me va a dar tiempo a acabar la historia. Pero no se me ocurriría -o no se me ocurre por el momento- hacer un Torrezno puramente literario, sin apoyo visual. Escribo muchas cosas que no van destinadas a ningún cómic, pero el Torrezno, como decía, me parece en muchos sentidos quintaesencialmente comiquero, su humor, su fantasía y su condición aventurera son para las viñetas".

Santiago nos ha avanzado sus planes para el siguiente volumen de la colección, el noveno: "El nuevo tomo será también bastante voluminoso, quizá más largo aún que este último que ya es un buen mamotreto. Como decía antes espero liquidar una primera parte de la historia entre éste y los tres siguientes, así que las líneas narrativas se van a ir centrando progresivamente hasta converger casi del todo. Y también va a haber una unidad de espacio a partir de ahora, pues toda esta conclusión final del micromundo tendrá su centro en la torre de Babel, igual que los primeros 5 tomos se centraban en la ciudad de Deeneim, sede del santo DNI del Creador".

"Aparte de eso más de lo mismo: Torrezno va escalando puestos en la jerarquía y a poco que se descuide lo nombrarán Caudillo por la gracia de José Hilario, hay mucha batalla y el papel de los Técnicos se va aclarando poco a poco. Y vuelve a haber más elementos de la realidad exterior al sótano. O sea la nuestra".

Sin duda una de las obras más importantes de la historia del cómic español, por su calidad y su extensión, y que todavía nos reserva muchas sorpresas.