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Raúl Cancio pasea su cámara entre Madrid y Nueva York

  • En el libro 'Madrid&New York-Hasta siempre'
  • Premio Nacional de Periodismo en 1984
  • Prólogo de Alberto Ruiz-Gallardón y textos de Ángel del Río

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A la izda la Gran Vía desde la calle Isabel la Católica, a la dcha Flatiron Building
A la izda la Gran Vía desde la calle Isabel la Católica, a la dcha Flatiron Building

Raúl Cancio comenzo su carrera en el diario Pueblo en 1963. Fue fundador con Emilio Romero de El Imparcial. En 1989 se incorpora a El País, donde fue Redactor Jefe del Departamento de Fotografía.

Cancio fue subdirector del diario As y fundó, tras volver a El País, su Escuela de Periodismo, de la que es profesor de fotoperiodismo.

Entre otros galardones, ha recibido el Premio Nacional de Periodismo (1984) y el Premio Nacional de las Artes y las Ciencias (2004).

A primera vista puede parecer que no haya tantas semejanzas entre Nueva York y Madrid. El fotógrafo Raúl Cancio nos demuestra por segunda vez -este "Madrid&New York, hasta siempre, Semejanzas II" es su segundo tomo dedicado al tema: - que, como afirma en el prólogo del libro Alberto Ruiz-Gallardón, él es capaz de descubrirnos "conexiones que vinculan y hasta confunden mil rincones de nuestra ciudad y la de los rascacielos".

La mirada de Raúl Cancio en esta nueva entrega se centra -como dice José Luis Manzanares un perfil incluido también en las primeras páginas- "en las personas que ocupan y transitan dichas ciudades". En otras palabras, podemos afirmar que la presencia de gente haciendo cualquier cosa que se haga en una gran ciudad, en muchas instántantaneas, no en todas, "humaniza el reportaje" de Cancio.

Manzanares, como deja patente en sus texto, ha acompañado a Cancio más de un día por Madrid y Nueva York e incluso han llamado su atención sobre un detalle, una luz, un rincón. Casi mientras lo comentaban, él ya había captado la estampa.

Más filosófico y literario, el ministro de Justicia -que cita en su prólogo a Ilya Erhenburg, Julio Camba o Rimbaud- describe las imágenes como "momentos urgentes" sobre dos ciudades que "acaso sin saberlo, comparten más de lo que parece".

El libro cuenta además con varios textos de Ángel de Río, Cronista oficial de la Villa de Madrid, quien ha caminado también con Cancio por ambas urbes "sin saber quién es Quijote y quién Sancho". Esos textos son más bien una especie de diario del recorrido fotográfico de su amigo.

Calles, edificios, jardines y monumentos

En él nos cuenta cómo quedaron en una plaza, la plaza mayor de Madrid y llegaron a la Gran Army neoyorquina. Cómo miraron desde el suelo edificios emblemáticos, como el de Telefónica en Madrid y el de la Chrysler en Nueva York. Cómo se detuvieron ante un balcón de la calle del Pez y ante otro, situado en el Soho.

Cómo pasearon por parques, jardines y paseos arbolados. Y admiraron el monumento a Alfonso XII en el Retiro, "que podían ser las columnas y escalinatas de Penn Station".

Y cómo pasaron por museos silenciosos, y llegaron al viejo casino de Madrid donde encontraron similitudes con la Public Library que abandonaron para contemplar siempre desde el suelo cemento vertical: Torre Castellana y torres del 20 de la calle Dowtown.

Y descansaron en lugares de recreo: Chueca/Little Italy.

De todos esos lugares, Del Río, se queda, concluye, "con un atardecer en el paisaje del Palacio Real, junto a una instantánea bulliciosa de la calle 42 y una casa con la Estatua de la Libertad". Refiriéndose a ellas, cita a Ibsen que decía que "la belleza es un acuerdo entre el contenido y la forma"