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Obama y Romney reviven la 'pesadilla' de 2000

  • La posibilidad de que se repita el caso de Bush y Gore gana fuerza
  • Ohio se puede convertir en la nueva Florida en unas elecciones apretadísimas
  • Obama tenía margen para repetir la victoria de 2008 antes de los debates
  • El rebote de Romney le colocó en una posición similar a la de Bush en 2004

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Yo solía ser el próximo presidente de los Estados Unidos”. Esta frase ‘patentada’ por Al Gore pende en los últimos días por los cuarteles generales demócrata y republicano ante la posibilidad de que la odisea del voto en Florida en 2000 se repita doce años después en Ohio.

A una semana de las elecciones, las encuestas arrojan un resultado que puede endiablar aún más el ya polarizado panorama político estadounidense: un congreso dividido en dos (la Cámara de Representantes en manos republicanas, el Senado, con los demócratas) y unas presidenciales divididas también en dos ( Barack Obama vencedor en los votos del colegio electoral; Mitt Romney en número de votos a nivel nacional).

El resultado sería una ironía del destino: el Partido Republicano caería en los mismos argumentos que los demócratas usaron doce años antes cuando Bush se impuso a Gore por unas papeletas en Florida pese a tener medio millón de votos menos.

Creo que hay una posibilidad de 50-50 o más”, aseguraba al Washington Post Mark McKinnon, antiguo estratega político de George W. Bush.

“Si las elecciones se celebrasen mañana no sería solo una posibilidad; sería real”, añadía al mismo medio William A. Ganston, experto de la Brookings Institution y exasesor de Bill Clinton.

La política, espejo de la economía

En el otro lado, Barack Obama haría historia por segunda vez, aunque por motivos mucho menos honrosos que ser el primer presidente afroamericano: se convertiría en el primer inquilino de la Casa Blanca que no gana su reelección en voto popular.

De hecho, con Obama se rompería una tendencia observada en los periodos electorales estadounidenses: mientras los presidentes que consiguen la reelección ganan más apoyos que en sus primeros comicios (así lo hicieron Nixon, Reagan, Clinton y Bush), los que no la logran pierden de manera estrepitosa tanto en voto popular como en el colegio electoral (véase George H. Bush y Jimmy Carter).

La peculiar situación económica que vive Estados Unidos puede ser un reflejo del ‘corazón partido’ de sus ciudadanos: si bien el nivel de desempleo está muy alto y la economía no termina de arrancar; la situación relativa de la primera potencia mundial respecto a sus socios europeos es bastante mejor y el colapso financiero de 2008 que heredó Obama parece haberse superado de manera definitiva.

El dilema del colegio electoral

El llamado colegio electoral está establecido por la Constitución de Estados Unidos y es un cuerpo de 538 compromisarios encargados de elegir al presidente en todo un ejemplo de elección indirecta (los estadounidenses no eligen a su jefe de estado sino a los representantes que lo escogerán, tanto a él como a su vicepresidente).

El número de compromisarios de cada estado va cambiando cada cuatro años en función de la evolución de su población pero eso no elimina el riesgo de que un candidato tenga más representación en el colegio electoral pese a tener menos votos, dado que basta con lograr un voto más en un estado para hacerse con todos sus representantes

Esto hace que las modernas campañas se centren más en los llamados ‘estados clave’, donde ganar por la mínima puede dar mucho más rendimiento que sacar más ventaja de votos en otros estados más poblados pero ya ‘asignados’ a uno u otro bando, como pasa con Nueva York y California en el caso de los demócratas y Texas y los estados del sur con los republicanos.

Hace doce años, esta dinámica llevó a una situación que puso en jaque las bases mismas del sistema electoral estadounidenses: Al Gore logró una victoria por la mínima sobre George W. Bush, pero éste se anotó la victoria en todo el país gracias a las polémicas 500 papeletas de más que consiguió en Florida.

Primer escenario: Obama 271- Romney 267 (Bush contra Gore)

En 2012, ese estado puede ser Ohio, donde los sondeos colocan a Obama con una ventaja en torno a los dos puntos, pese a que a nivel nacional pierde unas décimas respecto a Romney.

El estado del colegio electoral a una semana de los comicios sigue reflejando una ventaja clara para el presidente, que con 237 votos probables o seguros frente a los 201 de Romney, solo tiene que asegurarse el llamado ‘frente del centro’ para cerrar su continuidad en la Casa Blanca.

Así, si Obama confirma lo que dicen las encuestas de los estados, podría cerrar una victoria por la mínima de 271 votos frente a 267 de Romney si consigue Ohio, Iowa y Wisconsin, tres estados con un electorado similar (blanco de clase obrera) que tiene mejor actitud hacia el presidente que el resto de los blancos del país por el plan de rescate de los gigantes de la automoción, al que Romney se opuso ferozmente.

Más aún, Obama podría contar con otro ‘colchón’ de diez votos si mantiene la ventaja en los pequeños estados de Nevada y Nuevo Hampshire, lo que le acercaría más a la victoria de Bush frente a Kerry que a la que consiguió el expresidente contra Gore.

Segundo escenario: Obama 347- Romney 191 ( Obama contra McCain)

Sin embargo, lo que ve el candidato demócrata alejarse casi definitivamente es una victoria como la que consiguió sobre McCain en 2008, cuando con casi siete puntos de ventaja en voto popular se hizo con 365 votos en el colegio electoral, casi 200 más que su rival.

Antes de los debates, las encuestas le colocaban en una posición cercana, con más de cuatro puntos de distancia y la victoria en todos los estados clave, incluida la difícil Carolina del Norte.

Ese escenario –que aún no se puede descartar porque Romney no tiene una ventaja superior a los cinco puntos en ninguno de esos estados- le colocaba con 347 votos frente a 191 de su rival, que solo conseguiría mejorar en Indiana, que Obama ganó por apenas una décima en 2008.

El candidato demócrata sigue bien situado en Colorado y Virginia, donde los sondeos le dan un empate casi total con Romney, pero parece que ha perdido  fuelle en el estado clave de Florida, que con 29 votos se antoja fundamental para las aspiraciones presidenciales de su rival republicano.

Tercer escenario: Romney 281- Obama 257 ( Bush contra Kerry)

Por su parte, tras su victoria en el primer debate de Denver y mantener el tipo en los dos siguientes, donde Obama ganó a los puntos, el líder republicano ha visto cómo en los últimos días su rebote en los sondeos se ha estabilizado, lo que le privaría de su meta más inmediata: repetir el resultado de 2004, donde Bush ganó a Kerry por 2,5 puntos y se hizo con Ohio en el último momento.

El mapa de Romney pasa por asegurarse Florida, Carolina del Norte y Virginia, las ‘joyas’ del sur, y remontar los dos puntos que le separan de la victoria en Ohio. Sus asesores cuentan con que, si esto se produce, la victoria en Iowa, un estado con muchas similitudes y donde la carrera está incluso más reñida, sería un hecho.

Con esos dos estados no tendría que preocuparse ni por ganar en Wisconsin, un estado tradicionalmente demócrata, ni por los cuatro votos de Nuevo Hampshire, donde Romney tiene vínculos directos por pasar allí sus vacaciones de verano.

Todos los caminos llevan a Ohio

Pero, ¿puede cualquiera de los candidatos ganar sin Ohio? Es improbable, pero Obama lo tiene más fácil que Romney en este caso extremo.

Si el demócrata mantiene Iowa y Nuevo Hampshire y gana los estados del oeste de Colorado y Nevada vencería por 272 votos a 266 pese a perder en Ohio, Virginia y Florida, los tres estados con más peso.

En total,  a Obama le basta con ganar en cinco de los ocho de los estados clave que quedarían en juego (Wisconsin, Iowa, Nuevo Hampshire, Colorado y Nevada).

Mientras, sin Ohio Romney tendría que ganar siete de ocho (Florida, Virginia, Carolina del Norte, Nuevo Hampshire, Iowa, Colorado y Nevada) para vencer por 273 votos frente a 265.

El último escenario: empate total

Por último, existe una última opción, improbable pero no imposible: que ambos empaten a 269 votos en el colegio electoral.

En este escenario, Obama conseguiría anotarse Virginia y Colorado pese a perder Ohio, pero Romney aprovecharía su tirón en Nuevo Hampshire y daría la sorpresa en Nevada.

Y entonces, ¿qué pasaría?  Una Cámara de Representantes de probable mayoría republicana votaría a un presidente y elegiría a Romney, con el consiguiente ‘mosqueo’ demócrata si Obama consiguió más votos. Pero eso sería, definitivamente, otra historia.