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Fernando Iwasaki publica 'Papel carbón', sus primeros relatos escritos entre los 22 y los 32 años

  • Incluye cuentos de terror, fantásticos, policíacos, históricos y taurinos
  • Escritos a máquina, entre 1983 y 1993, entre Lima y Sevilla

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Fernando Iwasaki (Lima, 1961) es un conversador amable y acogedor. Tanto como el saloncito de la editorial Páginas de Espuma que tiene el encanto de un viejo piso de Madrid que es al mismo tiempo hogar y oficina y donde conversamos sobre Papel Carbón, este lunes, con la compañía de fondo de un canario. Sospecho que es hembra porque sus trinos no se alargan, pero desde hace un rato pía y pía. Parece que le gusta recibir invitados...

Como esta casa, los cuentos que ahora publica este escritor que no tomó conciencia de la importancia de apellidarse Iwasaki -apellido de sus antepasados japoneses- hasta llegar a España, nos remiten a otra época, finales de los ochenta y la década de los 90 del siglo pasado. Y esos relatos escritos entre los 22 y los 32 años nos hablan de aquel tiempo y desde él también de otros pasados más remotos. Como los precolombinos a los que viaja el extravagante y profesor Denegri -protagonista del cuento 'El tiempo del mito'- a través de rituales esotéricos.

O el tiempo de la infancia que en todas las latitudes está habitado por monstruos y criaturas demoníacas revividos por sirvientas. "Las chachas nos contaban historias terribles", relata. Ese recuerdo queda perfectamente plasmado en el cuento 'Tres noches de corbata' en el que una sirvienta aterroriza a un niño contándole historias del Chullachaqui, un demonio que se acerca tocando un tamborcito "mientras vueltas te da para matarte, diosito ¡qué terror!", como afirma esa sirvienta en ese texto en que la tensión crece línea a línea.

Terror, toreros, abuelos, selva y erotismo

El minucioso trabajo de reconstruir el habla popular, "la voz de los personajes" está presente también en otros relatos, donde se recrea el castellano de tiempos del virreinato, el acento sevillano o el idioma taurino,  un lenguaje que Iwasaki admira y que aprendió, reconoce, más en las crónicas de Joaquín Vidal en El País que en los ruedos.

Además encontramos en estos relatos muchos otros  temas. Como el del encuentro y desencuentro entre generaciones.  El abuelo de 'La otra  batalla del Ayacucho' se marcha de de este mundo decepcionado porque su nieto no quiere jugar con  sus soldaditos de plomo porque no tienen espada láser, mientras que el  de 'El sendero de los durmientes' se convierte en un héroe inmortal para  el suyo.

Sorprende la variedad de temas.  Pasando una página, pasamos de la selva peruana ("ocupa la mayor parte del país" y una parte no desdeñable del libro), a la habitación de una niña que sufre terrores nocturnos, a la de su madre igualmente aquejada de pesadilla, o un aula donde otro profesor cae en las redes de una sensual adolescente llamada Erde ("tierra en alemán), cuyos ojos cambian de color. Un relato este último que mezcla el erotismo y el terror.

Este libro responde, explica Iwaskaki, a una época "en la que acumulaba los cuentos que escribía y después decidía si tenía el número suficiente para publicarlos en un volumen". Ahora, nos cuenta, ya no le interesa este método de creación y planifica antes la temática que tendrá un libro de cuentos. Así por ejemplo obras posteriores como Ajuar funerario (2004), una colección de cuentos centrados en el terror donde desarrolló algunos temas ya apuntados en los primeros cuentos de juventud.

Cuentos escritos a máquina

 Los cuentos aquí publicados son realmente dos libros en uno. Tres noches de corbata -que da título a ese cuento y al primer libro publicado originalmente en Lima en 1987- y A Troya, Helena que vió la luz por primera vez en Bilbao, en 1993.

Fueron pequeñas ediciones y como Iwasaki entregó en su día los manuscritos originales, sólo conservaba de estos cuentos que llama "predigitales", la copia en papel carbón. Un procedimiento de otro tiempo del queda memoria -como cuenta Iwasaki en el prólogo de este libro- en el CC (Carbon Copy) de nuestros programas de correo electrónico.

Con esta edición cuidada y definitiva por parte de Páginas de Espuma, estos cuentos adquieren por fin según su autor "carta de ciudadanía".  Ha respetado hasta la última coma y no ha querido mejorarlos ni cambiarlos sino verlos desde la distancia y juzgarlos "como lo hago con el trabajo de los escritores noveles".

España, país de "encarnizada división"

Hablamos también con Fernando Iwasaki de la situación política y social de España, el país donde ha vivido en los últimos 23 años y en el que se siente plenamente integrado. Formó parte de la Plataforma Basta Ya,  ha votado en el pasado tanto al PSOE como al PP, se siente muy cercano a las ideas de Fernando Savater y actualmente milita en UPyD donde ha encontrado con otros escritores como Álvaro Pombo.

El escritor percibe la tensión política reflejada también en la calle y la achaca a "la encarnizada división del espectro político español" donde parece "imposible tender puentes" entre distintas tendencias. Algo que compara con el enfrentamiento que se da entre los seguidores de diferentes equipos futbolísticos.