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Julia Gutiérrez Caba, Premio Max de honor: 'No me apetece hacer teatro, requiere mucha dedicación'

  • Recibirá en abril el Premio Max de Honor por 60 años de carrera
  • Le gustaría aún hacer un musical o hacer cine con Almodóvar
  • A sus 80 años, disfruta de las "cosas sencillas de la vida"
  • Esta tarde, en 'El ojo crítico' de RNE

Por
JULIA GUTIÉRREZ CABA, PREMIO MAX DE HONOR
La actriz Julia Gutiérrez Caba, que ha sido galardonada con el Max de Honor 2012, durante una entrevista con Efe.

Una brillante carrera

Julia Gutiérrez Caba (Madrid, 1932) ha sido galardonada con el Max de Honor 2012, un premio que recibirá el día 30 de abril por una vida entera dedicada a la interpretación, una intachable carrera, su vinculación constante al teatro y sólido bagaje en el cine y la televisión y su amplio registro.

Gutiérrez Caba, que ha interpretado más de 50 obras de teatro en sus seis décadas de profesión, pertenece a la cuarta generación de una saga iniciada por el intérprete de zarzuela Pascual Alba Sors en el siglo XIX.

Hija de los actores Emilio Gutiérrez e Irene Caba Alba; sobrina de Julia Caba Alba y hermana de Irene y Emilio Gutiérrez Caba, en 1951 hizo su debut en escena como meritoria en la obra "Mariquilla terremoto", de la compañía Catalina Bárcena.

Muy pronto se convertiría en una prestigiosa actriz teatral, comenzando así una larga y firme trayectoria en el mundo de la interpretación.

A lo largo de su carrera ha representado obras de Miguel Mihura, Jacinto Benavente, Alfonso Paso, Antonio Gala, Juan José Alonso Millán, Santiago Moncada, Adolfo Marsillach, Agatha Christie, Bernard Shaw, Eugene O'Neill y Anton Chejov, entre otros

Entre los trabajos en los que ha mostrado su característica sobriedad destacan "Las entretenidas" (1962), "A Electra le sienta bien el luto" (1965), "Flor de Cactus" (1966), "Luz de gas" (1967), "Cuarenta quilates" (1970), "La profesión de la señora Warren" (1973), "Las tres gracias de la casa de enfrente" (1975), "Petra Regalada" (1980) o "El jardín de los cerezos" (1986). En 1970 cr

Por sus venas palpitan cuatro generaciones de tablas y se lo acaban de reconocer con el Max de Honor, pero a Julia Gutiérrez Caba no le apetece "nada" subirse otra vez a un escenario, a pesar de que su teléfono no pare con ofertas de teatro, que no de cine o televisión. "Eso sí que me gustaría", admite.

"El teatro es mi vida pero requiere mucha dedicación y disciplina y estoy perezosa y poco motivada", asegura en una entrevista con Efe a propósito del Premio Max de Honor, una distinción que recibe feliz y encantada porque "es el oficio de la familia", la profesión que han ido "heredando" desde que su bisabuelo la adoptara.

A sus 80 años de edad, y 61 de profesión no le falta prácticamente ningún galardón -del Nacional de Teatro a un Goya- pero casi le parece la consecuencia natural de haberse empleado con todas sus energías y sacrificio a "la profesión".

"Hubo una época -recuerda- en que hacía dos funciones y al terminar la segunda me ponía a ensayar la siguiente. Terminaba a las tres de la mañana y dos horas después estaba rodando con Bardem. Uff, qué palizas, me mareaba y todo, pero así era la vida".

No grabará más 'Aguila Roja'

Su familia, los "kennedy" del teatro español por el prestigio mantenido de su apellido, no tiene "más mérito", dice, que haberse dedicado de "forma gremial y artesanal" a lo que les ha gustado siempre "y a haberse casado con actores", como ella misma, viuda de Manuel Collado Alvárez (1921-2009). La inició Pascual Alba hace 150 años, siguieron sus hijas Irene y Julia, y luego su nieta Irene Caba Alba,

"El teatro -su última obra fue 'Madame Raquin', en 2002- es una obligación, es no tener otra vida más que las funciones. A veces me preguntan que por qué no he hecho más cine y la respuesta es porque no me han necesitado. Yo no he perseguido nunca a nadie, ni profesional ni personalmente. Si te necesitan o te conocen ya te llamarán".

El cine y la televisión le parecen "mejores" ahora porque, argumenta, "un día grabas y al siguiente te repones" A pesar de ello, anuncia, ha decidido que no grabará más episodios de la exitosa serie "Águila roja", porque con lo que ha hecho, dice, "ya ha estado bien".

En el cine no quiere dar nombres de con quién le gustaría o le habría gustado trabajar pero cuando se le menciona a Pedro Almodóvar se ríe y admite que "eso sí sería una experiencia, algo divertido".

Miembro ilustre también del "gotha" de las actrices que tienen un pacto con el diablo en la cara y el tipo pero, sobre todo, en la cabeza, Gutiérrez-Caba asegura que no hace "nada especial" para conservar su energía, quizá estar con gente joven, como su sobrina nieta, la "heredera" de la saga, Irene Escolar.

"Nuestro oficio tiene la ventaja añadida de que trabajamos mucho con jóvenes y eso proporciona una 'actualización' interesante. Me hace gracia que tengamos criterios tan diferentes", dice.

Cree que debe su singular voz, envolvente como la vibración de un diapasón, a que en su familia "todos han cantado y los tonos se aprenden". Precisamente eso, cantar, y además bailar, es la "espinita" que le queda en su prodigiosa carrera y eso que "hace poco" le ofrecieron protagonizar un musical, un proyecto del que tampoco quiere dar más detalles.

Le gusta ir al teatro y al cine -"muchísimo"-, caminar y "releer" libros que disfrutó hace tiempo y ver películas antiguas en televisión. "Las cosas sencillas de la vida", resume.