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Las monarquías árabes abandonan a Asad mientras la represión se extiende a otra ciudad

  • Arabia Saudí, Kuwait y Baréin anuncian la retirada de sus embajadores
  • Asad releva al ministro de Defensa a petición de los manifestantes
  • El ejército entra en la ciudad de Maret Noman 

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La represión siria llega a Maret Noman

Las monarquías del Golfo han incrementado la presión diplomática sobre el régimen sirio al anunciar Arabia Saudí, Kuwait y Baréin que llamarán a consultas a sus embajadores en Damasco en protesta por la represión sangrienta contra los manifestantes prodemocráticos mientras el ejército sirio prosigue su ofensiva y el Gobierno ha anunciado el relevo del ministro de Defensa.

El fuego lo ha abierto la monarquía saudí, principal potencia del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que agrupa a las monarquías árabes y que se ha erigido como un importante bloque para calmar la oleada de revueltas en el mundo árabe.

Tras meses de silencio y negociaciones para convencer a Asad que frene la represión, el rey Abdalá ha roto la tradicional discreción de la diplomacia saudí y ha enviado un comunicado al presidente sirio para que "pare su máquina de matar" y ha advertido de que "la monarquía no puede de ninguna manera aceptar lo que está pasando en Siria".

"Arabia Saudí hace frente a su responsabilidad histórica de pedir a sus hermanos que paren la máquina de matar y el derramamiento de snagre antes de que sea demasiado tarde", dice el monarca en la nota y ha pedido a Damasco que aplique "reformas globales y rápidas".

"Siria no tiene más que dos opciones para su futuro: optar voluntariamente por la sabiduría o empantanarse en el caos y la violencia", ha añadido el rey, que habría tomado la decisión de llamar a consultas a su embajador después del fracaso de sus contactos con Asad para lograr un cese de la violencia, según el periódico saudí Al-Watan.

Ofensiva diplomática

Posteriormente se han sumado a la iniciativa Kuwait y Baréin, países muy cercanos a Riad.

"Nadie puede aceptar este derramamiento de sangre. La opción  militar debe cesar", ha asegurado el jefe de la diplomacia de Kuwait,  Mohamed al-Sabah.

"Hemos decidido llamar a nuestro embajador a  consultas y subrayamos la importancia de actuar sabiamente", ha  declarado en Twitter el ministro de Exteriores de Baréin, un país que  paradójicamente reprimió con violencia las revueltas prodemocráticas  ocurridas a comienzos de año.

En esa ocasión, el CCG cerró  filas en torno a su estado miembro y tropas saudíes acudieron para  imponer el toque de queda, que desató una oleada de detenciones.

Ahora,  sin embargo, las monarquías del golfo dan la espalda a Siria comandados  por Arabia Saudí y animados por la defensa de la mayoría suní del país,  que está dirigida por la secta alauí a la que pertenecen los Asad.

Difíciles relaciones

Riad y Damasco siempre han mantenido relaciones difíciles, que se habían deteriorado después del asesinato en 2005 del exprimer ministro libanés, Rafik Hariri, un cercano al reino saudí.

El hijo de Rafik Hariri, Saad, también exprimer ministro y ahora en la oposición, ha denunciado en un comunicado "el silencio árabe", agregando que "no podemos en el Líbano, cualesquiera sean las circunstancias, estar en silencio".

El pasado sábado las monarquías del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que están lideradas por Arabia Saudí,  pidieron a Asad que detuviese el "baño de sangre".

El domingo la Liga Árabe pidió por primera vez el fin de la represión sangrienta del régimen.

Jordania, que limita con Siria y Arabia Saudí, también encuentra "alarmante" la situación en Siria,  y ha expresado la esperanza de "reformas para sacar al país del callejón sin salida".

Estados Unidos se ha mostrado "muy animado" por los posicionamientos tomados por los países árabes este fin de semana.

Cese del ministro de Defensa

En un intento por calmar a la opinión pública, Asad ha anunciado el cese del ministro de Defensa, Ali Habib, que será sustituido por su jefe de gabinete, Daoud Rajha.

"Este nombramiento se produce en el contexto de los cambios en las más altas esferas ddel Estado decididos tras los encuentros mantenidos por el presidente Asad con representantes de los habitantes" de las ciudades tomadas por las revueltas, según ha explicado la televisión públicia siria.

El exministro de Defensa se encontraría "enfermo desde hace cierto tiempo y su estado de salud se ha agravado recientemente", añade la televisión. Habib es uno de los altos cargos de Asad que ha sido sancionado por la Unión Europea por la represión sangrienta.

Nuevo objetivo de la represión

Mientras, el Ejército sirio sigue su ofensiva y ha entrado en Maret Noman, en la provincia de Idleb (norte), bloqueando los accesos a la población, al mismo tiempo que siguen los disparos de artillería pesada en Deir al Zur (noreste), según grupos opositores.

La oposición ha denunciado que desde las 09.00 hora local (08.00 hora peninsular española) el Ejército está llevando a cabo una campaña de incursiones en casas y arrestos indiscriminados en toda la ciudad.

Los Comités de Coordinación no han podido dar cifras exactas del número de detenidos a causa del toque de queda impuesto por las fuerzas de seguridad.

Mientras, decenas de ciudadanos han salido a las calles de Maret Noman para oponerse a la entrada del Ejército y exigir la caída de Al Asad.

En la ciudad de Deir al Zur, donde el pasado domingo fallecieron decenas de personas, siguen los disparos de artillería pesada, y el grupo opositor Revolución Siria informó de que nuevos vehículos blindados han entrado esta mañana en la población.

La electricidad, el agua y las comunicaciones en Deir al Zur siguen cortados y continúan las incursiones y las detenciones de ciudadanos, según la oposición.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos calcula que han fallecido al menos 1.686 civiles y 401 efectivos de las fuerzas de seguridad desde el inicio de la revuelta popular el pasado mes de marzo.