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Lagarde, la europea más anglosajona al frente del FMI

  • La ministra de Economía gala desarrolló su carrera en EE.UU.
  • Fue la primera mujer en ocupar la cartera de Economía en Francia
  • Su papel en la crisis financiera y en el G-20 ha sido elogiado

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Lagarde, junto a Strauss-Kahn en un acto en París.
Lagarde, junto a Strauss-Kahn en un acto en París.

La francesa Christine Lagarde, nueva directora del FMI tras la vacante producida por la dimisión de Dominique Strauss-Kahn, se ha alzado con apoyos dentro y fuera de su país por su sólida carrera profesional y su liderazgo en el G20 y en la gestión de la crisis del euro.

La ministra francesa de Economía y Finanzas llegaría al Fondo Monetario Internacional (FMI) tras una larga trayectoria profesional en EE.UU. dentro del gabinete Baker&McKenzie, en el que comenzó a trabajar primero en su delegación parisina como abogada asociada en 1981, y del que en 1999 fue elegida presidenta de su comité ejecutivo mundial.

En 2004 se alzó como presidenta del comité estratégico mundial, y abandonó esa labor un año después para entrar en el Gobierno del entonces presidente francés, Jacques Chirac, como ministra delegada de Comercio Exterior.

Feliz en EE.UU.

"Dejé hace seis años y medio mi feliz vida profesional estadounidense para ponerme al servicio del país", declaró a mediados de este mes para dejar claras sus motivaciones a la hora de incorporarse a la vida política.

Con esa declaración buscaba también alejarse de un asunto que amenaza con manchar su currículum, el supuesto abuso de autoridad cometido en la indemnización al empresario Bernard Tapie por la venta de Adidas en 1992, y sobre el que la Fiscalía francesa ha pedido la apertura de un procedimiento contra ella para investigarlo.

Se trataba de uno de los pocos peros que podían frenarla en la carrera abierta para suceder a Strauss-Kahn al frente del FMI, y para la que cuenta con el apoyo, entre otros, de los tres pesos pesados de la Unión Europea (UE): Francia, Reino Unido y Alemania, y la oposición de naciones emergentes, a las que finalmente ha convencido tras una apretada gira internacional.

Carrera meteórica

Con 55 años, Lagarde, abogada de profesión y madre de dos hijos,  se convierte en la primera mujer en acceder a la dirección del FMI, de la misma manera en que en su día fue la primera ministra de Economía y Finanzas de un país miembro del Grupo de los Siete países más industrializados (G-7).

A ese cargo llegó en junio de 2007 tras un breve paso como ministra de Agricultura y Pesca a principios del mandato del presidente Nicolas Sarkozy, y sus defensores subrayan su longevidad en un departamento, el de Finanzas, que en los siete años precedentes vio pasar varios titulares.

De ella se alaba también su perfecto dominio del inglés y su trabajo en la gestión de la crisis económica y financiera iniciada en 2008, tiempo en que se ha forjado su reputación, así como durante la presidencia de turno francesa del G-20 (Grupo de países desarrollados y emergentes), cargo que ocupará Francia hasta finales del próximo noviembre.

La controversia sobre el empresario y ex ministro socialista Tapie podría penalizarla, pero cuenta entre otros con el apoyo de Sarkozy, que cuando saltó el caso este mes dijo de ella que "es una mujer destacable",  que cuenta con toda su confianza.

En 2009 Lagarde ocupó el puesto 17 en la lista de las mujeres más poderosas del planeta elaborada por la revista Forbes, y la quinta de entre las mujeres de negocio europeas realizada por el Wall Street Journal, y ese mismo año el Financial Times le otorgó el título de mejor ministra de Finanzas de la UE.