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Erdogan lucha por revalidar su mandato en las elecciones generales turcas

  • Sería el tercer mandato del primer ministro turco, el favorito en los sondeos 
  • Su gran baza es la bonanza economía, pero en contra tiene el terrorismo

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Cierre de campaña en las elecciones generales turcas que se celebran este domingo

Todas las predicciones apuntan a la victoria electoral del Partido de la Justicia y el Desarrollo, AKP, del primer ministro Recep Tayyip Erdogan en las legislativas del domingo 13 de junio. Los últimos sondeos  dan a este partido de raíces islamistas, entre un 47 y un 50% en intención de voto.

Desde su llegada al gobierno a finales de 2002 y tras revalidar su mayoría en 2007 Erdogan goza de gran apoyo,  especialmente en las zonas rurales del centro, un apoyo que se ha ido consolidando en este último mandato.

El programa En Portada (Más allá del turbán) comprobó, hace ya cuatro años cuando el país atravesaba una de sus peores crisis políticas, esta adhesión mayoritaria en zonas rurales del centro, como en Konia. Unas simpatías logradas, sobre todo, por las reformas en el sistema de la seguridad social y la atención a los sectores tradicionalmente menos favorecidos.

Tras una agresiva campaña electoral en la que, la filtración de comprometidos vídeos de carácter sexual  de miembros del Partido de Acción Nacional (ultraderechista) ha ocasionado la dimisión de varios de sus altos cargos, Erdogan conseguía alzarse como favorito frente a su principal rival, el partido de la oposición,  el partido republicano del pueblo (CHP).

A favor, la economía 

Su gran baza es la economía, una gran bonanza en el país que goza del mayor crecimiento experimentado dentro del grupo del G-20, con un sector industrial en alza y sin que le haya afectado la crisis inmobiliaria que  tanto daño ha  hecho a algunos países europeos como España, aunque la gran asignatura pendiente del paro sigue dando dolores de cabeza a los actuales gobernantes.

Además de la buena marcha económica, al partido de Erdogan le favorece el actual sistema electoral basado en la proporcionalidad a partir de la ley d,Hondt  lo que hace que para obtener un diputado en Estambul sean necesarios 108.000 votos mientras que en las zonas rurales del centro, donde Erdogan tiene su feudo, solo se necesiten 30.000, además de la barrera del 10% de votos a nivel nacional necesaria para poder optar al reparto de escaños.

Esta condición del 10% ha sido un gran obstáculo para la aparición de partidos prokurdos en la Asamblea, pero también ha contribuido a la caída de los partidos tradicionales de centro izquierda y centro derecha, favoreciendo tan solo a los mayoritarios.

El BPD (Partido de la Paz y la Democracia) pro-kurdo se ha presentado para estas elecciones en coalición con otros partidos de izquierda para poder sortear esta barrera. La prestigiosa Layla Zana, podría volver a sentarse en el Parlamento, después de 17 años, su partido es el más apoyado en el Kurdistán.

En contra, el problema kurdo

El país situado entre Asia y Europa, parece haberse cansado de llamar a las puertas de la Unión Europea,  este asunto ha estado casi ausente en toda la campaña electoral.

Los fallidos intentos por formar parte del club europeo se han contrarrestado con un importante papel  en Oriente Medio,  convirtiendo a la doctrina de su partido (islam moderado) en un modelo a imitar por otros estados árabes que han dejado atrás las dictaduras.

Turquía intenta negociar el fin de la guerra en Libia. El jefe de la diplomacia de este país ha recibido a representantes de los dos bandos. El emisario de Gadafi es el número dos de Exteriores, el mismo que ayer se reunió con el primer ministro Griego, y que viajará a Malta en un intento por recabar apoyos en Europa.

Erdogan no ha conseguido cerrar la página de los tres capítulos más espinosos de este país, Chipre, la cuestión armenia y los kurdos. Aunque Erdogan dio unos primeros pasos en esta última cuestión, el problema kurdo, (como En Portada pudo también comprobar en su reportaje sobre Kurdistán el sueño kurdo, la pesadilla turca) permitiendo, por ejemplo, que se empezara a utilizar el idioma kurdo, sin que esto fuera un delito, los progresos han sido escasos. Políticos, escritores y periodistas siguen siendo encarcelados por sus apoyos a esta cuestión. La fuerza sigue imperando en la resolución del conflicto.

El reto, la reforma de la Constitución 

Si el partido de Erdogan logra un amplio margen de victoria como apuntan los sondeos, su primer paso será, según lo prometido, una reforma de la Constitución,  esta reforma daría paso a la primera Constitución civil, ya que la vigente data de los años 80 basada en los principios laicistas del kemalismo. Erdogan ha insistido en toda la campaña en este reto: promulgar una Constitución para el pueblo, que refuerce la justicia civil frente al poder de los militares, sus adversarios creen que con ella su partido pretende solo más poder.

El AKP se enfrenta también a otros retos externos, su papel estrella en el convulso mapa de Oriente Medio trae consigo grandes retos que deberá resolver como la masiva entrada de refugiados sirios que huyen de la represión de los últimos meses y que empiezan a agolparse en los campamentos turcos o las difíciles transiciones en los países que han protagonizado las recientes revoluciones.

Erdogan vuelve a jugarse su carisma en este previsible tercer mandato, en el que puede depositar nuevas ambiciones, quizás en un futuro… La presidencia del país.