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Un nuevo sistema online que rastrea y sitúa a los usuarios en el mapa sin su permiso

  • Investigadores chinos han creado un nuevo sistema de geolocalización
  • No requiere que los usuarios den su permiso expreso
  • Anunciantes y redes sociales pueden aprovechar esos datos para sus servicios

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El muñeco de Street View pasea por las calles de la ciudad.
El muñeco de Street View pasea por las calles de la ciudad.

Las técnicas de geolocalización permiten a algunas empresas de Internet adivinar dónde están ubicados físicamente los usuarios conectados a la Red para emplear esa información de las maneras más diversas.

Hasta ahora los usuarios mantenían cierta privacidad mientras usaban sus conexiones fijas como el ADSL o el cable –no tanto con el Wi-Fi– pero al menos podían elegir si revelar su posición en el mapa o no.

La nueva técnica ideada por unos investigadores de la universidad china de Chendu y publicada por New Scientist permite descubrir la localización de la persona con cierta precisión (unos cientos de metros) sin su permiso expreso.

El uso más habitual de las técnicas de geolocalización es filtrar la publicidad que se incluye en muchas páginas web: los anunciantes suelen preferir que su anuncio solo lo vean personas que estén ubicadas en donde hacen negocio (un país, provincia o ciudad) aunque las personas que visiten esas webs puedan provenir de cualquier lugar del globo.

Otras aplicaciones incluyen las redes sociales, algunas de las cuales emplean la información de geolocalización para situar sobre el mapa a los amigos y mostrar por donde andan, como en el caso del popular FourSquare, casi un juego, o Twitter, que cuenta con ello como opción.

También se usa la geolocalización para permitir a los usuarios acceder a ciertos contenidos o impedirles el acceso (debido a problemas de derechos de emisión o distribución entre países) o para añadir metainformación en las fotografías, de modo que las coordenadas del GPS de una cámara o teléfono móvil pueden añadirse a las fotos para que se sepa dónde fueron tomadas.

Cómo funciona la geolocalización de los PC caseros

Cada usuario de Internet se conecta a la Red con una 'dirección IP' o número de Internet que le asigna su proveedor de acceso. Conociendo ese número y cómo están asignados internacionalmente es relativamente fácil obtener una primera aproximación a la zona o país donde está el usuario.

Con algo más de trabajo se pueden ubicar las centrales telefónicas que asignan esos números, lo que proporciona información a nivel de ciudades/pueblos, casi a nivel de barrios.

Un lugar civilizado por donde haya pasado un coche de Google está perfectamente geolocalizado

Las empresas de telefonía móvil pueden geolocalizar teléfonos por sus llamadas de voz o conexiones de datos porque saben a qué estaciones base (esas pequeñas antenas que hay en lo alto de algunos edificios) están conectados los terminales; incluso por la diferencia de potencia con que se reciben las señales de diversas torres es posible afinar el cálculo a unos pocos metros de manera casi increíble.

Algunas empresas han ido un poco más allá: Google, por ejemplo, aprovechó los viajes que sus coches hacen por las ciudades tomando fotos para su callejero para escanear y guardar los identificadores de las redes wifi accesibles desde la calle.

Google bajo sospecha en España

De este modo creó una inmensa base de datos mundial en la que prácticamente cualquiera que esté en un lugar civilizado por donde haya pasado un coche de Google y use una red Wi-Fi (sea abierta o cerrada) está perfectamente geolocalizado en un radio de unos cien metros.

Afinando la mirilla

Los investigadores chinos han recurrido ahora a otra ingeniosa idea para afinar aun más las posibilidades de geolocalización.

Dado que se conocen las ubicaciones físicas de muchos proveedores, grandes empresas y organizaciones que proporcionan conexión, tales como universidades y similares (obtuvieron unos 76.000 puntos directamente de Google Maps) emplean un método parecido a la triangulación para averiguar dónde está un usuario determinado.

Partiendo de la dirección IP del usuario se le envía una señal o ping: comprobando cuánto tarda su ordenador en contestar a la señal se obtiene una primera aproximación.

A continuación se hace lo mismo con algunos servidores cercanos de la base de datos de sitios conocidos, para ver por qué puntos intermedios de la Red circulan los datos, lo que permite afinar el cálculo.

La ventaja de este sistema es que no es necesario que el usuario esté usando wifi

Mediante estas técnicas es posible localizar el servidor que según la base de datos histórica está más cerca del usuario, con un precisión de hasta unos cien metros, aunque como promedio las pruebas aciertan en un radio de unos 690 metros.

La ventaja de este sistema es que a diferencia del de Google y sus coches no es necesario que el usuario esté usando wifi: puede estar en una conexión fija convencional de ADSL.

Y tampoco requiere que haya autorizado al ordenador a compartir ningún tipo de información de geolocalización: con el dato básico de la IP numérica –que todo ordenador conectado ha de tener obligatoriamente– se puede afinar con una precisión de dos o tres calles en dónde se encuentra sobre el mapa.