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Japón estabiliza en la gravedad la crisis nuclear tras lanzar agua a un reactor y conectar otro

  • Japón lanza toneladas de agua con helicópteros y camiones cisterna
  • Consigue conectar a un cable eléctrico externo el reactor 2, que echa humo
  • El OIEA considera que la situación más preocupantes es la del reactor 4

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Japón lucha por enfriar Fukushima y evitar una catástrofe nuclear

La crisis nuclear en la central de Fukushima sigue siendo "muy seria" pero permanece "razonablemente estable" después de que las autoridades japonesas hayan logrado conectar un cable eléctrico al reactor 2 y hayan bombardeado toneladas de agua por primera vez para llenar las piscinas de combustible de la central a través de helicópteros y camiones cisterna militares.

"Las autoridades japonesas han informado al OIEA de que los ingenieros han sido capaces de conectar un cable externo a la red eléctrica de la unidad 2. La operación se completó a las 09:30 (hora peninsular española)",ha indicado el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).

Ahora la calve es que ese cable devuelva el flujo de energía a la central, sobre todo teniendo en cuenta que la empresa propietaria de la planta, Tokyo Electric Power  (Tepco), ha adelantado que se aprecia humo blanco o vapor saliendo de ese reactor.

El OIEA ha agregado que se pretende "volver a conectar la energía a la unidad 2,  una vez que el rociado de agua sobre el edificio del reactor de la unidad 3 se haya completado". La irrigación del reactor 3 se detuvo a las 12.09 hora española.

La agencia nuclear nipona ya había confirmado que tendrá que seguir tirando agua desde el aire el viernes al reactor 3,  ya que  desconoce si el agua ha cubierto totalmente el combustible tras la  operación de lanzamiento de agua de este jueves.

Agua desde el aire sobre Fukushima

Preocupa el reactor 4

Graham Andrew, asesor científico del director general del OIEA, Yukiya Amano, ha declarado a la prensa que la situación en el reactor 4 de la planta es la "de mayor preocupación", ya que no se sabe nada sobre el nivel de agua en las piscinas de combustible nuclear usado.

Hasta ahora, el que más preocupaba a Japón es el 3 porque su combustible contiene plutonio, más contaminante que el uranio. La piscina donde se acumulan las barras de combustible usadas podría haber quedado expuesta.

Japón afronta su peor crisis desde la II Segunda Guerra Mundial tras el terremoto de magnitud 9 y el devastador tsunami del pasado viernes.

Amano ha salido desde Viena rumbo a Tokio, donde llegará esta noche, ha reiterado que la situación es muy  seria y que le gustaría visitar la central de Fukushima para ver de  primera mano la situación.

Treinta toneladas

Durante la mañana del jueves, cuatro helicópteros militares han liberado  alrededor de 30 toneladas de agua, todas sobre el reactor 3. Además,  camiones cisterna militares han bombeado hacia la piscina después de que un equipo anterior  tuviese que retirarse por la alta radiación.

Los vehículos del Ejército, a diferencia de los otros, pueden arrojar agua a un objetivo sin necesidad de que los soldados se vean obligados a salir de la cabina, por lo que su seguridad sí queda garantizada al no exponerse a la radioactividad.

Otros cinco tanques del Ejército han sido enviados a  la central con 30 toneladas de agua. La principal preocupación es que  las barras de combustible del reactor 3, que es el contiene plutonio, se  fusionen.

El Gobierno ha explicado que la operación terrestre estaba prevista  para el miércoles, pero tuvo que ser suspendida por los altos niveles de  radiación registrados.

Radiaciones fatales

De hecho, desde Estados Unidos la Comisión  Regulatoria Nuclear (el máximo organismo de ese país en lo referente ha  energía nuclear) ha apuntado que la radiación que están recibiendo los trabajadores de la central es necesariamente letal. 

"Será muy difícil para los trabajadores acercarse a los reactores.  Las dosis que pueden experimentar serían potencialmente letales en un  corto período de tiempo". ha afirmado Gregory Jaczko, el jefe de la  comisión.

Un avión no tripulado Global Hawk de EE.UU. ha sobrevolado la central  y las autoridades japonesas usarán sus fotografías para evaluar la  situación.

Mientras, dentro del complejo, destruido por cuatro explosiones tras el seísmo de magnitud 9.0 que azotó el pasí el pasado viernes, los operarios con trajes de portección y con iluminación improvisada tratan de revisar lo que está pasando en los seis reactores de la central, trabajando en turnos más cortos para tratar de minimizar la radiación.

Sin cambios en la radiación

Varias horas después del lanzamiento de agua la radiactividad apenas había variado. Según ha informado la  compañía eléctrica que explota la planta, Tepco, la radiación está  en 3.000 microsievert por hora, muy por encima de los 1.000 a los que  puede estar expuesta una persona a lo largo de un año.

Estas operaciones se llevan a cabo para tratar de enfriar el combustible, que amenaza con provocar una peligrosa fusión en la central japonesa, después de varios días en los que los problemas se han ido agravando.

La Agencia de Seguridad Nuclear japonesa ha anunciado que a lo largo del día podría quedar reestablecido el suministro eléctrico a los reactores, lo que abriría la posibilidad a que vuelvan a funcionar los sistemas propios de refrigeración. En las últimas horas, los ingenieros han trabajado en la instalación de un nuevo cableado.

La crisis nuclear en la central de Fukushima ha provocado la evacuación de toda la población que vive a 20 kilómetros de la central, mientras los que viven entre los 20 y 30 kilómetros de la zona tienen orden de no salir de sus casas. Las autoridades han informado de que 28.000 personas más han sido evacuadas en las últimas horas, en principio de forma voluntaria.

Mientras, continúa el éxodo hacia el sur desde Tokio, a pesar de que las autoridades niponas insisten en que no existe riesgo para la salud.

Las autoridades de Corea del Sur han informado de la detección de niveles inusualmente altos de radiación en los viajeros que llegan desde Japón. Por otro lado, partículas radioactivas con niveles mínimos se dirigen hacia el este, hacia EE.UU., desde Fukushima.